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Agua dulce... agua salá

El agua en Cabo de Gata-Níjar

Hace 60 años que se realizaron los primeros estudios hidrogeológicos en nuestra comarca, a la vez que en el Campo de Dalías y El Saltador de Huércal Overa, encargados por el Instituto Nacional de Colonización (INC).

Gracias a una invitación que hizo el GEM (Grupo Ecologista Mediterráneo) contamos con el testimonio de Carlos Castellana Prieto, que fue funcionario en el INC y destinado a Almería para trabajar en este proyecto y nos dice que fue decisión de Franco, tras una visita a la zona y en contra de las recomendaciones de expertos en cuanto a disponibilidad de agua, que se pusiera en marcha un plan de irrigación mediante extracción de agua subterránea, y que si luego no había agua suficiente, él mismo “la traería en cubos desde Sierra Nevada”.

Foto: Cortijo del Plomo © Murielle Aufranc
 

Estos estudios fueron encargados a “Misión Técnica y Científica” una empresa afincada en Tánger, formada por geólogos belgas, técnicos electricistas alemanes y un anciano hidrogeólogo alemán, según Castellana Prieto, considerado el número uno mundial, que advirtió de que no se abusara de los niveles de bombeo ya que de extraer más agua de la prevista se corría el riesgo de salinizar la zona.

El INC pasó a ser IRYDA (Instituto para la reforma y desarrollo agrario) y puso en marcha este ambicioso plan en el Campo de Níjar "convertir el desierto en un vergel" (en la zona recuerdan que desde Huebro observaron que el Campo de Níjar se volvió verde) creando 4 pueblos de colonización (Campohermoso, San Isidro, Atochares y Puebloblanco) que animó al asentamiento de muchas familias que sufrieron el desarraigo de dejar sus lugares de origen y empezar de nuevo en una zona inhóspita donde todo estaba por hacer.

 
Fotos: Noria y balsa del Playazo © OM - Noria de Las Hortichuelas © JG
 

Recuerdo los relatos de los que aún testimonian esos inicios, los barracones en los que vivían antes de que se construyeran las casas, la dificultad para enterrar a los primeros seres queridos fallecidos en aquellos cementerios vacíos, sin fiestas locales, sin historia, sin pueblo. Pero con una promesa de futuro para sus hijos que los animaba a soportar todos esos sacrificios, ajenos a aquella amenaza oculta, silenciada que, hoy más que nunca, continúa acechando sus vidas: el agua subterránea, que sustentaba todo, tenía fecha de caducidad.

En 1961 había 448 has en regadío, en 1962 había 3.441has y en 1977, 3.939 has. Las expectativas empezaron a fallar, la calidad del agua de los pozos empeoró, aumentaba la salinidad y el boro.

En 1978 los regantes de los pozos de IRYDA, que consideraban que había un abandono de estos por parte de esta institución, constituyeron una comunidad de regantes y pidieron la transmisión del dominio de los mismos creándose la S.A.T. Campos de Nijar. Esto no mejoró la situación, ya que la Junta General de la SAT autorizó a disponer de agua a quienes lo solicitaban aunque no dispusieran de tierra con reserva de agua: en 1983 había 210 socios y en 1986 había 420. Se dobló el caudal extraído, y también había propietarios de pozos privados que vendían agua. El agua se convirtió en una mercancía en un libre mercado, sin ningún control. Se clausuraban los pozos salinizados y se abrían otros nuevos. La amenaza silenciada se estaba convirtiendo en una terrible realidad difícil de aceptar.

Fotos: Noria del Pozo de Los Frailes © MA - Aqueducto de Fernán Pérez © OM
 

En 1982 el Instituto Geológico Minero (IGME) realizó el Estudio Hidrogeológico de la Comarca del Campo de Níjar y se pudo contar con datos reales y actualizados. Esta era la situación de los distintos acuíferos en esa fecha:

El acuífero de Nijar es el principal y se extiende por el Campo de Nijar.
Su situación en esa fecha era: Entradas entre 14,7 y 18,4 Hm3/año y salidas entre 21 y 22 Hm3/año. Lo que se traducía en un consumo de reservas de 3 a 7 Hm3/año.
El 98% era destinada a la agricultura y el 0,37% a abastecimiento urbano.

