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La Isleta del Moro: Núcleos de población del Parque

La Isleta del Moro es una emblemática localidad costera del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar perteneciente al municipio de Níjar. Se accede a ella a través de la Carretera de La Noria, que parte de la ALP-826 y va dirección a Rodalquilar.
El nombre de la población procede del islote situado junto a la costa, que al parecer era frecuentada por piratas norteafricanos. Antiguamente era denominada La Isleta del Moro Arráez, cuyo nombre le vendría dado por un caudillo norteafricano llamado Mohamed Arráez. Otra versión sobre el origen del nombre de la localidad alude a que Arráez procedería del nombre de la persona que ostentaba los derechos de explotación de la moruna, un arte de pesca tradicional utilizado por los pescadores de la localidad.


Foto : Vista de La Isleta del Moro © JG
 

La población surgió en el siglo XIX como un pueblecito marinero ligado a las actividades pesqueras artesanales y la agricultura de huertas. Actualmente se mantiene la actividad pesquera, aunque con menor auge que en el siglo pasado, cuando alcanzó su máximo esplendor y sus pescadores abastecían de pescado a la población minera de Rodalquilar. En la actualidad, la actividad económica predominante está ligada al turismo y la hostelería, existiendo varios restaurantes, centros de buceo y comercios orientados al turismo.

El número de habitantes censados en la Isleta del Moro es de 183, aumentando considerablemente su población en verano, ya que muchas viviendas de la localidad son segundas residencias de sus propietarios y sólo permanecen habitadas durante la época estival.

 

La Isleta del Moro constituye una imagen emblemática del Parque Natural, siendo objeto de las fotografías más representativas del espacio natural protegido por la singularidad de su tramo litoral en el que destaca un pequeño islote o peñón que se eleva a 19,5 metros sobre el nivel del mar. Se trata de los restos de un antiguo tómbolo de origen volcánico que, además de facilitar el refugio a las embarcaciones, es un importante lugar de nidificación de la gaviota patiamarilla.

El acceso al núcleo urbano, que tiene una superficie total de 79587 m2 se realiza a través de la Carretera de la Noria, que llega hasta la plaza principal de la localidad, denominada Plaza Virgen del Mar. En dicha plaza nos encontramos una modesta ermita y un lavadero público, junto a un pozo, que fueron rehabilitados en octubre del año 2009. Dicho lavadero cuenta con dos filas de cuatro pilas independientes, de las que aún se hace algún uso esporádico y que antaño este tipo de instalaciones constituían un espacio donde la cita obligada propiciaba la charla y el intercambio de impresiones sobre las últimas noticias del momento. En la actualidad son lugares de interés etnológico e interesantes elementos de la ornamentación local, así como lugares de encuentro de la vida urbana o protagonistas de alguna ruta turística para visitantes de la localidad.

La población cuenta con tres plazas más, aunque menos importantes por su situación y de menor tamaño. La plaza de Los Escullos es la situada más al norte, al final de la Calle Cala del Bergantín. La Plaza del Paraíso se encuentra al sur, junto al mar, frente a uno de los espigones de la playa de la Isleta del Moro. Finalmente, la Plaza Virgen del Carmen, se sitúa también junto al mar, con unas excelentes vistas hacia el litoral de levante de la localidad.

Desde el punto de vista orográfico, la población se agrupa en torno a una depresión central del terreno que divide la trama urbana en dos partes y que correspondería con el curso bajo del Barranco del Paraíso.

