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Siempre es agradable, cuando paseamos por el campo, cruzarnos en nuestro camino con especies aromáticas; es casi imposible no pasar la mano sobre ellas y disfrutar con sus esencias. A esta irresistible tentación alude en parte el refrán que dice: “quien pasa por un romero y no lo quiere ni oler es que no tiene amores ni los quiere tener”. Siendo el romero una planta bien conocida, puede que no sepamos que en el Parque Natural contamos con dos especies.
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Foto: Romero moro en el Parque © JB |
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Se conocen tres especies silvestres de romero: el más conocido y de amplia distribución, el romero común (Rosmarinus officinalis), el romero moro (Rosmarinus eriocalyx) de distribución almeriense-magrebí y el romero tomentoso (Rosmarinus tomentosus), exclusivo de una estrecha franja de la costa granadina y malagueña. En el Parque, tenemos la fortuna de contar con el romero común y el más escaso y desconocido romero moro.. |
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Rosmarinus eriocalyx es una planta de gran belleza que, debido a su presencia dispersa y escasa en este territorio, nos puede pasar desapercibida. Es una mata leñosa que puede alcanzar el metro de altura, aunque algunos pies longevos lo superan. La forma de sus ramas resulta característica, en un principio crecen erectas como en el romero común, posteriormente se arquean y llegan, con el tiempo, a alcanzar el suelo, comportándose entonces como rastreras. Sus hojas son verdes con el haz glabro. Si nos fijamos detalladamente en sus flores veremos que se agrupan en racimos muy densos. Presentan dos grandes piezas o labios (flores bilabiadas, típicas de la familia labiada a la que pertenece) de un violeta intenso realmente llamativo (a diferencia de las tonalidades más suaves del común), de los que sobresalen largos estambres y pestilos. Su forma de crecimiento y el tipo de pelos presentes en sus cálices y pedicelos diferencian al romero moro del resto y son la causa en gran medida de su particular belleza.
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Foto: Romero moro en el Parque © JB |
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A finales de invierno y en primavera se concentra su máximo de floración, destacando entre los espartales como intensas manchas moradas. Desde finales del invierno encontramos semillas, que son parasitadas con facilidad; cada flor puede producir cuatro semillas de color bronce que recuerdan a una pepita pequeña de uva. Se reproduce difícilmente a partir de sus semillas y puede multiplicarse por esquejes (a veces las ramas que tocan el suelo se acodan de forma natural en el campo). Su nombre común, romero moro, hace referencia a su distribución, ya que habita en el SE de la península Ibérica (exclusivamente en la provincia de Almería) y en la franja costera del N de África: (Marruecos, Argelia, Túnez y Libia). Esta distribución nos habla de un pasado geológico, en el que el Mediterráneo se secó y permitió que ambos territorios compartieran muchas especies. |
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Foto: Romero moro en el Parque © JB |
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En Almería se encuentra asociado habitualmente a afloramientos de yesos, además de sobre margas y calizas. En la provincia las poblaciones más numerosas crecen en el Desierto de Tabernas, alrededores de la Venta de los Yesos y Campos de Níjar, y dentro del Parque lo encontramos en la zona norte, donde contactan los términos municipales de Níjar y Carboneras.
Las propiedades del romero moro son similares a los del romero común, aunque al ser escaso su utilización (como aromático, culinario, medicinal, cosmético, ornamental, etc.) no está tan difundida. Sus mayores amenazas son la minería y la agricultura que originan fragmentación de su hábitat. La reducción de sus poblaciones lo ha llevado a estar catalogado desde 2013 en la categoría de Vulnerable en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas.
Jardín Botánico El Albardinal
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del territorio |
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