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Vida natural

Receta

Cuenta Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca se marchitaban. No existía el invierno ni la tierra yerma ni el hambre.

La artífice de tanta maravilla era Deméter, la cuarta esposa de Zeus. De este matrimonio nació Perséfone. Se trataba de una hermosa joven adorada por su madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó por allí el terrible Hades con su temible carro tirado por caballos. Se encaprichó de Perséfone y la raptó para llevarla al subsuelo, su territorio. Deméter, al no encontrar a su hija y con una antorcha en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches.

 
Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter decidió abandonar sus funciones y dejar el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de la fecundidad de Deméter, se secó y las plantas no crecían. Ante este desastre Zeus se vio obligado a intervenir pero no pudo devolverle la hija a su madre, porque Perséfone ya había probado el fruto del hades (mundo de los muertos) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone lo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
Foto: Primavera en Los Genoveses © OM
 

Lo que este mito indica es que cuando Perséfone regresa con su madre, Deméter muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando desciende a lo profundo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones y así explicaban los griegos la sucesión de ellas: el otoño y el invierno son tristes y oscuros como el corazón de Deméter al estar separada de su hija. La alegría y la serenidad retornan cuando vuelve con ella, es decir, cuando comienza la primavera.

Yo, que también me siento embargada por la alegría de nuestros cielos azules y nuestras noches estrelladas, os propongo una vieja y rica receta para disfrutar tanto en su variante dulce como salada y son:

Los buñuelos
Los buñuelos son una masa muy sencilla compuesta de harina, agua o leche, levadura, cerveza o un gasificante que se mezcla todo, se reposa y una vez lista se fríe en aceite. Les podemos dar nuestro sello personal, rellenándolos o cubriéndolos con chocolate, o un glaseado, o tan sólo con azúcar glasé y canela molida.
Esta primera receta se puede hacer con los ingredientes que tengamos a mano o sustituir un ingrediente por otro parecido. Con alcachofas -que estamos en temporada-salen riquísimas! Puede ser un aperitivo o un entrante divertido para los niños, puesto que se pueden disfrazar unas acelgas, que de todos es conocido el terror que les tienen. ¿Será por su color verde intenso?

BUÑUELOS DE VERDURAS
Ingredientes 4 personas
• 1 pimiento verde
• 1 puerro
• 100 g de acelgas cocidas o al vapor muy bien escurridas
• 50 g de tocino entreverado o jamón
• 1 cebolla

Masa:
• 3 cs (cucharadas soperas ) de harina
• 1 cc (cucharadita café) de levadura en polvo
• 1 huevo
• 1 vaso de cerveza

Preparación:
Cortamos todos los ingredientes a trocitos pequeños y después los sofreímos en este orden, dejando unos 2 minutos entre ingrediente:
1. Cebolla
2. Puerro
3. Pimiento
4. Tocino o jamón
5. Acelgas

Removemos durante 5 minutos mas o menos para que todos los ingredientes se mezclen bien. Mezclamos todos los ingredientes de la masa y después incorporamos la verdura.Ponemos aceite en una sartén, y con una cuchara intentamos hacer como una croqueta. Tener en cuenta que el aceite tiene que estar muy caliente.
Podemos cambiar todos los ingredientes o parte, y añadir bacalao seco desmigado, o gambitas salteadas con ajo y perejil.
¡¡A poner en marcha la creatividad!!

Maite Linares
Hotel Los Patios
www.lospatioshotel.es