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Accidentes en las playas: evitar ahogamientos y actuar

El número de ahogados cada verano en nuestro parque es lo bastante elocuente como para pararnos a reflexionar sobre la seguridad en las playas e, independientemente de lo que hagan las administraciones, procurar que el ciudadano colabore en su propia seguridad.

La principales causas de muerte por ahogamiento son: hidrocución (corte de digestión o cambio brusco de temperatura), alcoholismo, enfermedades, traumatismos e imprudencias o ignorancia. Entre estas últimas están las dos causas más frecuentes de ahogamientos en nuestro entorno. Las corrientes de retorno es la primera, la segunda es tirarse desde las rocas.

Las corrientes de resaca o de retorno son corrientes de agua perpendiculares a la línea de la costa que se alejan de la orilla. Se generan principalmente por el rompimiento irregular de las olas que llegan bruscamente a la playa, desvaneciéndose luego sobre el fondo para posteriormente regresar hacia el mar por un canal a través de las olas. En muchos casos, aunque no siempre, pueden ser identificadas mediante la observación desde tierra, más fácilmente desde un punto alto, pudiéndose ver zonas de rompiente intercaladas con otras en donde no hay olas. Si dentro del mar hay algunos objetos sueltos como ramas o basura, puede identificarse la corriente porque éstos se alejan de la costa.ç
Aparentemente será una zona tranquila y podría ser elegida para zambullirse, ese es el error. El peligro real de las corrientes de resaca no es el ser arrastrado por ellas mar adentro, sino que muchos bañistas tratan de nadar contra la corriente, que es más rápida que ellos, agotándose y hundiéndose. La corriente no sumerge a los bañistas, los aleja de la playa, así que la clave para escapar no es nadar hacia la orilla, sino dejarse llevar y nadar en paralelo a la playa en dirección hacia donde las olas estén más cercanas hasta salir de la corriente y una vez fuera de ella, nadar directamente hacia la orilla. Si no se logra escapar hay que mantenerse a flote pedaleando y gritar o agitar los brazos para pedir auxilio, probablemente la propia corriente le llevará a donde ella acaba, ya que no suelen tener mucha longitud.

 

Consejos para evitar ahogamientos
1. Observar la predicción del tiempo en la zona y elegir las playas en función de la información obtenida.
En nuestro parque la mayoría de las playas están abiertas al levante y muy pocas al viento de poniente. Con viento de levante las mejores playas para el baño son San Miguel de Cabo de Gata, Las Salinas, La Fabriquilla, Genoveses en la zona del Ave María, San José en la zona más a levante, Cala Higuera, San Pedro, La Isleta, Las Negras, Agua Amarga. Con este viento son muy peligrosas Los Muertos, Los Escullos, Cala del Plomo y Cala En Medio. La Playa de San José tiene dos puntos especialmente peligrosos cuando hay viento de levante: uno es la zona de La Calilla y otro es junto a la Punta del Castillo. Las playas que no tengan abrigo de los vientos del norte tienen mucho riesgo con poniente fuerte, especialmente San José, Genoveses (En la zona del Morrón) y Escullos. Todas las playas en las que haya ramblas son potencialmente peligrosas, porque los bañistas utilizan colchones e hidropedales, que están expuestos a vientos que los alejan de la orilla.
Disponen de servicio de socorro permanente las playas de: San Miguel de Cabo de Gata en Almería; San José, Las Negras, Peñón Blanco de La Isleta y Agua Amarga en Níjar; Las Marinicas, Barquicos y Cocones y El Ancón en Carboneras. Las playas no urbanas carecen de servicio de socorro, pero tres equipos de dos personas de Protección Civil realizan a diario la coordinación de todo el servicio y labores de prevención y señalización por bandera de estado de las playas no urbanas de El Plomo, El Playazo, Los Escullos, Barranco del Negro o de los Toros, Genoveses, Mónsul, Media Luna y Barronal. El ayuntamiento de Níjar dispone de una aplicación para teléfono móvil en la que, además de servicios turísticos, se puede ver el estado de la señalización de sus playas a partir de las 11 horas de la mañana cada uno de los días de temporada.
2. Seguir las indicaciones de los carteles, del personal de seguridad y de la señalización de peligro: Bandera verde, baño sin peligro; bandera amarilla, baño peligroso, hacerlo con la máxima precaución, evitar las zonas rocosas y no entrar donde no se haga pie. Bandera roja, no bañarse.
3. No tirarse desde alguna altura en lugares de fondo desconocido, puede haber poca profundidad y darse contra el fondo o rocas. No obstante, aunque se conozca el fondo es peligroso tirarse, sobre todo de cabeza, porque el impacto contra el agua y la postura en que se caiga, puede producir lesiones en vísceras (¡hemorragias internas!), extremidades y, sobre todo vertebrales por torsión y flexo-extensión de la columna.
4. No entrar súbitamente en el agua después de haber estado mucho rato al sol. Entrar despacio mojándose la nuca y las muñecas para evitar la hidrocución por cambio brusco de temperatura.
5. No bañarse cuando haya comido en abundancia, esté muy fatigado, no se encuentre bien. Un desvanecimiento, por breve que sea, puede producir ahogamiento.
6. En días de viento, no usar colchones ni otros objetos flotantes ni intentar seguir a los que puedan haberse introducido en el mar.
7. Respetar las zonas reservadas para el baño, no haciéndolo en los puertos ni en zonas de navegación señalizadas con bollas.
8. No perder de vista a los niños.
9. Salir inmediatamente del agua si se advierte algún síntoma como escalofríos, fatiga, dolor de cabeza o en la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres. Un desvanecimiento, por breve que sea, puede producir ahogamiento.
10. Ser prudentes y recordar que es preferible estar en tierra deseando estar en la mar que no en la mar deseando estar en tierra.

