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Tatiana Mena Alvarez |
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Entrevista con Tatiana Mena Alvarez. El día 7 de febrero 2012 en San José.
¿Te acuerdas cuándo viniste por primera vez al Cabo de Gata?
Sí, perfectamente, esto no se olvida. Era un día de agosto de 1991. Llegué con mi pareja de entonces, justo antes de conocer a mi actual marido, llegamos haciendo dedo desde Almería, adonde habíamos llegado en el tren nocturno desde Madrid. Llevábamos mochilas y tienda para acampar en el camping TAU. Él conocía a la familia del restaurante La Atrevida, del que ya no existe nada, ni un ladrillo, ahora son bloques de apartamentos. Y un día nos invitaron a comer en La Atrevida y Jimena, la dueña, nos ofreció a mí y a mi compañero trabajo para el mes de septiembre. Por tanto volvimos a Madrid para coger ropa y regresamos a San José en seguida. Y desde entonces regularmente he seguido viniendo, ya fuera para trabajar en La Atrevida siempre que Jimena me necesitó o, después, con José. Durante mis primeras estancias no tuve oportunidad de conocer el Parque porque venía a trabajar. Hace ya veintiún años.
¿Dónde conociste a tu marido? ¿Aquí en San José o en Madrid?
Aquí no. Bueno, él dice que me recuerda, pero yo a él no. La primera imagen que registro de José es ya en Madrid, en el Suristán.
¿A qué te dedicabas en Madrid?
Estudiaba psicología. Luego lo dejé, trabajé y conocí a José. Mientras que trabajé en La Atrevida, conocí a José Antonio, que fue después socio de José, tanto en el Pez Rojo como luego después en el Suristán en Madrid. José Antonio, en un encuentro fortuito, me contó el proyecto del Suristán (Sala de conciertos de Madrid), me apunté el número de teléfono en un paquete de tabaco, que casualmente no perdí y cuando llegué a Madrid estuve llamando hasta lograr ser la primera camarera contratada.
¿Cuántos años has trabajado allí?
Dos, de los 21 a los 23. Y como había conocido a José y él tenía aquí la casa cerca de Los Escullos fue un continuo venir. Nunca he dejado de venir aquí.
¿Y cuándo decidiste afincarte definitivamente aquí?
Desde el inicio de mi relación con José este lugar ha estado muy presente. Si no nos trasladamos antes fue por razones de trabajo, familiares, estudios. Me volví a matricular en la Universidad y quería centrarme en acabar la carrera.
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¿La terminaste?
Sí, estudié Filología Alemana. Y después de todo esto decidimos que quizás era el momento de tener un hijo. Y entonces se nos complica y me quedo embarazada de trillizos. Paralelamente ya estábamos desde hacía un tiempo mirando ruinas para construir una casa rural. Finalmente compramos un terreno en La Boca de los Frailes. Y todos estos acontecimientos, el embarazo y la compra del terreno, coinciden en el tiempo. Para adquirir el terreno nos vimos obligados a vender el piso en el que vivíamos en Madrid. A partir de este momento tuvimos que ser rápidos. No se sostiene por mucho tiempo ser padres de trillizos mientras se emprende un negocio y sin tener una ubicación estable.
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Foto: Tatiana © LF |
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¿Cuántos años lleváis viviendo en La Datilera?
El terreno lo adquirimos en el 2000, pero viviendo en la casa desde hace ya seis años.
¿Y cuántos años tienen los niños ahora?
Siete, camino de ocho.
Un día del verano pasado, cuando estuve en una reunión del grupo de los Indignados Nijar, os vi, a ti y a tu marido, con una energía impresionante. Realmente me sorprendí mucho y me pregunté de dónde sacáis tanta energía con tres niños pequeños y un negocio en plena temporada.
Bueno, creo que es algo que a los dos nos motiva especialmente. Por tanto creo que es algo bonito para vivir en pareja. Creo que ambos hemos encontrado al compañero y compañera ideal a nivel ideológico y político. Nuestra primera conversación giró en torno a un tema de política. Aunque tampoco nosotros nos hemos librado del aburguesamiento general y despolitización vivida socialmente en las últimas décadas. Esto nos ha afectado a todos, individualmente, como pareja, en familia y colectivamente también.
