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La Fabriquilla, núcleos de población del Parque

La Fabriquilla es una pequeña localidad costera del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar perteneciente al municipio de Níjar, en el límite con el de Almería, motivo por el cual es el Ayuntamiento de Almería el que presta los servicios básicos a la población mediante un convenio establecido entre ambos consistorios. Se accede a ella a través de la carretera provincial AL-3115 desde la población de Cabo de Gata y La Almadraba de Monteleva, y dicha carretera continúa hasta el Faro de Cabo de Gata.

 
La Fabriquilla
Foto: Plaza Manuel Murcia Rull © JG
 

El nombre de La Fabriquilla le viene dado a esta localidad por la existencia de una fábrica de fundición de plomo a finales del siglo XIX cuando la actividad minera en la zona de Cabo de Gata era importante, de la que aún perduran algunos vestigios, como una chimenea de un horno, y una canalización de piedras al este de la barriada. La población fue surgiendo por su vinculación a los trabajos de la minería y posteriormente ligados a la actividad pesquera y de las salinas próximas, junto a la Almadraba de Monteleva. De este modo se llegó a consolidar un caserío que llegó a contar con más de cien habitantes en el siglo pasado.

Actualmente la población censada de La Fabriquilla es de 6 habitantes, aunque este número aumenta considerablemente en época de vacaciones y días festivos, ya que muchas de las viviendas son segunda residencia de sus propietarios o son para alquilarlas en la época estival. Las actividades económicas predominantes están vinculadas con la pesca tradicional, el turismo y la hostelería.

Playa de La Fabriquilla
Foto: Playa de La Fabriquilla © JG
  El núcleo urbano ocupa una superficie de 12.738 m2, teniendo como límite sureste una impresionante playa bañada por las aguas del Mar Mediterráneo, muy frecuentada en los meses de verano.
La Fabriquilla desde la playa   La Fabriquilla desde la playa
Foto: La Fabriquilla desde la playa © JG Foto: Vista de La Fabriquilla y su playa © JG

En la entrada al núcleo de población nos encontramos un complejo polideportivo con pistas y elementos para la práctica de deportes al aire libre junto a un aparcamiento y la primera de las tres plazas con las que cuenta la localidad, la Plaza de la Fabriquilla. Continuando por la calle principal, denominada Carretera antigua del Faro, que sigue la línea de costa, nos encontramos las otras dos plazas; una de ellas lleva el nombre de un importante propietario de la Fabriquilla, Manuel Murcia Rull, y la tercera de las plazas es la denominada Plaza del Mar. Las tres, abiertas al mar se encuentran en primera línea de playa, muy soleadas, poco ornamentadas y desprovistas de arbolado.

La tipología constructiva de las viviendas es una mezcla de construcción popular tradicional con planta rectangular y escasos huecos en las fachadas y otras más modernas que llegan a tener hasta dos plantas y que intentan con más o menos éxito integrarse entre las demás. Destacan en primera línea de playa varias viviendas con grandes porches cubiertos con columnas y arcadas, poco habituales en la zona. El color de las fachadas es predominantemente el blanco, algunas de ellas con adornos a contraste en color azul marino, que evoca el ambiente marinero propio de su proximidad al mar.

La trama urbana está básicamente definida por dos calles paralelas a la línea de costa; la Carretera antigua del Faro antes mencionada y la calle Ángel Alcaraz, de la que parten perpendicularmente las calles Raspón, Vapor, Arrecife de las Sirenas, Punta Negra y otras, nombres relacionados con el Parque Natural.

 
Vista de La Fabriquilla   Chimenea de la fundición de plomo
Foto: Chimenea de la fundición de plomo © JG
Foto: Vista de La Fabriquilla desde el este © JG

La Playa de la Fabriquilla, perteneciente al Término Municipal de Almería, es uno de los mayores atractivos de la localidad, con una longitud de 600 metros y una anchura media de 30 m. Su arena blanquecina y sus aguas cristalinas la convierten en una de las preferidas por los bañistas. Recientemente se ha dotado a esta playa de un acceso mediante una pasarela de madera para posibilitar su disfrute a personas con movilidad reducida. En los últimos años varios temporales han afectado gravemente a la playa y han puesto en peligro las viviendas más próximas al mar, por lo que fue construido un muro de defensa de piedra para proteger a la población.