 

Fotos:
Plaza Virgen del Mar © JG
Lavadero y pozo © JG
Playa del Peñón Blanco © JG
Calle Terrera de Mágina © JG

A partir de este eje surgen las diferentes calles, más o menos siguiendo un trazado perpendicular a él. La tipología constructiva de las viviendas que integran el núcleo de población es predominantemente el de construcciones de tipo tradicional de una planta, volúmenes rectangulares y escasez de huecos en las fachadas, esto en lo que se refiere a las viviendas situadas junto al mar y que fueron el origen de la población. Son las típicas viviendas de poblado de pescadores, algunas de las cuales se encuentran deterioradas por la acción del mar, debido a su íntima proximidad. La población ha tenido un reciente desarrollo urbanístico, cuyas viviendas se sitúan hacia el norte del núcleo urbano, en ellas la tipología constructiva predominante es la de construcción adosada de dos o tres plantas de carácter unifamiliar, con fachadas de color blanco y ornamentadas con adornos de color azul marino en puertas y ventanas.

 

Las calles con mayor encanto de la localidad son las más próximas a su frente litoral (Calle Mohamed Arráez, Punta Higuera, Punta Loma Pelada, entre otras), que fueron las que dieron origen a la población. Desde la Plaza Virgen del Mar nos podemos dirigir hacia el Sur, pasando por la Plaza del Paraíso hasta llegar a la costa, en la que un pequeño espigón nos adentra en el mar y nos hace disfrutar de unas preciosas vistas del litoral.

 
FUENTE: INE
   

Junto al espigón hay una pequeña playa en la que se realiza la varada de muchas de las embarcaciones que se dedican a la pesca tradicional. Esta labor consiste en una maniobra que requiere gran esfuerzo y técnica, sobre todo cuando hay oleaje. Una vez terminadas las faenas de pesca, al llegar a la orilla, se encalla la embarcación en la arena y para sacarla a tierra se utiliza un cable enrollado en el torno de varar o cabrestante. Con la barca enganchada en el cable se va girando el cabrestante mediante la acción de palancas. Para evitar que la quilla se clave en la arena se utilizan una serie de vigas de madera reforzadas con chapas de acero llamadas parales que son engrasados para facilitar el desplazamiento sobre ellos. Los parales que quedan liberados a popa se van colocando a proa, permitiendo así que la embarcación avance hacia tierra hasta dejarla en un lugar seguro en el que no se vea afectada por el oleaje. Hacia la zona de levante del espigón podemos ver alineaciones de parales fijados al suelo de forma permanente para facilitar la labor de varada. Podemos ver otras embarcaciones que permanecen fondeadas en el mar, ya que la Isleta del Moro es una zona de fondeo estable para embarcaciones de menos de 75 toneladas.

En el litoral de levante, nos encontramos la conocida Playa del Peñón Blanco, que tiene una longitud de 250 metros y una anchura máxima de 25 metros. Su arena dorada y su enclave singular la hacen especialmente atractiva para los bañistas en la época estival, cuando se registra una alta ocupación. En el extremo sur de la playa podemos ver los restos de un antiguo embarcadero, del que sólo queda el espigón por los daños que los temporales de levante le han ido ocasionando. Es frecuente el uso de este espigón por los amantes de la pesca recreativa con caña.

 

Ortofoto de La Cueva del Pájaro © IGN

Podemos seguir visitando la población y ascender por la Calle Terrera Mágina desde la antes mencionada Plaza Virgen del Mar hasta llegar a un gran mirador que se eleva a 23 metros sobre el nivel del mar en su plataforma más alta. Junto a dicho mirador existe un pequeño parque con equipamiento para juegos infantiles y un punto de información turística estacional sobre el Parque Natural. El visitante dispone de varios paneles informativos del Parque, destacando dos grandes mosaicos cerámicos en los que se recrean los fondos marinos del litoral, cuyos dibujos fueron realizados por el ilustrador y naturalista Javier Grijalbo y que fueron traspasados a la cerámica de forma magistral por la ceramista residente en el Parque María Abad.

