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Homenaje a nuestra amiga. Marianne Sutter

El día de la entrega de los premios de la Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, aprovechamos para tributar un homenaje a nuestra querida amiga Marianne Sutter. Se leyó un texto entre Antonio Hermosa y Gloria Garrido, texto que reproducimos mas abajo. Mientras escuchábamos el texto, se proyectaba en la pantalla algunos cuadros pintados por Marianne.

Nacida en Suiza, en 1935, Marianne vino a vivir a Agua Amarga en 1994, aunque llegó al Cabo por primera vez en 1978.Desde entonces, visitó el Cabo cada año.

Como ella misma decía: “Supe que quería vivir aquí desde el primer instante en que contemplé el pueblo desde arriba de la cuesta. Yo que venía de vivir en Perú muchos años, no podía creer que lugares así existieran aún en Europa.
Y ahora, después de tanto tiempo y, a pesar de los inevitables cambios a los que llaman progreso, todavía permanece el embrujo, la luz, los paisajes…

El Cabo de Gata nos da todo esto y mucho más. Es mágico”.

Artista, ecologista, amiga divertida, solidaria, con una sensibilidad especial y una mirada profunda para percibir la naturaleza. Algunos de los que vivimos en Agua Amarga conocíamos bien su sonrisa franca y su viva mirada azul.
Y muchos otros que habrán coincidido con ella en numerosos actos convocados en defensa del medio ambiente, a los que iluminaba con su presencia y actitud siempre entusiasta.

Conocida en el Cabo por sus arraigadas convicciones ecologistas, podría pensarse que éstas influyeron en el contenido de los temas elegidos para sus obras, pero ella misma se encargó de aclararnos que no era así:

 
Foto:Marianne Sutter © Marianna Sutter
 

“Es cierto que, a lo largo de mi vida, he visto desaparecer lugares preciosos. Y creo que es preciso hacer una especie de inventario, dejar una huella de tanta belleza. Pero la protección del medio ambiente y mi pintura son dos caminos paralelos, no se tocan.

Y a pesar de mis convicciones y tristeza acerca de la destrucción de nuestro planeta, mis obras no incluyen un mensaje político o ecológico. Tan sólo pretendo invitar a quien las contempla a una cierta evasión, a compartir conmigo el estado onírico que me llevó a realizarlas”.

 
Foto: Obras de Marianne Suter © Marianna Sutter
 

“Pienso -y esto desde siempre, no por los tiempos que corren ahora- que la vida es una batalla difícil y dura. Muchos artistas denuncian este hecho con su obra, y yo comparto su indignación. Pero, justamente, por la dureza de la vida, con mis cuadros intento dar un poco de ilusión, como un respiro. Me gustaría que la gente pudiera entrar en ellos y viajar, soñar, respirar, volar, sentir esa emoción primera que me inspiró a mí el tema. En realidad solo doy por terminado un cuadro cuando vuelvo a sentir la emoción primera que me inspiró el tema, ya fuera una luz, unas líneas del paisaje, un pensamiento fugaz”.

 
Foto: Obras de Marianne Suter © Marianna Sutter
 

Quizá, ahora que Marianne nos mira desde la orilla de otros mares, el mejor homenaje que podemos hacerle es contemplar su obra como ella deseaba y ¡quién sabe! si entonces podría ocurrir que mientras observamos el sol blanco de sus lienzos parpadear sobre una palmera negra, el silencio se haga en nuestras mentes para volar con ella, respirar y sentir esa emoción primera.

Antonio Hermosa y Gloria Garrido