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Vida natural

Maltrato animal

"La cultura de un pueblo se mide por el modo de tratar a los animales" (Gandhi)

En todos los lugares uno puede ver animales muriendo de hambre, sin hogar, con enfermedades, sucios, es decir, abandonados. Poco se puede esperar de un país que consiente el maltrato animal.

En la comarca de Níjar y en el Parque Natural de Cabo de Gata Níjar, también vemos que crece el abandono de animales. Los más afectados son los perros y los gatos.

Antiguamente el maltrato en los animales era considerado como algo normal, ya que sobre todo algunos de ellos se utilizaban para trabajos de carga.
Hoy día hemos ido mejorando este concepto, pero aun así hay personas que tienen mascotas que para ellos son como un juguete y hay gente sin escrúpulos que de un momento a otro no les importa abandonar a su animal de compañía, deshacerse de él. Ya no tiene nombre cuando la cosa no sólo queda en el abandono sino que se permiten el maltratar, pegar o herir a estos animales que tienen consigo. Esto resulta equiparable a cualquier maltrato que se pueda realizar a una persona, ya que son seres vivos que pueden sentir el dolor físico y psíquico. Yo aún no consigo entender como estas “personas”, si es que se las puede llamar así, pueden realizar actos como éste.

La crueldad hacia los animales está tipificada en España: se recoge en el artículo 337 del Código Penal ("El que [Quien] por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud, será castigado [condenado/a] con la pena de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales").

Han pasado 11 años desde que en España es un delito maltratar a un animal. Casualmente, España es el segundo país de la Unión Europea donde más se maltrata animales, ya que para que un caso como estos acabe siendo juzgado, el animal debe tener lesiones graves o causarle la muerte. Esto conduce a que otros de los muchos tipos de maltratos queden simplemente saldados con una mera multa. Hoy en día existen 17 legislaciones diferentes de protección animal, una por cada comunidad autónoma, lo cual fomenta la existencia de grandes desigualdades entre territorios. ¿Por qué no tener todos la misma ley para estos actos de violencia?

Hay algunas personas que tienen como deporte la caza y, en ocasiones, son capaces de sacrificar o abandonar a sus perros cuando ya no les son de utilidad. Nos encontramos muchos podencos abandonados, desnutridos, atropellados y muertos en nuestras carreteras. También se llega al punto de entrenar a los perros para participar en peleas a muerte entre ellos mismos para (dudoso) disfrute y ganancias económicas personales.

Parece que esta ley es insuficiente y que hay que tomarse muy en serio lo que está ocurriendo con el maltrato a los animales.

Fotos:
No compres... © Juan Mozos
Dos perros abandonados en Barranquete © LC
Tres perros abandonados en Parquenat © LC

Para nuestra vergüenza, en España cada año, son expulsados de sus hogares aproximadamente unos 200.000 animales de compañía. Es una cifra que aumenta en fechas señaladas como vacaciones de verano o navideñas. Estas cifras se están incrementando debido a la crisis económica; ahora bien, no veo en la crisis una razón como para abandonar animales. Si no puede hacerse cargo de un animal que tanto le ha dado, lo justo es que lo deje en un centro para la protección de animales, en lugar de tirarlo en la calle.

No hay ejemplo más claro que el de los cientos de personas sin hogar. Vas caminando por la calle y ves que la mayoría de las personas que carecen de recursos, porque la crisis les ha afectado de pleno y están pidiendo para poder comer, tienen un perro o un gato; entonces ¿cómo es posible este aumento en el abandono de animales? Quizás, sea la gente que vive en la calle, los que son capaces de apreciar la vida, la compañía frente a la soledad. Son estas personas, así como todas aquellas que lo dan todo por ayudar a los más indefensos, las que cada día, cuando paseas por la ciudad o los pueblos, te dan una lección de humanidad.

El maltrato animal es, a la vez, un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, una consecuencia de la misma. Una persona que abusa de un animal no siente empatía hacia otros seres vivos y tiene mayor riesgo de generar violencia hacia otras personas. La Asociación Psiquiátrica Americana lo considera como uno de los diagnósticos para determinar desórdenes de conducta.

 

Solamente podemos llegar a la conclusión de la imperiosa necesidad que existe de cumplir las leyes, fomentar la adopción de animales, la esterilización, la educación en los colegios, el esfuerzo integrado de profesores y padres, trabajadores sociales, veterinarios/as, pediatras, asociaciones de protección animal y psicólogos/as para prevenir el maltrato a los animales y su posterior transformación en violencia social.

Debemos poner el énfasis en que la detección, prevención y tratamiento de la violencia hacia los animales es un acto de humanidad en sí mismo. Los animales son criaturas que se encuentran, en relación al ser humano, en un nivel de inferioridad dentro de la escala evolutiva; esto nos hace responsables de su bienestar ya que lleva consigo una obligación, una responsabilidad, que es la de cumplir como guardián de las especies inferiores en términos intelectuales.

Aunque el abandono, maltrato o asesinato de animales domésticos es un tema que siempre, y por desgracia, está de actualidad, en este artículo no me quiero olvidar del resto de los animales, que por unas u otras causas, son sacrificados o sufren otras condenas como la muerte en ferias y fiestas populares.

Finalmente decir que si vemos por la calle o, en el peor de los casos, conocemos a alguien que maltrata a sus animales, no debemos pasar por delante sin más o “hacer la vista gorda”, sino que debemos denunciar a estos maltratadores y avisar a Seprona-Guardia Civil, a la Policía Local y a PACMA Partido Animalista. Ellos hacen un gran trabajo para acabar con esta lacra.

L. Cobo