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La lechuza

La lechuza común (Tyto alba) es un ave de unos 35 cm. de longitud y poco más de 300 gr. de peso. Tiene un plumaje de pardo a dorado claro, blanco en el pecho y patas que son muy llamativas. Su rostro permite varias expresiones que a nosotros nos parecen muecas, por ello en algunos sitios de América la conocen como “cara de mono”. Tiene un semblante grave, sus ojos negros se enmarcan en el plumón blanco de la cara que tiene forma de corazón. Sus alas son largas, algo puntiagudas y con unos 90 cm. de envergadura.

Foto: Lechuza

Es un ave exclusivamente nocturna, sus ojos son muy sensibles a la luz, tiene un oído finísimo y un vuelo silencioso, casi imperceptible. Como ave depredadora, expulsa los restos sin digerir de sus presas en forma de pelotas de huesos y pelos que se llaman egagrópilas. Habita en todo el mundo, le gusta vivir cerca del hombre utilizando sitios como iglesias, graneros, ruinas, también aprovecha huecos de árboles, cuevas, grietas en las piedras, etc.

En invierno se suman a las poblaciones residentes en esta zona, aves que vienen de Europa en busca de lugares más cálidos. La época de puesta va desde marzo a junio. Pone los huevos sobre el suelo de su habitáculo, a veces incluso en palomares, donde las palomas tienen que huir o convivir con ella. Suelen poner de 4 a 7 huevos y la incubación dura de 30 a 34 días. Los polluelos permanecen en el nido unas 8 semanas. Se alimentan principalmente de ratones. Una familia de lechuzas puede consumir en época de cría, unos cien ratones al mes. También comen crías de otras aves o insectos, incluso en épocas de escasez, los polluelos se alimentan de sus hermanos más débiles. Los jóvenes se quedarán a vivir para siempre en el sitio donde críen por primera vez.

A pesar de ser muy común y vivir cerca del hombre librándole de las plagas de ratones que se comen sus cosechas, se la ha tenido históricamente como portadora de calamidades y ha sido injustamente perseguida. Sus gritos han sido llamados ronquidos, quejidos, estertores, ladridos, silbidos, respiración debilitadas; o sea, cualquier expresión que recuerde a algo sobrenatural o terrorífico para definir el sonido con que la pacífica y beneficiosa lechuza rompe el silencio de la noche.

La misma lechuza que había sido consagrada, en la antigua Grecia, a la diosa Atenea y que aún es omnipresente en sus monedas como símbolo de Atenas, ha sido ave de mal agüero, se ha utilizado en astrología y todo tipo de supersticiones, ha sido la temible coruja que asustaba a los

Foto: Lechuza ilustrando un tetradrácma ateniense del 490 a 430 antes de Cristo

niños, se la ha acusado de alimentarse del aceite de las lamparillas de las iglesias, se la ha confundido con espíritus, en fin, siempre ha sido incomprendida, criticada y temida por sólo tener una voz poco melodiosa y aficiones trasnochadoras (tengo varios amigos que están en el mismo caso).

En las noches de nuestro Cabo de Gata tenemos la suerte de poder contemplar a esta reina del ocaso, denostada y bella, que tiene un nombre vulgar “Lechuza”, casi siempre utilizado peyorativamente, y un bonito nombre científico “Tyto alba”, que bien pudiera ser el nombre artístico de un cantante salsero, pero que ha resultado ser el de esta pésima cantante monótona y solitaria que acompaña mis noches en vela.

Mariano Torrero