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Beneficios de los baños en agua del mar

Con las vacaciones de verano la mayoría de la gente acude a la playa a darse baños refrescantes por placer, por moda, por simple diversión y, en todo caso, para mitigar el calor. No siempre se es consciente de los beneficios que aportan al organismo y a la mente estos baños acompañados del ambiente marítimo.

Los elementos del medio marino con un fin preventivo y/o curativo se han utilizado desde los tiempos más remotos.

Con Hipócrates, en el siglo V antes de Cristo (el siglo de Pericles), desaparece el concepto mágico de la enfermedad según el cual se usaba el agua marina como principio purificador del alma, pero permanece el agua del mar como elemento terapéutico, recetando inmersiones y lavados en agua salada para tratar dolencias comunes. Aunque es en la cultura griega donde se encuentran las primeras referencias escritas al uso curativo de las aguas marinas y los romanos utilizaron lodos marinos en establecimientos específicos para tal fin, sabemos que en las civilizaciones asiria, sumeria y egipcia ya se conocían las propiedades de los baños termales para reducir la fatiga, facilitar la penetración de las sustancias curativas y mejorar la armonía entre cuerpo y espíritu.

Foto: El agua del mar es rica en nutrientes, sales y microorganismos © JMJ
 

Y hace más de un siglo, la reina Isabel II inició la costumbre de que los monarcas fueran a localidades costeras durante el verano debido a que los médicos le habían recomendado realizar baños de mar como tratamiento de la psoriasis que padecía.

El mar actúa de regulador de las temperaturas haciéndolas menos extremas, mientras que la humedad relativa más alta y constante y las brisas y vientos marinos también proporcionan estabilidad a la temperatura, además la mayor abundancia de oxígeno y la considerable pureza del aire junto al mar son algunos de los factores del clima marino que actúan de forma beneficiosa para el organismo y para la mente.

La brisa marina es como un spray natural muy rico en yodo que regula la glándula tiroides y permite tener un equilibrio en el organismo; tiene gran contenido en iones negativos que potencian los mecanismos de defensa y, entre otros beneficios, facilitan la relajación, regulan la tensión arterial y favorecen la producción de serotonina, la cual proporciona una enorme sensación de bienestar.

 
Foto: El ir y venir de las olas proporciona un masaje pasivo © JMJ
 

El agua del mar contiene prácticamente todos los elementos químicos de la tabla periódica, siendo el cloruro sódico (NaCl) su componente fundamental. Lo demás son sulfatos, bicarbonatos, magnesio, calcio, potasio, bromo, boro, flúor y 79 oligoelementos más, la mayoría de ellos procedentes de las algas. Una composición y una concentración de sales minerales y oligoelementos similar al plasma sanguíneo y que son aportados al organismo a través de la piel, algunos de los cuales no pueden ser aportados por la dieta.

Además de vitaminas y aminoácidos, todos los gases atmosféricos se encuentran también en el agua del mar, siendo más abundantes el nitrógeno, el oxígeno y el dióxido de carbono.
También proporciona unos saludables efectos físicos debidos al cambio de temperatura que produce la inmersión en agua, se estimulan los receptores cutáneos produciendo una vasoconstricción periférica y una vasodilatación interna compensatoria que estimulan la circulación y proporcionan mayor concentración de oxígeno y nutrientes a los tejidos, al tiempo que el sistema nervioso se estimula y tonifica, dejando una sensación de bienestar.

No obstante, la inmersión fría puede ser perjudicial para el organismo, si es prolongada; se recomienda salir inmediatamente del agua si se advierte algún síntoma como escalofríos, fatiga, dolor de cabeza o en la nuca, mareos, vértigos o calambres. Así mismo, la entrada brusca en el agua fría debe evitarse, debiendo entrar despacio mojándose la nuca y las muñecas para evitar la hidrocución por cambio brusco de temperatura.

Foto: La brisa marina es como un spray natural © JMJ
 

Por otro lado, por la acción de compresión y empuje, favorecida por el masaje pasivo que proporciona el ir y venir de las olas, el baño en el mar está muy indicado para las varices y otros problemas de la circulación sanguínea y linfática. También favorece la movilidad articular además del ejercicio para el sistema músculo-esquelético que supone guardar el equilibrio dentro del agua, permitiendo que la musculatura se fortalezca y tonifique.

El agua de mar es rica en microorganismos que producen sustancias antimicrobianas y antibacterianas. La sal actúa como un exfoliante natural y ayuda a eliminar las toxinas de la piel, la repone de minerales, como el magnesio que mejora su hidratación, proporciona relajación, tonificación y bronceado de la piel. Por tanto, uno de los beneficios más importantes del agua de mar es que ayuda en la cura y desinfección de heridas y su capacidad de mejorar ciertos estados de la piel: puede reducir la inflamación y mejora enfermedades como la dermatitis atópica, la rosácea, la psoriasis y el eczema, también ayuda a curar hongos en las uñas o en la piel como, por ejemplo, el pie de atleta.

 

Foto: El clima marino actúa de forma beneficiosa © JMJ

 

Y es que, al fin y al cabo, la vida proviene del mar, y por lo tanto está cargado de energía vital.

Claro que para que estos beneficios sean óptimos es conveniente que el agua marina esté libre de contaminantes, un argumento más para mantener y luchar para que se mantengan limpios nuestros mares.

Juan Manuel Jerez
Secretario de la Asociación Amigos del Parque