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Viaje literario por el Parque

Siguiendo el hilo de Ariadna inscrito sobre nuestras arenas calcinadas viene a visitarnos un poe-ta andaluz, granadino, adoptado en Málaga y poseedor de una intensa obra en verso y una extensa labor de ensayista. Su nombre: Antonio Jiménez Millán. Su interés y conocimiento sobre nuestro Parque proviene de la estrecha amistad que mantuvo con Javier Egea (El Eco nš 28, Invierno 2002). La pasión de éste pasó a aquél y así, distribuidos acá y allá, encontramos una similar inspiración y, por parte de Antonio, una fidelidad a la mutua amistad demostrada a través de los varios poemas dedicados expresamente a Javier Egea. Citemos el conocido «Jardín inglés» y «Cabo de Gata». Jiménez Millán ha sido galardonado en diferentes ocasiones, destaquemos los premios «Guernica», «Rey Juan Carlos I» y, recientemente, el premio «Ciudad de Melilla» en 2002.

Foto: Amanecer en el Arrecife de las Sirenas, © MS

De su obra se han ocupado conocidos expertos en la última poesía española, desde Soria Olmedo hasta Díaz de Castro, pasando por Álvaro Salvador, Benjamín Prado, Álvaro García, Gallego Roca, García Montero, José Gutiérrez, Molina Campos, Pere Rovira, etc. Muchos de ellos poetas y críticos literarios que han sabido destacar lo esencial de la poesía de Jiménez Millán. El último de sus comentaristas, poeta, ensayista y catedrático de Literatura Española, Fco. Javier Díaz de Castro nos ofrece las pistas para captar mejor el valor de su obra. Si en los primeros libros se trata de replantear el discurso poético, según los postulados del también teórico y catedrático de Literatura Juan Carlos Rodríguez, el giro importante se produce a partir de 1983 con Restos de niebla y De iconografía; en ellos se representa un yo intimista proyectado sobre lo cotidiano para revelar la cara social del individuo. Posteriormente, a partir del 86, su obra se torna aún más intimista y su mirada infiel se debate entre la representación y el autoanálisis, o lo que es lo mismo, saldar cuentas entre el yo intimista y el yo social.

Finalmente, a partir de la década de los noventa, se abre una tercera etapa, calificada por la «mirada insumisa». Supone una profundización en las relaciones con lo cotidiano, vistas desde el «otro», para desentrañar los hilos sutiles que nos mantiene esclavos de la costumbre y del hábito. Los comentaristas de su obra más avisados así lo hicieron pronto notar, entre ellos, García Montero destaca la importancia de esta posición poética como mecanismo consciente para revelar las tensas relaciones entre la costumbre y la ajenidad. De ahí el interés por los paisajes que escapan al control de la norma cotidiana. Montero enumera: paisajes de destierro, ciudades lejanas, brillos nocturnos, playas olvidadas, bares de paso, habitaciones de hotel. Y nosotros añadimos: paisajes históricos vistos desde la mirada crítica del presente, el pasado vivo/muerto en los edificios antiguos, inspiraciones en fotografías o acontecimientos que merecen otro tratamiento. Inventario del desorden (1994-2002) sintetiza hasta el momento lo último de su producción.

En la línea de la trasgresión hacia otra vida, como la llama Álvaro Salvador, el poeta mira hacia el Mediterráneo; Málaga sí, pero también este rincón de belleza calculada y desparramada por el Parque Natural: Las Negras, Los Escullos, Rodalquilar, Aguamarga. Varios poemas lo corroboran: «Cabo de Gata», «Aguamarga» y «Tierra quemada». El autor nos autoriza la publicación de estos textos.

