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Nuevas presentaciones del libro

Nuevas presentaciones del libro Yo no fui a la escuela. Mujeres de Nijar 1915-2015
La publicación de este libro, por la Asociación Amigos del Parque Natural-Cabo de Gata-Nijar, sigue despertando interés.

Presentación en Carboneras
El pasado 17 de agosto a las 8,30 de la tarde, se presentó por cuarta vez. Esta vez fue en la Asociación La Levantisca de Carboneras. Contamos con la presencia de cuatro mujeres protagonistas de la generación de las mayores. Ángeles Méndez Gil de Agua Amarga, María Nieto de la Villa de Níjar, María Fenoy de Fernán Pérez y Ángeles Segura de La Isleta del Moro. A Maria Fenoy le acompañó su hija, también protagonista, Maruja Segura Fenoy y a María Nieto su hija Loli Muñoz. Por supuesto a todas estas mujeres protagonistas les acompañaban su familia más cercana. Por parte de las autoras, estuvieron Cándida Rodríguez, Carmen Sanz Pardo y Charo García.
El encuentro en esta ocasión fue muy cercano y emotivo, y como se comentaba entre la audiencia "Son mujeres sin escuela, pero unas verdaderas maestras". Mujeres que han vivido tanto y tan dignamente.

Redacción del Eco

 

Presentación en Madrid
Seguimos paseando nuestro libro fuera de nuestras fronteras. En esta ocasión se ha presentado en Madrid el 27 de octubre en la Galería Ra de Rey en la calle Reina.
Mientras que el público iba llegando, se estaba proyectando un video de Francisco Gálvez recién producido del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. El acto lo presento la pintora Carlota Cuesta con quien compartíamos la sala con su exposición Juegos no autorizados. Carlota hizo una bonita descripción de lo que era el Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar, defendiendo su protección y felicitándonos a la Asociación por llevar 21 años trabajando para que así sea.

 

Agustín Martin Francés, diseñador del libro, hizo de maestro de ceremonias y se presentó como miembro de la Asociación de Amigos del Parque, explicó su participación en el trabajo, mencionó la importancia del paisaje de la zona, que hemos podido ver en el vídeo sobre el Parque y dio paso al vídeo de "Mujeres". Explica cómo se ha hecho y que en él vemos a las protagonistas del libro.
Agustín presentó a las autoras y a los participantes en el libro y dio paso a Charo García para que contara cómo concibió el libro, por qué quiso hacerlo y cómo el proyecto original de entrevistas se transformó en el libro.
Charo presentó a Carmen Sanz Pardo quien hizo una síntesis Yo no fui a la escuela y dio paso a Cándida Rodríguez quien hablo del porqué del título Yo no fui a la escuela, de la emigración en la zona, la colonización, etc.
Para cerrar el turno Sira Laguna, la única profesional de la comunicación entre las autoras, habló sobre la importancia de los testimonios directos de las mujeres, del interés del testimonio oral para el conocimiento de la historia, etc.
Después de varias preguntas del público, Agustín despidió, agradeciendo la asistencia e invitó al público a visitar en la planta baja la exposición de fotografías y a tomar un vino.
El motivo de la exposición era situar a los asistentes en el entorno donde vivian las protagonistas del libro. La exposición constaba de fotografías en blanco y negro de Milena Monti, tomadas a las protagonistas, y fotografías en color de José Gálvez del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

 
Foto: Presentación en Madrid © AP
 

“Yo no fui a la escuela -
Mujeres de Níjar 1915-2015”:
extractos de entrevistas

LA JOYA:

PILAR TORRES
(Primera generación)

 
   
Foto: Pilar Torres © Milena Monti  
 

Naciste en La Joya, donde continúas viviendo…
Sí, en la Cañada Morena. Éramos cinco hermanos, dos mujeres y tres hombres, yo era la dos, iba detrás de mi hermano José, que era el mayor. Vivíamos aquí, con mis padres y con mi abuelo, y los abuelos por parte de mi padre vivían también aquí al lado. Aquí los vecinos éramos todos también casi familia. De aquí solo se ha ido a vivir fuera una tía, al Llano de Don Antonio.

¿En qué trabajaba tu padre?
En el campo. Pero también me acuerdo que trabajaba en una máquina que bajaba de Agua Amarga con carbón. Y cuando eso se terminó se fue a Barcelona. Allí trabajó en la mina de agua. Mi madre se quedaba aquí con todos los críos pequeños y no podía trabajar la tierra ella sola. Y cuando había que comprar comida, la harina, los garbanzos, pues se iba a Fernán Pérez, que aquí no había na, en una bestia, nos traíamos las cosas fiao y cuando se hacía la cosecha pagábamos.

