*El Cortijo
de El Fraile ha sido objeto de numerosas referencias
en nuestra revista. En la edición de invierno
de 2002, nš 28, publicábamos un manifiesto firmado
por varios colectivos, incluidos el Instituto de Estudios
Almerienses y la Asociación de Amigos del Parque.
El manifiesto es una declaración de intenciones
para fomentar la rehabilitación de este lugar
y convertirlo en el Museo Etnográfico del Parque.
Parece que las autoridades, que al principio se vincularon
al compromiso, se han olvidado de aquellas promesas
¿electorales?. El artículo que nos presenta
T. Dietenberger nos muestra la urgencia de tomar medidas
inmediatas para salvar de la ruina total y absoluta
a este conjunto de edificios tan significativos para
el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.
El Cortijo de
El Fraile disfruta de un interés público
enorme debido a sus referencias literarias y su importancia
como conjunto arquitectónico. En la hermética
unidad de vivienda, culto y trabajo se manifiesta un
modo de vivir contrario a la presente exigencia de especialización
y globalización. Su concepto arquitectónico
muestra de manera ejemplar la complejidad de un núcleo/centro
de vida popular en su forma comprimida. Con su caducidad
desaparece en la memoria común una parte de la
historia propia. La necesidad de un análisis
exacto de los numerosos y diversos daños, y de
un concepto diferenciado de rehabilitación, no
deja lugar a dudas. Realizar esto no puede ser la intención
de este artículo. Sin embargo, callar es difícil
para un profano e imposible para un restaurador, a la
vista de la alarmante aceleración de los daños.
Gran parte de
la estructura arquitectónica del cortijo se ha
conservado, si bien ha sido modificada en el transcurso
del tiempo, tanto en sus partes interiores como en su
fachada. Todavía es un pozo de riqueza para todos
los que se interesan por la herencia arquitectónica,
por el cambio en el uso de materiales y técnicas
regionales y por las condiciones de la vida popular
en general.
El destrozo se presenta en grados muy diferentes. Gracias
a la rehabilitación del techo se ha conservado
la parte sudoeste del conjunto en un estado de relativa
estabilidad, mientras que gran parte de la sustancia
constructiva en la zona nordeste, con una entrada histórica,
ya está perdida.
También,
en otras muchas partes del conjunto, la estructura constructiva
se encuentra en un estado sumamente crítico por
simple falta de un apoyo estático adecuado. El
proceso de la descomposición es progresivo y
va acelerándose. Con la pérdida de una
corona mural se pierden no solamente unas pocas piedras,
sino también el conocimiento exacto de la altura
del edificio, la dimensión y la distancia de
las vigas, aleros, canalones, informaciones últimas
sobre el tejado con su gran variedad de cubiertas diferentes,
etc. La pérdida casi completa del mobiliario
es lamentable. Puertas, ventanas, revestimientos del
suelo, etc. se han conservado sólo en casos excepcionales.
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