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La Tortuga Mora

La Tortuga Mora es uno de los pocos quelonios terrestres que vive en Europa. En esta zona, la colonia autóctona vive entre las provincias de Murcia y Almería. En el Parque, en la zona de Carboneras y barrancos del interior Norte.

Foto: La Tortuga Mora, © Promar

Habita en zonas secas con matorral o bosque poco denso y espacios subdesérticos. Su tamaño es de unos 27 cm. y 1.200 gr. para las hembras y 15 cm. y 700 gr. para los machos, que son bastante más pequeños.

Es curioso ver la ligera concavidad del peto de los machos que sirve para acoplase al abombamiento del caparazón de las hembras.
Sus patas son como pequeñas patitas de elefante, con dedos cortos sin membrana y uñas que les sirven para cavar.

Su alimentación es principalmente vegetariana, pero puede comer gusanos o moluscos, incluso restos de animales muertos.

Durante los meses fríos se esconden en agujeros que ellas mismas excavan para aletargarse, aunque tampoco son muy amantes de la altas temperaturas veraniegas.
La época de cortejo suele ser de marzo a mayo, con la puesta en junio, depositando de 3 a 8 huevos en un agujero excavados por la hembra. Los pequeños machos pelean a veces por las hembras y los territorios.

Como todas las tortugas, son muy longevas y pueden vivir más de 100 años.
Esta pequeña tortuga, buena trepadora, amante de las temperaturas templadas y de las plantas aromáticas y coloridas, está amenazada por nuestra expansión en sus zonas naturales de hábitat. Principalmente les afectan los incendios forestales, el crecimiento de los cultivos, las urbanizaciones y los campos de golf (¡Qué casualidad, todo lo que se está fomentando en estas tierras!).

Si las ancianas Tortugas Moras pudiesen hablar, nos hablarían de su sorpresa por las cosas que están pasando en Almería desde que sus antepasadas vinieron del norte de África, de lo poco que les gusta nuestra manera de vivir y quizás nos darían algunos consejos útiles para que no se sigan extinguiendo especies por culpa de nuestra poca sensibilidad y esa manía que tenemos de convertirlo todo en negocio.

Mariano Torrero