¿Qué quieres decir con aburguesamiento?
Hay gente con ideología de izquierdas que se ha aburguesado en sus acciones políticas y nosotros también. Nos hemos dedicado a estar mucho en nuestra vida familiar, pendientes de necesidades privadas.
Nosotros, a título individual, fuimos a la manifestación del 15 M en Almería. De hecho, unos días antes, bajamos unos carteles de Internet convocando a la manifestación y los pegamos en San José. Casualmente José tenía un vuelo a Madrid en esta misma semana, así que pudo vivir en primera persona los acontecimientos de la Puerta del Sol. A su vuelta, el 24 de mayo, un grupo de personas organizamos la primera reunión embrionaria de lo que después sería IndignadosNíjar.
¿Dirías que has dejado atrás tu aburguesamiento?
Completamente.
¿Y qué sentimiento te causa?
Bueno, positivo, muy positivo. Libertad y miedo. No quiero engañarme, muchas veces me da como pánico. Pero me siento mucho más libre.
Esto no lo entiendo, has asumido más responsabilidad, tienes más tareas ahora. ¿Cómo puedes sentirte más libre?
El conocimiento te hace más libre. Además lo del grupo tiene tela. A mí me tiene fascinada. El gran regalo que nos ha dado el 15M es habernos puesto en contacto con gente que de no haber sido así, no hubiéramos conocido o al menos no de la forma en la que lo hemos hecho. Yo no diría que son amigos, hablaría de compañeros. Creo que esto ha sido un gran regalo. También porque ha sido fácil. Hay un grupo de gente, y no solo aquí, ha pasado en muchas partes, que ha adquirido un mismo sentido común simultáneamente. Una corriente de pensamiento que cuestiona todos los aspectos del sistema capitalista. El término anticapitalismo ha dejado de ser sinónimo de terrorismo, también porque capitalismo ha dejado de ser sinónimo de valores positivos.
¿En qué momento surgió en el grupo de los Indignados Nijar la idea de la cooperativa?
Durante todo el verano se celebraron cada miércoles las Asambleas. Algunas resultaron ser experiencias muy bonitas y enriquecedoras, en especial aquellas en las que acudían numerosos visitantes. Fue un periodo de mucha actividad repartida entre trabajo personal y las múltiples actividades promovidas por los Indignados que, además de asambleas, organizábamos proyecciones con debate en el Castillo de Escullos, actos de solidaridad con el pueblo griego, y acudíamos a manifestaciones en Almería. Y cuando acabó el verano y nos fuimos tranquilizando se propuso crear un grupo de estudio sobre la Teoría del Decrecimiento. Después de algunas reuniones decidimos estudiar hábitos de consumo, para mejorarlos bajo un criterio ecologista y anticapitalista. Nos dividimos por temas: alimentación, transporte, energía, ropa y menaje, trabajo y ocio, salud y educación. En cada reunión se trataba de poner en común lo que cada uno había ido averiguando de su tema y se llegaba a unas conclusiones para mejorar los hábitos de consumo. Pronto empezamos a imaginar un lugar común en el que poder poner en práctica estas conclusiones. Un lugar que llamamos cooperativa. ¿Cooperativa en qué sentido?
Primero a nivel romántico y no jurídico. Cooperativa casi como comuna, como comunidad, un espacio donde llevar a la práctica proyectos que cubran las necesidades vitales de sus miembros bajo la perspectiva política del decrecimiento.
Lo que cuentas suena a sueño colectivo y también muy naif…
…Sí, puede sonar naif, pero la realidad es que todo ha ido encajando perfectamente hasta encontrarnos en el punto en el que estamos. |
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¿Pero por qué ha encajado todo tan bien? Y vuelvo a este gran regalo que nos ha dado el 15M. Nos ha puesto en contacto bajo estas circunstancias a un grupo de personas que funcionan muy bien juntas. Hay una comunicación muy fluida y un sentido común colectivo.
Bueno, en el grupo de decrecimiento nos parecía un trabajo teórico muy bonito y teníamos material para ponerlo en una página web o para hacer una conferencia; no teníamos prisa. Cuando uno había desarrollado su tema, hacía una conferencia para los demás en el grupo. Y en seguida la idea de la cooperativa a un nivel fantástico empezó a tomar forma. Simultáneamente tuvimos noticia de La Cooperativa Integral Catalana (CIC). Viajamos un grupo de 6 personas para entrevistarnos con representantes de esta cooperativa.
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Foto: Tatiana © LF |
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¿Y os ha servido esta visita?
Creo que nos ha servido para hacer grupo y creer más en nuestro proyecto. Recientemente estamos restaurando un sitio donde desarrollar nuestras actividades.
¿Podemos hablar de tu motivación para dedicarte en cuerpo y alma a este proyecto?
Hay una crisis civilizatoria y hay que responder a esa crisis. Se tambalea todo, se tambalea lo político, lo económico, lo social, lo ecológico….
...¿A ti ahora mismo te está tocando esta crisis personalmente?
Si, a mí me toca, y cada vez nos toca más. Nos debía de haber tocado siempre, por eso te hablaba también antes del aburguesamiento de la sociedad de las últimas décadas. Es que no hemos tenido ojos para ver directamente lo que no nos hacía daño a nosotros, pero esto ha estado ocurriendo todo el rato y no hemos tenido ojos y no hemos querido mirar.
¿Piensas que lo hemos compensado, como un automatismo, para no darnos cuenta?
Estamos ante una reacción del ser humano como colectivo bastante rara, porque aparentemente hemos perdido el instinto de supervivencia como colectivo. Nos está amenazando una gran crisis civilizatoria, una crisis planetaria, y no reaccionamos, y seguimos caminando hacia el suicidio. Esto tiene que cambiar de rumbo, hay que dar un giro de timón y valorar el tiempo que nos queda. Este tipo de movimientos o de proyectos particulares como es el de esta cooperativa lo que plantean es oponerse a este estado de cosas en positivo, creativamente.
Hay que andar en colectividad y no individualmente. Primero individualmente hay que pasar por un proceso de cambio y concienciación, eso seguro, pero luego tienes que hacer grupo, tienes que trabajar en colectivo y caminar en grupo hacia una tercera vía.
Vamos a empezar a inventarnos cosas que nos hagan crecer. En muchos aspectos que se nos han anulado, en lo cultural, en lo natural, en lo social, y hacer con todo eso un mundo más coherente, más igualitario, empezar a recuperar otros valores totalmente distintos y opuestos a los valores que vienen dados por el sistema capitalista en el que vivimos.
Además, vivimos en una neurosis. ¿Cómo no vamos a estar neuróticos individual y socialmente? Cuando sistemáticamente se nos está diciendo de pequeñitos, y se nos educa en una serie de valores sociales como: hay que compartir, hay que ser pacifico, amigable, no pegues a tu compañerito de la clase porque te castigo, coopera… Y sin embargo, cuando sales al mundo real donde se mueve todo, el de enfrente siempre es un competidor. En este mundo capitalista el de enfrente o es un cliente al que tienes que estafar o es un vecino que te molesta, un amigo que tiene más que tú al que envidias, un conocido o alguien que tiene menos, entonces le temes. Todo eso es una contradicción permanente y un choque que produce neurosis. El otro día lo pensaba en un acto que hacían en el cole en el día de la paz. Hacían un acto muy bonito iban todos los niños, los profesores y los padres y entonces celebran un acto por la paz. Sí, en la generalidad de este acto estamos todos de acuerdo ¿pero qué aporta esto, cómo se conecta esto con lo demás? En el colegio enseñan conceptos bonitos aislados, pero no los conectan, no los trasladan fuera.
El proyecto de la cooperativa integral que planeamos pretende desarrollar diferentes proyectos, y también cubrir necesidades básicas de sus miembros, como alimentación, vivienda, salud, educación, aspira a todo eso y a ver a dónde llegamos. Hay proyectos a corto plazo y a largo plazo que se verán cumplidos o no, en función de la gente que participe y los quieran desarrollar.
Entrevista realizada por Lisa Frohn La entrevista entera en www.cabodegatalife.com |
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