¿Qué hacías de pequeña, un día cualquiera?
Yo, desde que me acuerdo, con unos cinco años, iba con mi abuelo a guardar el ganao, los chotos. Y luego ya a coger esparto y a segar. Si era verano, segar, y si era invierno a coger esparto, y seguía guardando el ganao, que ya tenía doce o catorce años e iba yo todos los días con mis tías guardando el ganao, con un látigo pa que no se perdieran. Y trabajar en la casa, pa lavar la ropa íbamos a la Cañada de Méndez. La ropa no se planchaba, solo la precisa, la de arriba, las sábanas y to eso de casa, no. Se hacía con unas planchas de carbón.

¿Fuiste a la escuela?
Colegio no ha habido nunca por aquí, ni maestro; vino uno que estaba tres días a la semana, pero luego ya no vino nadie. Mis hermanos iban a La Palmerosa, andando, todos los días, pero yo, no.

¿Cómo conociste a tu marido?
Nos conocíamos de aquí, porque Juan vivía ahí, en el Cerro La Gorra, en esa casa que han dejao a medio hacer. Íbamos a casas por ahí arriba donde hacían bailes, había mucha mocedad antes, lo que ahora no hay, y en los bailes los chicos regalaban garbanzos tostaos y naranjas, cosas así, se lo regalaban a las chicas que les gustaban. Una noche que fuimos a un bailecillo nos escapamos, ya lo teníamos hablao, me esperó Juan y nos fuimos al molino de allá arriba donde vivía mi cuñá. No hicimos ninguna celebración, y ni por una parte ni por la otra tuvimos ningún problema. Después nos vinimos con mis padres, y primero estuvo trabajando con ellos y luego nos pusimos aparte nosotros. Yo tenía 23 años y él 31. Hasta que no pasó un año o así no fuimos a apuntarnos en el Registro.

¿En qué trabajó Juan?
Cogiendo esparto. Se lo vendía a uno de Carboneras que le decían el tío Paco. Porque en Carboneras había negocios de esparto, se lo llevaban hasta allí en un carro. Pero eso dura un mes na más, en verano, así que también se dedicaba a hacer yesos y se lo vendía a uno de Carboneras.

¿Tu marido tuvo que emigrar?
Sí, se marchó a Alemania, en el 63, y trabajó primero en la construcción, y luego entró en correos por un cuñao, cuatro años. Desde allí mandaba el dinero, y también estuvo en Barcelona, todo eso cuando ya tenía a los niños. Mi suegra y mi cuñá me ayudaban, y mi hermano me escribía las cartas que le mandaba.

¿Cuántos hijos has tenido?
Siete, todos los he tenido en casa, me ayudaba la partera que venía de Carboneras, y una mujer que vino de la Venta. La noche que nació mi Luisa estaba con mi hermano y con los dos grandecillos, y me acuerdo que había venido el hombre que hacía el circo en la calle con dos perricos que traía pa que bailaran.

¿Y si caíais enfermos, cómo os cuidabais?
No nos poníamos malos, entonces estábamos bien. Había un hombre que nos decía: “Toma manzanilla, toma tomillo”, no había na entonces. En La Palmerosa había un hombre que vendía algo, no me acuerdo, pero mis hijos pasaron el sarampión y la tosferina, que no dormían, venga a toser, y mi padre me blanqueó todo el piso de la casa, que era de tierra, y así se les pasó la tos, con la cal.

Tienes a tus hijos viviendo muy cerca…
Uno vive conmigo, Diego, que está soltero, y otros tres muy cerca. Nosotros nos hicimos la casa con un trozo que me dio mi madre y luego yo lo he repartido con mis hijos. Ellos viven mejor, ahora la vida es diferente, de todos, los hijos y los nietos. Antes nos escapábamos a escondidas con los novios, ahora se buscan su casa, y a vivir, se juntan sin casarse, pero no se esconden. Y luego cuando quieren hacen sus bodas y sus celebraciones, como mi nieta que va a casarse ahora.

¿Has salido de aquí, has conocido algún otro sitio?
A Sevilla he ido una vez, y a Almería, que fuimos a mercar los muebles pa la boda. Luego fuimos una vez a Las Negras a bañarnos, y a la Isleta. No me acuerdo de más.

 

 
LUISA SIMÓN TORRES
(Segunda generación)
 
   
Foto: Luisa Simón Torres © Milena Monti  

Háblanos de tu infancia, tus recuerdos de la niñez, con tus padres y tus hermanos…
Yo soy la menor de siete hermanos, y la única chica. Vivíamos con mis padres, pero yo me iba mucho a dormir con mi abuela. Siempre estaba con ella, cuando se murió tenía yo 14 o 15 años.