A nivel paisajístico, La Fabriquilla se encuentra en un entorno privilegiado, en el extremo sureste de la Bahía de Almería, en la base del Cerro de la Testa, plagado de fascinante historia. El arqueólogo alemán Adolf Schulten sitúa en las inmediaciones de este cerro el antiguo templo tartesio del Iugum Veneris en honor a la diosa Afrodita, que dataría del siglo VI a.C. En la historia más reciente y mejor contrastada, cuenta el historiador Gil Albarracín que hacia el año 1593, en el reinado de Felipe II se construyó en la cima del Cerro de la Testa una torre para la vigilancia del litoral, que posteriormente fue destruida por un terremoto en el año 1658. Tras su reconstrucción y sufrir diversos avatares, entre ellos la invasión francesa, quedó finalmente destruida a principios del siglo XX.

La Fabriquilla

Ortofoto © Instituto de Cartografía de Andalucía

 
Por su lugar estratégico, en el Cerro de la Testa se emplazaron defensas antiaéreas durante la Guerra Civil Española, así como un cuartel del bando republicano que quedó a medio construir y cuyos restos son aún visibles a unos 600 metros al sureste del núcleo de población. También en la falda del monte se excavaron en la roca varios refugios cueva que dieron protección a los habitantes de la zona durante la contienda y en la postguerra. Junto al acantilado se encuentra un búnker del citado periodo bélico en buen estado de conservación, fácilmente accesible y que constituye un excelente mirador de la costa, desde el cual divisamos en primer término La Fabriquilla.
 
Refugio cueva en el Cerro de la Testa
Foto: Refugio cueva en el Cerro de la Testa © JG

En los alrededores de esta población, por la carretera que va dirección al Faro de Cabo de Gata nos encontramos al pie de los acantilados el punto de captación de agua para las Salinas de Cabo de Gata, denominado “los motores”. Se trata de una instalación con una pequeña balsa y una caseta en la que se disponen unas electrobombas para suministrar el agua del mar a las salinas.

 

El agua discurre por un canal subterráneo de 5 Km de longitud, atravesando la población de La Fabriquilla. Sobre la playa, de la que antes se ha hecho mención, pueden verse los restos de un antiguo canal cubierto que fue utilizado a principios del siglo XX para el abastecimiento de las Salinas y que quedó en desuso por no resultar eficiente.

Cuartel del bando republicano de la Guerra Civil   Bunker de la Guerra Civil
Foto: Cuartel del bando republicano de la Guerra Civil © JG
Foto: Bunker de la Guerra Civil © JG
 

La Fabriquilla es el núcleo de población más próximo al Faro de Cabo de Gata y al Arrecife de Las Sirenas, sin duda uno de los lugares más visitados y emblemáticos del Parque Natural. Antes de construirse el Faro, en ese emplazamiento existía el Castillo de San Francisco de Paula construido en 1738 con una plataforma semicircular para defender este tramo del litoral muy frecuentado por corsarios. Con su construcción se abrió un camino desde el Cabo hasta Almería, que posteriormente modificaría su trazado hasta llegar a ser la carretera sinuosa que actualmente conocemos. En el reinado de Carlos III el fuerte fue incorporado al dispositivo de defensa de la costa del Reino de Granada por el reglamento de 1764, permaneciendo en funcionamiento hasta el siglo XIX. Durante la guerra de la Independencia quedó inutilizado sin que volviera a tener un uso militar, por lo que en 1863 fue construido en el centro de su batería un faro de 18 metros de altura dentro del plan de señalización de la costa española (Gil Albarracín, 2007).

 
Faro de Cabo de Gata
Foto: Faro de Cabo de Gata © JG
 

En completa intimidad con el mar, La Fabriquilla da la bienvenida a la Bahía de Almería a los navegantes levantinos y ofrece a sus visitantes agradables paseos por su playa en todas las épocas del año, y un refrescante baño en la época estival en un entorno privilegiado. Contemplar desde cualquiera de sus plazas cómo se pone el sol en el extremo opuesto de la bahía, con las barcas varadas en la orilla de su playa y el mar en calma, provoca una sensación que a pocos deja indiferente.

Francisco Gálvez