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Vida natural

Cambio climático I

“Es demasiado tarde para ser pesimistas”

Desde un punto de vista más amplio, multidisciplinar y humanista, es el capitalismo salvaje -y no el dióxido de carbono- lo que ha permitido saltarse todas las normas y apoderarse de la economía global (desde los años 80) abocándonos a la destrucción y a una creciente desigualdad.

Parece que hemos planteado al revés la cuestión de la crisis del clima: El calentamiento global derivado en su mayor parte por las emisiones de CO2 es el síntoma y no la causa. La causa la debemos buscar en las acciones que el ser humano desarrolla sobre el planeta.

Y no hay que plantearlo desde el binomio error-culpa, sino de una manera realista y objetiva que plantee una solución global, al problemón que tenemos en todo lo alto.

El problema del clima es el resultado de varios factores que tienen que hacernos reflexionar sobre la manera que tenemos de vivir en el mundo. Es decir que el problema no es sólo que la temperatura del planeta suba. La cuestión es que el capitalismo genera un sinfín de problemas, y el mayor es que está en juego el propio mecanismo de sostenibilidad de la tierra.

Pero aún siendo esto lo definitivamente más grave -pues si la tierra no puede soportar la presión, la vida sobre ella se haría insostenible- desde el punto de vista humanista el capitalismo sin control ha ampliado la brecha entre ricos y pobres de tal manera que para muchos la vida se hará insostenible.

De los 7.500 millones de personas que hay en el mundo, más de 2.000 millones ganan menos de 1€ al día! ¿Se puede llamar a esto sostenibilidad? Es la mayor de las injusticias posibles.
Así el capitalismo salvaje que empuja en la dirección de la destrucción del clima y en la del empobrecimiento de las personas no solo no es la solución sino la causa principal del problema, y no es técnico, sino humano. Es un problema de comportamiento y de actitudes de un ser humano con dificultades.

Al cual hay que añadir la contaminación que, aunque no corresponde al clima, sí a la sobreproducción y el consumo.

Ante un cúmulo de problemas generados por la ambición desbocada de un reducido número de personas amparadas en un sistema económico que siendo destructor, inviable y perverso se nos ha presentado como el único posible e incluso positivo y necesario, “sustentado por la libertad y la democracia”, necesitamos una respuesta global a la altura de la crisis generalizada que ha comenzado.

Tras la cumbre del clima de Copenhague en 2009, un histórico fracaso de la diplomacia internacional y poco después del nombramiento de Barak Obama como primer presidente verde que iba a poner a las principales economías del planeta en la senda de una reducción de emisiones contaminantes, por un momento se pensó que un gran acuerdo sobre el clima podría traer un criterio de compensación igualitaria con indemnizaciones a África y Asia en pago por los años del colonialismo, Y con ello de paso minimizar la brecha entre países ricos y pobres y así invertir la tendencia de competitividad y depredación del mundo occidental y sus compañías multinacionales.

Pero los mandatarios de las naciones prósperas, desgraciadamente rechazaron la propuesta porque sencillamente podría costarles votos, puesto que iba en contra de sus intereses de negocio.

Pero antes de seguir hemos de añadir una reflexión difícil. Algunos dirigentes de grandes organizaciones ecologistas americanas y europeas, probablemente con toda su buena intención, han caído en la trampa de aceptar multimillonarias aportaciones de grupos ultraconservadores para programas de lucha contra el cambio climático con la idea práctica y a la vez ingenua de paliar los efectos del cambio climático mediante programas en todo el mundo.

Estos grupos ecologistas han perdido el tiempo tratando de reclutar a multimillonarios y grandes magnates mientras la economía seguía vomitando dióxido de carbono.

El resultado no ha podido ser más negativo, pues el neocapitalismo ha ganado 10 años muy importantes en la lucha contra el cambio climático, y para colmo se ha presentado como garante de la solución, precisamente quienes han sido los causantes principales y originarios del problema.

“Nos engañaron generando mucha esperanza con ese desfile de millonarios tratando de conciliar capitalismo y medio ambiente”. Y con sus ideas peregrinas como la de rociar el cielo con agua de mar para crear una capa de nubes, o el recrear una erupción volcánica con el fin de llenar de cenizas la troposfera intentando frenar el calentamiento global. No solamente se ha perdido mucho tiempo desviando el problema y la atención, sino que hemos caído en el ardid economicista que además les seguía generando grandes beneficios a las empresas multinacionales interesadas en dilatar al máximo la situación actual que tanto les beneficia.
Actualmente el afán de lucro sigue su carrera imparable y sigue siendo el motivo real de que, por ejemplo, más de la mitad de los congresistas republicanos de los Estados Unidos nieguen la existencia de cambio climático. Así que últimamente hemos ido dando pasos hacia atrás.
El problema pues, requiere de un importante cambio de actitud y una exigencia globalizada. Algo así como: “Vale, lo hemos intentado a vuestra manera y no tenemos otra década que perder”.

