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Historia de una “Tierra de frontera”

La costa del Parque Natural fue durante muchos siglos “tierra de frontera”. Primero con el Reino de Granada y más tarde con la incorporación de éste a la Corona de Castilla.

A principios del siglo XVI nos encontramos con la existencia de Torre García y el castillo de los Alumbres, construido en 1510 para proteger la explotación minera de Francisco de Vargas. Tras la batalla de Lepanto, el rey Felipe II, con la ayuda de los prestigiosos ingenieros italianos, proyectó un auténtico plan de fortificación para hacer frente al creciente peligro que amenazaba estas costas: Torre García (en un lugar cercano a la antigua), San Miguel, Vela Blanca, la Testa (desaparecida), San Pedro…

 

Foto : Castillo de San Pedro © José Ángel

 

Durante el siglo XVII, época de una profunda crisis española, las obras militares se paralizaron en esta zona almeriense, produciéndose un abandono de las fortalezas existentes, que además sufrieron en estos tiempos importantes terremotos. Para paliar esta situación se decide privatizar las defensas a cambio de su reconstrucción y, más adelante, a cambio de títulos nobiliarios.

La de Sucesión, con la que comenzó el siglo XVIII, castigó duramente las fortificaciones costeraGuerras, destruyendo parte de ellas. Cuando finalizó, la nueva dinastía borbónica asumió la tarea de realizar un nuevo plan de fortificaciones, urgente por la creciente amenaza norteafricana.

 

Foto: Castillo de San Felipe © José Angel

 
 

Así se construyeron los fuertes de San José y de San Francisco de Paula (que se encuentra bajo el faro de Cabo de Gata) y las torres de Cala Higuera y Cerro de Los Lobos. Pero sería Carlos III quien, de acuerdo al Reglamento de 1764, reorganizaría de manera más racional el aparato defensivo, restaurándose o ampliándose las fortificaciones existentes y construyéndose otras nuevas, proyectadas por el ingeniero José Cramer: baterías para artillería, con foso, dependencias diversas, capilla y su correspondiente guarnición artillera y de caballería. Son las baterías de San Ramón (Playazo de Rodalquilar) y San Felipe (Los Escullos), además de las de Guardias Viejas y Garrucha (éstas fuera del actual Parque Natural). De esta manera el litoral del Parque Natural y en general del antiguo Reino de Granada fue concebido de forma que sus defensas artilleras disuadieran de cualquier intento de aproximación enemiga a la costa.

Durante la Guerra de la Independencia franceses e ingleses, por distintos motivos, inutilizaron o destruyeron este conjunto fortificado, fracasando los posteriores intentos de reconstrucción, especialmente por los avances bélicos. Así, todos estos testigos de piedra de nuestra historia fueron poco a poco abandonados y quedando en el olvido. Pero el Decreto de 1949 y las leyes democráticas españolas y andaluzas de patrimonio histórico exigen que hoy estos elementos sean recuperados y protegidos para conocimiento y disfrute de los ciudadanos.

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