 
 

Actitud ante un ahorgamiento
Lo primero es actuar con total seguridad, autoprotegiéndose y, en la medida de lo posible, proteger al accidentado. No hay que arriesgarse intentando salvar a alguien con problemas en el agua si no se tiene la absoluta seguridad de que se puede hacer perfectamente y sin riesgo o no se disponen de los recursos adecuados. Mejor, arrojarle una cuerda, o extender un palo para que se agarre; si no es posible, lanzarle algo que flote para que se sujete en espera del socorro profesional. Si la profundidad del agua no es excesiva se puede formar una cadena humana.
En cuanto se conozca el suceso, avisar a los servicios de socorro si están visibles, de lo contrario llamar al 112, teniendo muy claro la información que hay que dar sobre el accidentado y la ubicación del lugar. Seguir sus instrucciones.
Si se decide ir hasta el accidentado, se hará nadando al estilo crol con la cabeza fuera, ofrecerle el material flotante a unos 1,5 metros de distancia y si no se dispone y aproximarse por detrás y cogerlo por las axilas evitando que agarre al socorredor.

 

En cuanto sea posible valorar consciencia (llamar en voz alta, sacudirlo…), respiración (ver, oír y sentir) y pulso en una carótida (las arterias principales del cuello). Si no respira, se aplicarán inmediatamente las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica (RCPB). Ésta debe comenzar con 5 ventilaciones boca a boca o boca-máscara y continuar con una secuencia de 30 compresiones en la mitad inferior del esternón a un ritmo de unas 70 por minuto y 2 ventilaciones.

Foto: Compresiones torácicas © JMJ

Si el socorredor es reacio o incapaz de dar respiraciones, puede hacer RCPB solo con compresiones a una frecuencia de 100-120 por minuto siempre que las vías respiratorias se mantengan bien abiertas (European Resuscitation Council, 2015). Existen unas mascarillas de protección de reducido tamaño, tipo llavero, que es bueno llevar siempre.

 
 

No se debe intentar evacuar el líquido aspirado, ya que puede facilitarse el paso de contenido del tubo digestivo al respiratorio.
En todos los ahogados se produce un cierto grado de hipotermia, que en cierta forma protege al cerebro de la falta de oxígeno, por lo que no hay que desistir de la RCPB, por muy muerto que parezca.
Si se dispone de un desfibrilador automático o semiautomático (DEA o DESA) y se sabe manejar, es conveniente aplicarlo, pero hay que secar muy bien el tórax de la víctima y asegurarse de que nadie la toque.
Si el accidentado ha sufrido un traumatismo, se le inmovilizará el cuello de forma manual hasta que llegue el personal sanitario.
Si el individuo está inconsciente pero respira y tiene pulso, se colocará en posición lateral. Si está consciente y respira con dificultad se puede colocar en una posición semisentada de aproximadamente 45º-60º.
Superada la fase de gran emergencia, se debe empezar a retirar ropas mojadas, cubrir con mantas, etc. y se comprobará si tiene hemorragias, heridas, fracturas u otros problemas. Comprimir la hemorragia tiene prioridad.
Toda victima con síndrome de inmersión, aunque lo haya superado o simplemente que haya luchado contra el agua, debe ser valorada en un centro hospitalario.

Agradecemos a Elías Paredes, de San José, la información y consejos facilitados sobre la peligrosidad de las playas de nuestro entorno.

Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar