|
|
|
|
Cuando las piedras nos saludan |
|
|
|
|
|
|
por Xavier de Torres
Hola a todos sin excepción.
Hola gran labor y perseverancia del Eco del Parque
Hola, también, a los "extraños” administradores del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar
Hola, de verdad, a todos los amigos del Parque |
|
|
|
|
|
|
|
Fotos y obras © Xavier de Torres |
|
|
|
|
|
|
|
Hace tan solo unos días Leonard Cohen recibía El Premio Príncipe de Asturias… y en su discurso decía:
“Eres un hombre viejo y no has dado las gracias. No has devuelto tu gratitud a quien la merece: El suelo, la tierra…”…”si queremos expresar la derrota que nos ataca a todos tiene que ser en los confines estrictos de la dignidad y la belleza”
Es solo una idea. Vosotros la desarrolláis como queráis en vuestras almas, corazón y mentes. He escrito un texto… impersonal y reflexivo. Unido a unas fotos de diversas piedras grabadas (petroglifos)… tan solo con mis manos, una maza, un cincel… y a pié. |
|
|
|
|
|
¿ Dónde?
Algunos de estos símbolos los grabé hace más de una década y no solo por el Parque Natural Cabo de Gata; también en Catalunya, otros lugares de Andalucía, Lanzarote, Berlín, New York y Norway (muy al norte… en un proyecto subvencionado, en su día, por la Comunidad “económica” Europea y donde, parecería ser, son más avanzados espiritual, conceptual y estéticamente respecto al arte y su gestión. Y aún más si cabe al aplicarlo en entornos naturales).
|
|
|
|
|
- Lamento este parque tan “Suyo” (… o como lo hacen suyo sin pestañear) y cada vez más-menos “Nuestro”. Lamento cómo se conciben vida, turismo, sostenimiento y su interacción. En fin ¡Lamento que en una sola vida (a algunos) no nos dé el tiempo suficiente, que necesitaríamos para cambiar “un poquito” lo malo que hay en nosotros mismos, en el hombre e incluso en el Mundo.
Cada vez (y en un pueblo de verano… mucho más…), que se publicita (se hace pública) una idea, un posicionamiento, una actitud o una obra (y las sencillas son las que más cuestan de concebir y llegar a sentir)… Aparece aquello… que tantas veces comentaba un amigo (escultor) que por desgracia ya murió, y decía así: “Una vez visto,... todo el mundo es listo”.
Evidentemente, tomar conciencia de las cosas lleva mucho tiempo. Las piedras lo saben… por eso están quietas… siempre esperando. |
|
|
|
|
|
|
|
|
Un silencioso camino recorre los campos, serpenteando la montaña hasta llegar al mar. Las montañas se alzan, con solemnidad, a mucha distancia del cielo, como vigías de horizontes luminosos, que ese mar extiende frente a los ojos del caminante. Las piedras son testigos de sus pasos. Testigos mudos, también, de imprevisibles eternidades geofísicas, donde el ser humano apenas es una micro-minúscula porción de materia... Mas la poética no es del todo eso. La poética surge de la relación que el hombre y la naturaleza establecen. En un diálogo en el que sensibilidad, con(s)ciencia y comprensión reafirman la magnificencia de cuanto rodea al ser humano, como habitante de su planeta- La Tierra. |
|
|
En silencio, pues, nuestros pasos nos conducen por un camino entre los campos, las montañas, el mar… Son momentos de soledad. De una soledad que respira el maternal entorno que nos circunda. Es una soledad físicamente relativa. En la que, a medida que avanzamos y nos sumergimos en la sencilla actividad del caminar, vamos percibiendo y alimentando algún tipo de sensación plena, de armonía. Relacionada con un Todo cada vez más palpable y evidente.
Es un ir apaciguándose frente a la inmensidad, a lo inabarcable. El sentimiento, incluso inconsciente, de dignísima pequeñez y humildad invade expansivamente nuestro estado de ánimo. Por fin percibimos, sin razonamiento alguno, lo sagrado.
Lo sagrado no es más que nuestra verdadera condición existencial. Nos convierte en hijos queridos del tiempo, contra el que tanto hemos luchado. Como animales rebeldes e ingenuos posesos de nuestros miedos. |
|
|
|
|
|
|
Comprendemos de forma límbica y precisa… que nuestros pies sostienen un cosmos y ese cosmos somos nosotros mismos. Entendemos ese gran don de la vida, que es sentirse vivo… y damos (cada uno a su manera de entender) las gracias. En ese momento materializamos el acto creativo de contemplar. Nos agachamos para tomar prestado del suelo un pequeño y bello guijarro, que como un diamante brillaba junto a una esparraguera. Lo tomamos entre las manos como un tesoro y culminamos ingrávidos un instante, de nuestro propio sentido de la eternidad, en la eternidad. Somos inocentes. No hay culpa que ocultar. Nos sabemos solos y de pié. Gozando de lo intangible.
El hombre, desde antiguo, dio las gracias por el don de la consciencia y la percepción completa de sí mismo, que en momentos de iluminación -en la inmensidad de lo desconocido- le era revelada a través de las mismas fuerzas de la naturaleza a las que a diario debía, también, combatir. Y lo reflejó en lo más inmediato que encontró a su alrededor… En las piedras.
“Como tú… piedra pequeña... Como tú…” (León Felipe)
Xavier de Torres |
|
|
|
Fotos y obras © Xavier de Torres |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|