Este verano unas excavaciones hirieron la colina hasta el límite justo del molino, más de seis metros de profundidad en su extremo mostraban un desprecio total por la orografía natural del sitio. Hoy asistimos a la construcción de “un centro comercial” en ese lugar, mole de hormigón que emerge de la colina destrozando ese perfil amigo que nos acompañó durante tanto tiempo y nos hizo conservar la esperanza de un desarrollo amable y reflexionado para Las Negras. Revisando la normativa que obra en nuestro poder observamos que el trazado del viario propuesto y la calificación de la zona en origen mostraban cierta sensibilidad hacia el sitio y respetaban en parte la lógica del lugar, el “genius locii” que debe imperar en cualquier planificación respetuosa, pues planteaban una zona libre en el molino y la colina, un pulmón verde y abierto en el colapsado viario de Las Negras, con una calle circundante y parcelas en su zona baja.