¿Cuándo empezaste a ir a la escuela?
Seis años y medio creo que tendría yo ya, iba a Carboneras con mi hermano Diego. Los otros habían ido a una escuela que había por ahí, la escuelita lo llamaban, era un cortijito, y ahí había una maestra pa tos. No me gustaba mucho la escuela, la verdad, y una vez que se quitó mi hermano Diego, pues se me quitaron las ganas de ir, mi madre me decía: “Pero hija mía, que eres mu pequeña”, porque yo tenía a lo mejor 11 o 12 años, ya sabes, si una volviera a nacer, pero entonces… Así que a los 16 años me fui a los tomates, que antes no había invernaderos.

Tu padre ¿no te reñía?
Mi padre como tos los hombres, cuando se levantaba se iba a trabajar y todo el día fuera, y como era mi madre la que estaba en casa, pues era ella la que me lo decía. Pero yo a los dos los he tratado de usted siempre, no por miedo, por respeto. Y lo sigo haciendo.

¿Cómo te divertías cuando eras jovencita?
En la discoteca que había en Campohermoso. Tampoco es que fuéramos todos los fines de semana, como ahora salen los jóvenes, nos juntábamos mis primas y yo, con mi hermano Leonardo, íbamos en coche, y allí fue donde conocí a mi marido. Estuvimos un año de novios, y cuando nos casamos a mí me faltaban dos meses para los 18, y él tenía 18 o 19. Yo también me fugué como mi madre, un día nos fuimos de la discoteca a Carboneras, a casa de una tía de mi marido. Tampoco hicimos ninguna celebración. Luego ya cuando volvimos, estuvimos unas semanas en La Joya, y de ahí a Campohermoso, de alquiler; él trabajaba allí haciendo invernaderos, y luego le salió trabajo aquí, en la construcción, con mi hermano Juan, que estaba con Frasquillo Simón. Por eso nos vinimos aquí, para tener el trabajo cerca, entonces no teníamos coche.

¿Qué trabajos has hecho?
Empecé con los tomates, y después de casarme lo dejé hasta que empezamos con los invernaderos, hace veinte o veinticinco años que los tenemos. He trabajado con mi marido igual que él, si él se iba a las siete, yo también, y si volvía a las diez de la noche, yo lo mismo. Ahora ya voy menos, porque estoy de cuidadora, por mis padres y mi tío, entre mi hija y yo tenemos a los tres a nuestro cargo, el menor de 82 años.

¿Cómo consideras que ha cambiado la vida?
Pues va mejorando, no es como antes, ni punto de comparación. Yo me acuerdo que con once o doce años iba a lavar con mi madre, con el cubillo, a la Cañá Méndez. Hoy hay lavadora, secadora, de todo. Ha cambiao todo, y para mejor. Yo estoy contenta porque en la familia está todo bien, a lo mejor hay cosas de la juventud que no me gustan, porque antes había más respeto, a lo mejor hay demasiada libertad, pero en las cosas de la casa y entre los hombres y las mujeres todo ha cambiado porque ahora trabajamos las mismas horas y hay que compartir el trabajo de la casa. Como dicen ahora los críos: “Hay que compartir”.

 

MARÍA LUISA CASTILLO SIMÓN
(Tercera generación)

Yo he tenido una infancia muy alegre, siempre he vivido aquí, con mis padres, mis tíos y mis abuelos. He ido al colegio en Carboneras, porque aunque pertenecemos a Níjar, al colegio vamos a Carboneras. Hice la primaria y luego me cambié al instituto Juan Goytisolo. Hice la ESO y llegué a matricularme del bachiller, yo lo llevaba bastante bien, no he repetido ningún curso, pero un día me dio que no me apetecía y lo dejé, devolví los libros, no sé si sería porque ya tenía novio, pero lo dejé.

¿Y qué has hecho desde entonces?
He trabajado un poco en la hostelería en los veranos, y estuve un año entero en una cooperativa agrícola, en un almacén. Ahora estoy aquí con mi abuela, como cuidadora.

¿Qué diferencias observas entre tu generación y la de tu madre y tus tías?
Hay muchas diferencias, yo antes de los 18 años ya estaba en la autoescuela, te sacas el carné y tienes la libertad de salir y de irte a hacer tus compras a donde quieras. Yo no tengo coche propio, mi padre me ha dejado la furgoneta y luego más adelante nos compramos uno a medias mi novio y yo. Y a la hora de juntarte con la pareja hay mucha más libertad, antes se fugaban para convivir, muchas veces muy jóvenes y ahora convives de otra manera y cuando quieres te juntas sin que te tengas que escapar. Y cuando ya lo decides te casas. Nosotros llevamos once años de novios, y en este tiempo hemos comprao la casa en Campohermoso, y la hemos amueblao. Nos casamos por la Iglesia, y hemos invitao a la familia y a los amigos, y luego nos iremos de viaje de novios a un crucero.

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