 

Naomi Klein, escritora y activista, resume bien la dirección al decir: "No tengo ni idea de qué quiere el capitalismo. El sistema no piensa en sí mismo como entidad, sino como conjunto de unidades con afán de lucro y que sólo velan por su interés"
La solución que ella propone es clave y pasa por “confiar en grupos ecologistas locales, organizaciones de base y comunidades indígenas que no se achican ante las grandes compañías”.

"El nuevo activista se enfrenta directamente a las empresas de combustibles fósiles, en lugar de llegar a acuerdos ventajosos con ellas y tratar de engatusarlas para que hagan lo correcto".
Nos han engañado ya demasiado tiempo, no tenemos tiempo que perder. Desde los grupos de base debemos ponernos de parte especialmente de las mujeres de los países empobrecidos, de los afroamericanos, indígenas, asiáticos y minorías de todo el mundo sobre los que recae realmente el peso del cambio climático.

 

Y desde nuestro apartamento en la ciudad, aunque a la larga pueda ser igual, nos es imposible conocer el alcance del cambio climático. Sin embargo si esperas la lluvia durante meses para poder cultivar tu huerto familiar, y ves con horror que no llega, la evidencia del cambio climático deviene en precariedad, hambre, dificultades y sufrimientos.

"Es tiempo de lo imposible*.
Las ingentes inversiones globales que se requieren para responder a la amenaza climática y preparar nuestras sociedades para los desastres naturales sólo serían posibles con un plan Marshall para la tierra. No es demasiado tarde y andamos sobrados de planes y tecnologías.
Pero reducir las emisiones globales al ritmo que necesitamos implicará forzar a las empresas más lucrativas y rentables del planeta a sacrificar millones de euros de ganancias futuras dejando en el subsuelo la inmensa mayoría de reservas probadas de combustibles fósiles.
“El único equivalente histórico a semejante revés económico es el que supuso renunciar a la esclavitud”.

Sin ser equivalente la dependencia que tenía la economía del siglo XIX de la mano de obra esclava, sí es comparable a la dependencia de los combustibles fósiles que tiene actualmente la economía moderna.

El reto es pues monumental, como monumental ha de ser nuestra respuesta.

Para leer más:
Esto lo cambia todo, Naomi Klein

Paco Villalta
Humanista

* * *

Aspectos científicos

El cambio climático puede ser explicado como "la variación global del clima de la Tierra, debida a causas naturales y también a la acción del hombre y se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc.", según reza la definición oficial de Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español.
http://www.magrama.gob.es/es/cambio-climatico/temas/que-es-el-cambio-climatico-y-como-nos-afecta/

La organización WWF (http://www.wwf.es/que_hacemos/cambio_climatico/) lo explica de una manera sencilla y directa: "El cambio climático está ocasionado principalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) que en su combustión para producir energía liberan CO2 a la atmósfera".

La situación es grave, pero escucharás también voces discrepantes que aseguran que el humano no es una amenaza para la salud climática. De la taxativa "el cambio climático constituye la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad", que señala Greenpeace (http://www.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-en/Frenar-el-cambio-climatico/) a la atrevida conspiranoia de que "el calentamiento global producido por el hombre es "mentira" y "el más grande fraude de los tiempos modernos", según el famoso documental The Great Global Warming Swindle (La Gran farsa del calentamiento global) (https://www.youtube.com/watch?v=25h775VBYmU).

Lo cierto es que a muchos les atraen las ideas tan populistas sobre el hecho de que se trata un gran engaño al que nos han sometido intereses políticos, financieros e ideológicos, con el coro de los medios de comunicación, encargados de generar el miedo.

Porque existe una controversia persistente y seria que duda de la influencia del ser humano sobre el proceso de calentamiento que está sufriendo el planeta. Para argumentar utilizan informaciones y conclusiones, entre sesgadas y convincentes, que confunden la importancia de los movimientos ambientalistas que tratan de conseguir la reducción del impacto humano sobre el medio ambiente. Y cualquiera que tenga ojos puede ver a su alrededor lo patente que resultan los efectos de esa influencia.

El gran problema que genera la argumentación escéptica y negacionista es el efecto que produce en la gente de menos capacidad crítica, que acuden a estos argumentos para acabar con su conciencia ambiental, si es que alguna vez la hubo. Un ejemplo claro del daño que este tipo de comportamientos genera es que personajes influyentes hagan caso omiso de las evidentes advertencias, una y otra vez demostradas, para justificar unos intereses espúreos. Así, en contra de todas las evidencias científicas, George W. Bush (y con él todo el pensamiento neoliberal), promocionaba los combustibles fósiles alegando falta de credibilidad científica en las conclusiones de los estudiosos del clima.

