Anne Kampschulte aterrizó en Almería en 1991. Atrás dejó su trabajo como profesora de matemáticas y química en Alemania. Vino para estudiar español, pero acabó por dedicarse por completo a su gran pasión: la escultura. “Añadí estudios de arte a mi carrera de ciencias porque desde mi juventud deseaba destilar mi creatividad a través de la escultura. La escultura, pura comunicación con el espacio y el tiempo, es un arte en tres dimensiones que está en continuo crecimiento. Permite tocar la obra con todos los sentidos y nos vuelve sus cómplices. Mi trabajo me gratifica porque es que es un aprendizaje continuo que me hace crecer a mí también”.
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Los materiales preferidos de Anne son el mármol, las piedras calizas o areniscas. “La resistencia que me ofrecen al desarrollar las formas es semejante a un diálogo cariñoso con el material”. Anne utiliza máquinas y herramientas de diamantes y termina con un acabado manual de lijas. “Aunque en ocasiones prescindo de las máquinas y realizo el trabajo tradicional manual como un ritual para conectar con la tierra”.
A su llegada Anne se instaló en Macael de cuyas canteras de mármol blanco, únicas en España, había oído hablar. Poco a poco las características del paisaje almeriense impregnaron su obra. “El agua que falta, las plantas que me rodean, los vientos, la luz del sol, el contraste entre sus tierras volcánicas y el agua marina”… ”. Sus continuas visitas al Parque Natural hicieron nacer esculturas con nombres originales como Cactus, Erizo, Estrella, Nube, Semilla, Medusa… Aunque, “nunca intento copiar la naturaleza sino encontrar una nueva forma con un concepto escultórico, dialogar con el espacio, captar la eterna lucha entre la energía de la tierra, que forma el relieve, y la energía solar que, moviendo el aire y el agua, lo destruye”. Un combate que constituye el hilo conductor de la escultura de Anne siendo ella en este caso la que crea y destruye.
La obra de Anne ha sido objeto de numerosas exposiciones desde Madrid a Almería. En esta tierra es difícil hallar un rincón cultural que no reconozca sus esculturas (ver su extenso currículo en http://www.annekampschulte.com). Su compromiso con el arte la ha llevado en el 2010 a participar, junto a Rafael Ebrero, en la reapertura de la Asociación Cultural Fiebre del Oro, situada antes en Rodalquilar y ahora en Las Negras. “Hemos formado un grupo de Artesanos que vemos así realizado el sueño de tener nuestra propia sala de exposición. Este invierno abriremos por la mañana los fines de semana, festivos y vísperas, para dar continuidad al proyecto. En el Parque hace falta apoyo a las iniciativas privadas como esta. Y en el caso de Las Negras también sería preciso mejorar las infraestructuras más básicas como la limpieza del pueblo y los aparcamientos para invitar a la gente a visitar el lugar”.
Gloria Garrido |