Desde el mirador podemos disfrutar de unas vistas privilegiadas del litoral del Parque Natural, destacando frente a nosotros el impresionante edificio volcánico que constituye el Cerro de Los Frailes, conocido popularmente como Las Hermanicas. Si miramos hacia poniente divisamos parte de la Caldera de Majada Redonda, que es un antiguo cráter volcánico al que se puede acceder por el sendero del mismo nombre. La falda de este cerro está cubierta por plantaciones de chumberas, que las protegen de la erosión. A los pies del Cerro de los Frailes nos encontramos Los Escullos, sobre cuya duna fósil se construyó en el siglo XVIII durante el reinado de Carlos III el castillo de San Felipe, según proyecto del ingeniero militar José Crame, que tras sufrir un gran deterioro fue restaurado en el año 1991 por la Junta de Andalucía para formar parte del equipamiento público del Parque.

 

Si dirigimos nuestra mirada hacia el noreste divisaremos a lo lejos el Cerro de los Lobos, culminado por la torre vigía del mismo nombre. Desde la plataforma más elevada del mirador tenemos unas vistas inmejorables de la población de la Isleta y de todo su litoral, por lo que es recomendable subir hasta ella. Si desde allí miramos hacia el mar, podemos advertir unas franjas de color azul oscuro intenso que oscurecen el agua; se trata de praderas de Posidonia oceánica, planta exclusiva del Mediterráneo. Esta fanerógama marina, que algunos confunden con algas, poseen unas hojas alargadas fácilmente reconocibles por todos, ya que, cuando se secan, se acumulan en las playas. Son la principal fuente de oxigenación del Mediterráneo y constituyen un importante hábitat marino que llega a albergar más de 1400 especies de animales y vegetales que viven asociados a las praderas de esta planta.

Junto al mirador nos encontramos las calles más elevadas de la población, como son la Calle Los Delfines y el Callejón Alcatraces, este último de acceso peatonal. Siguiendo hacia el norte, descendemos hasta la calle Cala del Toro, desde donde podemos acceder a una de las zonas de desarrollo urbanístico más reciente de La Isleta del Moro. La mayoría de las calles de la población tienen nombres de calas o puntas del litoral del Parque Natural, como son Calle Cala Arena, Punta Javana, Punta del Esparto, Cala del Corralete, Cala Rajá, etc.

Las fiestas patronales de la Isleta del Moro se celebran a mediados del mes de julio en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores. Durante dichas fiestas se realiza una procesión de la Virgen por la Bahía, en ella las traíñas echan a suerte el honor de llevar sobre su cubierta la imagen de la Virgen del Carmen, después de que sea celebrada la misa rociera y la tradicional ofrenda floral. Engalanados al estilo marinero, los barcos forman una línea que sigue la estela de espuma de la patrona. Durante las fiestas, el baile, los farolillos de colores y el alumbrado nocturno convierten a la Isleta del Moro en punto multicolor visto desde las playas cercanas. Bailes folclóricos, juegos de mesa, carrera de cintas, regatas, actividades para los más pequeños y verbenas, completan la oferta de ocio y diversión en pleno mes de julio.

En los alrededores de la Isleta del Moro se localizan emblemáticos cortijos, como el cortijo del Paraíso, al noroeste de la población, el Cortijo de La Loma a unos 500 metros al norte o el Cortijo del Carrizalejo a unos 700 metros al norte del núcleo de población, en el que tenemos un ejemplo representativo de la agricultura de oasis. En la población y sus proximidades se han rodado escenas de varias películas, entre las que destacan El pájaro de la felicidad (1993) y Un día sin fin (2004).

En el año 1988 se firmó el “Manifiesto de la Isleta del Moro”, impulsado por el poeta José Ángel Valente en defensa del Parque Natural y como reivindicación de su singular identidad territorial.

La Isleta del Moro es un lugar de parada obligada para todos los visitantes del Parque Natural por su singular enclave, especial belleza de su litoral y por ser uno de los lugares de la costa del Parque desde el que se tienen las mejores vistas de este espacio protegido.

Francisco Gálvez

 
Fotos:
Varadero de la Isleta del Moro © JG
La Isleta del Moro desde Los Escullos © JG
La Isleta desde La Loma © JG
Mirador de la Isleta del Moro © JG
Calle Cala Rajá © JG
Vista de la Isleta del Moro © JG