Un breve comentario de presentación. El primero pertenece a su último libro (Inventario del desorden) y en él observamos una característica que ya ha sido señalada por algunos otros comentaristas (Soria Olmedo, Molina Campos): la elegancia. En determinados poemas, los más intimistas y menos narrativos, es una evidencia para el lector. En «Cabo de Gata», por ejemplo. Treinta y tres versos, el ritmo de la silva barroca y machadiana, heptasílabos y endecasílabos, combinados no a capricho, sino desde una rigurosa conciencia selectiva. Cada verso es autosuficiente por sí mismo y cada palabra sustantiva, en su sencillez aparente, establece un límite al verso y al mismo tiempo configura un paisaje sentimental, que combina la tierra, la historia y la amistad. Gracias a esta acertada conjunción la nostalgia queda esbozada, como en escorzo, y el poema, el verso y la palabra sustantiva, como marco y ámbito luminoso, cercado por el tiempo. Si la retórica configura el cuerpo de la escritura, también la vida necesita una tierra, un espacio, en definitiva, una materia donde asentarse; sin embargo esta sabia naturaleza no pudo servir de abrigo al que acogerse Javier Egea. Por ello, dos versos lo proyectan en el poema:

Él siempre hablaba de la soledad /..../
La yerta soledad de las torres vigía.

El poema «Aguamarga» (de Casa invadida, 1995) ilumina desde otro ángulo la nostalgia del yo poemático, desdoblado en otro, frente a un paisaje conocido. Como un ritornelo, de índole elegíaca, el poema comienza: «Su casa pudo estar aquí». Y este «aquí» no es otro lugar que la esencia misma del Parque Natural:

la arena y el silencio
de una playa perdida

No es necesario tomar al Parque como tópico literario y hemos de huir de los homenajes postfactum, pero si algún poeta ha sabido nombrar nuestro entorno de una manera elegante, lírica, sutil y definitiva, pese a la brevedad de los textos, ese es Antonio Jiménez Millán. Las palabras, los sustantivos, nombran de manera realista y parecen haber estado allí reclamando la voz del poeta. Esta manera sustantiva de nombrar («...las barcas en la orilla,/ las redes en la arena/ batida por el viento de levante», «las aguas transparentes/...las ágatas al fondo») se complementa con un ritmo acertado y la expresión de una sentimentalidad rota, atenta a registrar la negación de lo evidente: las minas «emblemas del exilio», la luz «acostumbrada a restos de naufragios», que tienen como corolario el final del poema: casas en ruinas, vela rasgada y un retorno imposible. Sin la exigente y acertada selección de las palabras y la hábil disposición (combinación) en el verso, no obtendríamos estos «cantos» de mar y tiempo, que no pretenden estilizar la realidad del parque ni mucho menos describirla. La singular belleza de la costa está ahí ya nombrada desde siempre, mas la gracia del poeta, su duende, le ha dado un nuevo y acertado «espacio», apropiado para recrearla, y una forma lírica convincente, que llama la atención por su clásica sencillez.

El poema en prosa «Tierra quemada», pese a su temprana escritura en 1983, cuando aún no existía la conciencia del Parque como «Zona protegida de interés científico y medio-ambiental», presenta una madurez lírica hacia el paisaje que trasciende la propia imagen verbal y nos enraíza en el tiempo. La cita de autoridad que precede al texto no merece mayor comentario que su lectura y el deseo de leer a este almeriense milenario de apellido Al-Marini (como decir el Marín o el Marino). Dos versos destacan aislados y pueden leerse como un pareado, siguiendo el ejemplo del poeta andalusí: «Es éste tu paisaje, tu aurora desvelada/.../ Para vivir contigo el viaje de la luz, la región de la esperanza». El resto del poema es la presencia física de ese paisaje: dunas, ramales oscuros, arrecifes, el mar, etc... Y el cuerpo. Todo telúrico (viento, aire, mar, ...), primigenia naturaleza esencial, mas no fuera de la historia, imposible no ver los restos del naufragio que el tiempo deposita en las orillas: barcas arruinadas, unos aparejos, signos del tiempo, de la «historia que nos aproxima». Gracias Antonio por estos mensajes de luz para «una región de la esperanza», que nos invitan a futuros reencuentros, y que la tierra salobre, fecundada por el viento, alumbre tus nuevas canciones.

Miguel Galindo Artés

Antonio Jiménez Millán, C/ Manuel del Palacio nš 7, 1-1š A4 (28017) Málaga.
Antonio Jiménez Millán (1954) es nuestro próximo poeta: en Casa invadida de 1995 e Inventario del desorden (premio ciudad de Melilla). Poema en prosa en ed. Bermejo? «Tierra quemada» se refieren a determinadas inspiraciones sobre el Parque.
Otros libros de interés: Restos de niebla, La mirada infiel 1987.