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Teatro y educación

En el mes de julio del año pasado, en el camping de San José, el grupo de alumnos del campamento de teatro de verano de la Escuela Tritón de Madrid dio una representación teatral de fin de curso. Un espectáculo de gran calidad demostrando un trabajo excelente, tanto de los actores como de la profesora. Para saber más sobre esta actividad estuvimos hablando con Maria, profesora de teatro y organizadora del curso.
Ella nos contó que este año han participado 26 niños. Normalmente los niños de Madrid tienen 10 años o más, porque es importante que sean capaces de tener un mínimo de independencia para vivir en grupo. Pero este año, se han incorporado niños de la zona, y algunos eran más pequeños. Fue una sorpresa agradable ver lo responsable y lo bueno que es Claudio, que tiene 6 años y los pocos problemas que han dado los más jóvenes.

Fotos: María y sus alumnos, © Lola

Maria es directora de la escuela Tritón en Madrid que se dedica a dar clases de artes escénicas a niños y adultos. Como veranea en el Parque cada año, pensó hacer aquí una escuela de verano en forma de campamento de teatro, y lo más idóneo para las condiciones de un campamento es un curso de teatro de calle, que es lo que viene haciendo en el camping de San José durante 15 días del mes de Julio. Al final de las dos semanas de trabajo hacen una representación en el camping y otras en las poblaciones del Parque que les invitan.

Las clases empiezan a las diez y terminan a la una. Luego van a la playa y comen allí con lo que preparan María y su ayudante. Las clases de la tarde son de seis a nueve. Son seis horas de clases en total que los niños reciben muy a gusto. Después de cenar van a la playa para hacer juegos con los que aprenden a flexibilizar sus relaciones y a adaptarse los unos a los otros. Los alumnos tienen un buzón de sugerencias, donde cada uno puede expresar su opinión por escrito, anónimo o firmado. Lo que escriben se lee en común cada noche. Es una actividad muy constructiva y muy emocionante.
Desde el primer día María les explica a los niños en qué va a consistir el curso, y empiezan a trabajar en lo que va a ser la función final. Les da el libro explicando que lo que van a aprender es teatro de calle que no tiene un escenario normal, bien delimitado. Es algo más difícil porque tendrán que mezclarse con el público sin miedo, no estarán protegidos por la puerta-pared ni el telón. María Les enseña una serie de conceptos teatrales, por ejemplo, cómo proyectar la voz, cómo desplazarse, etc. También hacen un poco de circo, acrobacia, equilibrio, malabarismo, y un taller de tintado de ropa. Siempre hacen fotos de todo y al final confeccionan un álbum y un vídeo para los padres. Después de la primera función, se sacan las conclusiones. María es muy exigente en el trabajo.
Durante las representaciones los niños aprenden mucho de símismos porque van más allá de sus límites, vencen la timidez, la vergüenza, respetan el silencio entre bastidores y cuidan de las cosas. Aprenden todo lo importante, se responsabilizan de las cosas que van a necesitar y tienen que estar pendientes de ellas antes y después del espectáculo.
María no sólo hace este trabajo para enseñar teatro a los niños sino también para transmitirles una serie de valores importantes. A lo largo de todo el curso, intentan mejorar la convivencia, el trabajo en equipo, la tolerancia con los demás, el respecto a las normas. Todo el mundo trabaja, todo el mundo friega los platos. María dice que los niños, hoy en día, están muy consentidos y son muy egoístas. En el campamento trabajan para todos y es lo que intenta transmitirles.

El primer año montó el campamento como iniciativa privada sin pedir nada a nadie. Para 2005 intentó conseguir una subvención del Ayuntamiento de Níjar que, en principio, le fue concedida y después denegada. Ahora ha decidido buscar apoyos para el proyecto. De momento cuenta con la colaboración de "La fiebre del Oro" en Rodalquilar, con una asociación de San José, y con los padres de los niños del pueblo.

María, además de seguir con el campamento, tiene el proyecto de hacer aquí una escuela durante todo el verano. Una escuela creativa más amplia, que dé una alternativa a la playa para los niños de los alrededores y de los veraneantes. Pero para hacer una escuela es necesario tener un local y darle publicidad. Los niños tienen mucho interés, casi todos quieren repetir. Los monitores trabajan mucho y el programa del curso tiene ya años de práctica. En realidad, la escuela de María solo necesita más ayuda económica.

Lola