A los demás acuíferos se les considera marginales porque están en los márgenes del principal y afectados por él, los más importantes son:

1. El de la Rambla de la Palmerosa, situado sobre esta rambla hasta la desembocadura del río Alias. Con unas entradas de 0,3 Hm3/año y unas salidas de 1,5 Hm3/año, con solo 5 puntos de extracción, uno de ellos suponía el 50% de la extracción total. Abastecía las aguas públicas de Carboneras y El Llano de Don Antonio. El consumo de reservas estaba entonces entre 1 y 1,4 Hm3/año. Se estimaba que las reservas estarían entre 31 y 42 Hm3 y no más del 30% explotables.

 

Foto: Molino hidráulico del Argamasón © JG

 

2. Acuífero Hornillo-Fernán Pérez. Dos cubetas situadas entre La Serrata y la Sierra de Cabo de Gata.
En la zona de Fernán Perez las entradas eran de unos 0,6 Hm3/año y dos tipos de salida, una por las captaciones (solo 2) de 91.000 m3/año y otra salida hacia el acuífero del Campo de Níjar, debido al descenso de los niveles de este último, entre 1,8 y 2,3 Hm3/año. Lo que supone un vaciado de reservas entre 1,3 y 1,8 Hm3/año.
En la zona de El Hornillo la recarga por infiltración está entre 2,2 y 2,5 Hm3/año. Y las salidas por bombeos estaban aprox. en 1,4 Hm3/año (19 puntos de captación) y por salida hacia la zona de Cabo de Gata en unos 1.6 Hm3/año. Esto supone un consumo de reservas de unos 0,7 Hm3/año. Estimándose unas reservas aprox. de 50Hm3.

3. Acuifero de El Alquián-Cabo de Gata. A lo largo del mar y separado en dos por La Serrata, el área que se extiende hacia El Alquián presenta escasa importancia hidrogeológica, con solo dos puntos de bombeo y una salida de 56.000m3/año. Y el de Cabo de Gata es la prolongación hidrogeológica de la zona del Hornillo formando un único sistema acuífero y donde se concentraban la casi totalidad de los puntos de bombeo. Con unas entradas por infiltración de agua de lluvia de 1,3 a 1,5 Hm3/año y por escorrentía de 0,5 a 0,6 Hm3/año, unas entradas laterales subterráneas desde la zona del El Hornillo de 1,6 a 1,9 Hm3/año y desde el campo de Níjar de 2,1 a 3,2 Hm·/año. Las extracciones por bombeo eran de 6,8 Hm3 (77 puntos de captación) y las salidas por evaporación en Las Salinas y salidas subterráneas al mar entre 0,8 y 3,2 Hm3/año. Por el descenso de los niveles piezométricos la extracción de reservas se estimaba entre 1,4 y 2,1 Hm3/año. En esas fechas aún no se observaba avance de la cuña de intrusión marina.

 
Foto: Aljibe en el Cortijo del Fraile © Oscar Molina
 

Más allá de la exactitud de los datos, lo importante es que estos datos existían, que el riesgo de salinización de la zona fue alertado desde los primeros estudios, en los años 50, que el IGME ha seguido haciendo estudios y alertando en los años siguientes de que se estaban consumiendo reservas y bajando los niveles piezométricos con el consiguiente riesgo de salinización.

Por tanto la manera en que se ha actuado desde las administraciones públicas: dando concesiones, permitiendo todos los cambios de uso de secano a regadío, con una ausencia total de política de aguas, no se ha debido a falta de información, sino al paso de una dictadura a otra; primero sometidos a la voluntad de un iluminado-milagrero con pretensiones mesiánicas armado con un cubo para traer el agua de Sierra Nevada si era necesario y después abandonados a la dictadura del mercado.

Y seguimos con los milagros, el llamado “milagro almeriense” y sometidos a la voluntad de las multinacionales de los insumos agrícolas que subiendo precios conseguían mayor venta pues los agricultores precisaban cultivar más tierras y producir más cantidad para mantener sus beneficios y pagar los préstamos bancarios, una huída hacia adelante en la que nadie se paraba a mirar los informes hidrogeológicos ni a pensar en otras posibilidades de vida para las nuevas generaciones de nijareños a pesar de tenerlas delante de los ojos: una bella y atractiva costa de la que sentirse orgullosos y cuidar en vez de considerarla una amenaza para esta voluntad expansiva acéfala y sin límites que los parasitaba.

¿Qué pasó después de 1982? Continuará.

Ynma Nieto