Y más cerca de nosotros, el hipócrita caso de los gobiernos neoliberales del Estado español y varias comunidades autónomas, que son capaces de asegurar oficialmente que "existe un consenso científico, casi generalizado, en torno a la idea de que nuestro modo de producción y consumo energético está generando una alteración climática global, que provocará, a su vez, serios impactos tanto sobre la tierra como sobre los sistemas socioeconómicos" (página oficial del Ministerio de Medio Ambiente), pero a la vez premian el uso de energías contaminantes (carbón, petróleo o atómica) y eliminan cualquier inversión en investigación de energías alternativas.

No se entiende la esquizofrenia gubernamental que asegura que "el cambio climático nos afecta a todos" y, sin embargo, se sigan aplicando políticas que sólo benefician a unos determinados grupos de presión.

En fin, es una de esas paradojas y engañifas a las que nos acostumbramos cuando se trata con la que denominan "alta política", dándole un aire sobrenatural para que no puedas discutirlo, facilitada en buena parte por ese argumentario escéptico con el cambio climático antropogénico, que es como se denomina al efecto de la actividad humana industrializada sobre el clima.
Naturalmente cualquier grupo social que se pronuncie por un cambio en el modelo productivo será despreciado, desacreditado e insultado, cuando no perseguido como ocurre en numerosos países. A los ecologistas se les señala como gente con "apego emocional e ideológico a las creencias anticapitalistas", o a los científicos que advierten del cambio climático como personas que solo buscan "financiación para sus investigaciones". Por utilizar dos argumentos del documental antes citado.

Y es que las evidencias son demoledoramente pesimistas. El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas http://es.wikipedia.org/wiki/
Grupo_Intergubernamental_de_Expertos_sobre_el_Cambio_Climático
) dejó patente en su quinto informe (AR5) (http://www.ipcc.ch/report/ar5/index_es.shtml) de 2014, que más del 95 % de los científicos daban por seguro "que la mayor parte del calentamiento global es causado por las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) y otras actividades humanas (antropogénicas)". Y la literatura científica es apabullante. En sucesivos artículos iremos desgranando algunas de esas evidencias.

Salvador Hernáez
Periodista científico

* * *

¿Qué puedo hacer yo?

Si bien es cierto que el cambio climático en gran parte es consecuencia de 250 años de actividad industrial y que la mayor responsabilidad la tienen los gobiernos, las grandes empresas y los poderosos, no podemos dejar de asumir nuestra posibilidad de hacer algo.
1. Tomar conciencia, leer e integrar con seriedad el problema y disponerme a formar parte activa de la solución, hablando, planteando el problema a mi familia, vecinos y amigos para que a su vez formen parte de la solución que nos atañe a todos.
2. Unirme a los grupos y asociaciones que están trabajando el tema. Manifestarme, escribir, apoyar cualquier iniciativa que surja, en el trabajo, en el colegio de mis hijos, con los grupos que interacciono, sabiendo que el tema es prioritario para toda vida en la tierra.
3. Empezar por los pequeños pasos básicos que son tremendamente importantes, pues es necesario que sean colectivos. No esperes más. Tómalos en serio.

Pasos básicos:
Cuida el ahorro del agua y el método que usas para calentarla. Mejóralo si te es posible: solar, gas… eléctrico en última instancia. (En ese caso pon un temporizador: ahorra un 200% y vale 7 euros!)
Cuida de ahorrar en el gasto eléctrico, con bombillas de bajo consumo o led, comprando electrodomésticos de ahorro energético A. Pon regletas en la TV, ordenador, equipo de música, cargador de móvil… No los dejes en Stand-by. Desconecta el cargador del móvil cuando no lo uses.
Conduce menos, anda, ve en bici… revisa la presión de tus neumáticos.
Al comprar elige productos con poco embalaje. Recicla.
Ajusta el termostato de la calefacción y el AA. 2 grados más o menos suponen un ahorro de 600 Kg de CO2 al año por hogar. Vuelve al ventilador en lo posible. Es más sano y amable.
Planta un árbol.

Es nuestra manera de vivir, de consumir, de interactuar de forma deshumanizada lo que ha generado un ser humano perdido en la sociedad de consumo, sociedad en la que le han sido anulados todos los valores, los ideales, el sentido profundo y último de la existencia…
Da un repaso a lo que puedes mejorar hoy. Un poquito de todos es la solución y el único camino viable.

No te eximas de tu responsabilidad!
Decídete a cambiar tú primero. Así podrás exigir con rigor un cambio a los poderes.
Sin duda son muchas las acciones individuales y colectivas que podemos emprender para revertir el cambio climático pero estas sólo serán efectivas si entre todos construimos una cultura más amorosa, una sociedad más justa y una forma de vida más solidaria.
Tal vez este sea el verdadero aprendizaje: una lectura holística al problema global que deviene de forma incesante.

Humanizándonos comprenderemos el absurdo de nuestra actual existencia y surgirá la fuerza para la coherencia individual a base de los pequeños (y grandísimos pasos si los hacemos colectivamente) que recordamos aquí y que nos llevarán a su vez a una necesaria revolución que hoy no podrá ser más que una profunda evolución cualitativa en la conciencia humana

Paco Villalta
Humanista