El
día 15 de julio apareció mi
perro, Nano, con claros síntomas
de envenenamiento: vómitos, diarrea,
temblores y pérdida del equilibrio
con caídas. Había estado por
los alrededores de mi casa en la Loma del
Bobar (Los Albaricoques) y en menos de diez
minutos, mientras que yo recogía
muestras de los vómitos para llevarlos
junto con Nano al veterinario, desapareció
y no volví a verlo hasta que apareció
cinco días después, muerto,
dentro de una antigua cochiquera, a menos
de 100 metros de mi casa. Al día
siguiente de la desaparición (16
de julio), cursé denuncia en el puesto
de la Guardia Civil de Níjar. No
hicieron mucho caso a lo que les conté
y como no me quedé satisfecho con
lo que me dijeron allí, llamé
al SEPRONA (950 256122) para decirles que
deberían ayudarme a buscar a Nano,
porque si estaba envenenado eran más
de 30 kilos de perro que estaría
envenenando a otros animales. El SEPRONA
apareció por mi casa dos días
después, para recoger muestras de
los vómitos y preguntarme cómo
había ocurrido la desaparición.
La verdad es que recibí mejor atención
que en el Puesto de la G. C. de Níjar
y, además, dijeron que iban a buscarlo
y a intentar localizar cebos envenenados
en los alrededores. Al día siguiente
apareció Nano muerto. Yo mismo tuve
que enterrarlo, porque la policía
municipal de Níjar me dio un teléfono
de FERROSER que tenía temporalmente
restringidas las llamadas, y era un
peligro para otros animales que Nano estuviera
al descubierto.
He
intentado quitar sentimentalismos, pero
no lo he conseguido del todo; y es porque
Nano y yo llevábamos juntos más
de 7 años. Muchas gracias por vuestra
atención. Espero que sirva de algo
esto que estamos haciendo.
Valentín
Moreno Coronado
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