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Viaje literario por el Parque

Mientras las/los poetas y poetisas, escritores y escritoras vinculadas al Parque sigan publicando su obra y en ella un Eco del mismo llegue hasta nosotros, resultará inevitable que reciba nuestra acogida y adquiera un pasaje en nuestro viaje literario. Más aún cuando es una asidua pasajera a la que ya dedicamos un eco en estas páginas.

Teresa Gómez (Puebla de don Fadrique, Granada, 1960) ocupa las portadas culturales de los diarios al publicar un poemario titulado La espalda de la violinista (Fundación José Manuel Lara, Vandalia, 2018). No resulta tarea fácil escoger un título y, menos aún, para un libro de poesía. No obstante Teresa posee el don del aforismo, de la palabra certera, el gesto y el sintagma rubricados con una sonrisa, en fin, el verso herido en sus labios se torna canción.

Su primer poemario publicado se tituló Subasta en mi ventana (Cuadernos del vigía, 2000), una plaquette del libro inédito Plaza de abastos. El título revelador nos conduce a los cuadros de Dalí sobre Gala asomada a la ventana, en el caso de Teresa al mercado. Ahora le toca el turno a la música: los músculos coordinados para producir una melodía que embelesa y enajena por su dulzura y al mismo tiempo por el dominio del instrumento. En la espalda desnuda de la intérprete se van delineando músculos, huesos, tendones, piel tersa para producir música. La conjunción materia corporal y arte musical conduce a una nueva reflexión sobre el rigor y la disciplina de los cuerpos al servicio de la creación artística.

El certero prólogo de la poeta cordobesa Ángeles Mora nos ilustra sobre la fotografía de Man Ray El violín de Ingres, que destaca la vinculación entre música, poesía y fotografía.

Foto: Playa de Los Genoveses © Oscar Molina

Todo el poemario se encuentra dirigido a componer una sinfonía con palabras, como el pintor con los colores, como el escultor con el barro. Estructurada, medida, sumisión necesaria para el ejercicio-producción de arte a través del dominio del cuerpo. Se organiza en términos musicales: Preludio, Allegro con spirito, Largo ma non tanto, Finale presto.

Lo conforman tres movimientos centrales, entre sus grandes compositores figuran Bach y Liszt. En el caso de Teresa, se distinguen: el dos (Allegro), de carácter serio, y el tres (Largo ma non tanto), crítico-jocoso, que reclaman nuestra atención, pues en ellos se concentra la cima de la sinfonía, sin desmerecer el preludio y el finale.

Ocupa el grueso del poemario y se corresponde con el desarrollo anunciado en el preludio histórico-sentimental: entre la identidad y la distancia, el dolor y la vida hacia adelante, la memoria y la esperanza.

En el camino quedan los versos que inspiran recuerdos doloridos de quienes nos dejaron, la estampa precisa de la complicidad y el homenaje a la figura perdida para siempre. Aquí rescatamos algunos dedicados y compuestos en nuestra bahía, recóndito lugar de creación que impregna el vocabulario y la ambientación de la experiencia poética. Así lo confirmó la propia poeta en el acto de presentación del libro en la biblioteca Villaespesa de Almería: «la inspiración que encontré en Carboneras, mientras ejercía como docente, está presente en varios poemas».

Vamos a reproducir los siguientes, acompañados por un breve comentario:


 

PALABRAS EN LA PIEL

Palabras silencio para descansar,
palabras barco que navegan en mis sueños,
palabras libres para levantarme,
palabras fuerza en mi devastado corazón,
palabras amargas como la distancia,

palabras beso que secan mis lágrimas,
palabras tiernas como tus labios en mi pelo,
palabras luz que iluminan mi destino,
palabras risa.
Entrégame palabras

Háblame
lejano,
poderoso,
confidente.

Acércame tu boca a la esperanza.

Dame tu voz, amor,
para cruzar el puente inexpugnable de la vida.

Foto : En La Almadraba © OM
 
 

Casi un soneto deconstruído que tributa un canto a la poesía, a la fraternidad y a la esperanza. En cada verso se haya convocado un sentimiento, un deseo, una rogativa. El ritmo de la letanía-oración proclama la eficacia del creacionismo (Huidobro, Diego) y su vigencia.

PLATA EN EL HORIZONTE

Te veo correr con los oídos sellados,
huyendo de los hermosos cantos que
las sirenas entonan en tu honor.

Murmuran versos que te atormentan.

Trazan con sus palabras un futuro para ti
y en su risa,
emergen las promesas.

Su aliento de espuma hiela tu piel herida.

La tarde entrega al mar sus últimos acopios
de esperanza
con destellos de plata.

Naufragan sueños en tus lágrimas.

Una estampa cotidiana de corredor/trabajador/Ulises-antihéroe moderno absorto por los cantos de sirenas que le prometen futuros sonrientes, mientras el mensaje hiela «tu piel herida». No obstante la tarde proporciona «acopios» de peces, esperanza de vida para el día siguiente. Aún así la conclusión existencial, la autoconciencia, nos dice que son sueños, que naufragan mientras brillan, en una tarde de acopios, entre nuestras lágrimas.

 

CINCO MINUTOS NADA MENOS

Para Juan Carlos Rodríguez

El reloj como un tren se detuvo en tus ojos.
En el andén crecían la sospecha y la duda
y quedó despoblado de sueños y viajeros.

En la estación desierta,
-como un faro-
me lanzaba destellos el destino.

La próxima parada -dijeron por el micro-
y tu boca fue el pozo donde serenamente
arrojé la pasión.

Foto : En el Arrecife de Las Sirenas © OM
 

Una elegía moderna por el reciente deceso de un pensador fundamental. Los símbolos y metáforas en juego remiten a la muerte: el reloj y el tren detenidos, el andén despoblado, la estación desierta, el pozo. Hasta el anuncio por el micro de la próxima parada. Sin duda el mayor consuelo supone sostener la pasión por el saber con lucidez que nos suscita su obra a la que dedicó su vida.

Miguel Galindo
Colaborador del equipo de redacción del Eco del Parque