Este año tenemos una Semana
Santa de las llamadas tardías, a mediados de
abril. Esperamos que el tiempo sea bueno, y que el campo
luzca con ese colorido especial, de una tierra, tan
agradecida a la escasa agua del cielo. Debido a la prohibición
católica de la carne, casi todos los platos de
éstas fechas son a base de pescado. Los Andrajos
con jibia, el Potaje de Semana Santa, los Voladillos
de bacalao, las Albóndigas de bacalao, con claro
predominio del bacalao desalado. En el postre, el rey
es el Arroz con leche.
También son típicos
los pestiños y roscos de Semana Santa; por cierto,
que con la masa de estos roscos sin endulzar y secados
al sol, las mozas solteras de la época de mi
madre se hacían adornos, cosiéndolos,
cuando estaban bien secos con hilos de colores a los
bajos de los vestidos. Por ello no era de extrañar
ver por éstas fechas roscos de colores (a la
masa se le añadía colorantes: azafrán,
pimentón...) colgados en púas en el lado
más soleado de la casa. El sábado de Resurrección
a las 10 de la mañana se salía a recoger
piedrecillas, pues se decía que estaban bendecidas
por Dios.
Mi abuela María y yo llenábamos
saquitos, que ella guardaba muy bien. Se les atribuía
poderes curativos y meteorológicos. Cuando se
desencadenaba una tormenta, de las que ya casi ni me
acuerdo, mi abuela, para que cesara y no dañara
la cosecha, salía a la calle con su saquito de
piedras benditas y tiraba nueve. Pero éstas son
historias curiosas de no tan lejanos tiempos, y a lo
que vamos es a lo del comer.
Para las Albóndigas:
Mezclamos todos los ingredientes, lo amasamos hasta
que no se nos pegue en los dedos y lo metemos toda la
noche en el frigorífico. Al día siguiente
hacemos pequeñas bolitas con las manos, las pasamos
por harina y las freímos en aceite de oliva caliente.
Para el Guiso:
En la olla media de agua ponemos los garbanzos y todos
los ingredientes, menos las patatas y el aceite de oliva,
lo dejamos hervir hasta que los garbanzos estén
tiernos, entonces ponemos las patatas, llenamos un vasito
pequeño sin colmo de aceite y lo mezclamos con
el colorante amarillo y una cucharadita de harina, cuando
se ha mezclado bien lo añadimos a la olla y removemos
un ratito, después ponemos las albóndigas
fritas, a razón de 3 unidades por comensal, y
lo dejamos hervir hasta que las patatas estén
guisadas. Se aparta y se deja reposar mínimo
1/2 hora antes de servir.
Valor nutricional:
Los garbanzos nos aportan energía por su elevado
contenido proteico y minerales como calcio, hierro,
fósforo y magnesio. Las hortalizas: Cebolla expectorante
y antirreumática, tomate rico en vitaminas y
minerales, Ajo para trastornos digestivos y circulatorios,
Patata disminuye la acidez y aporta carbohidratos, Habas
buenas para el hígado, Bacalao proteínas
y minerales.
Antonia Alcaraz
Responsable de cocina, Restaurante El Ajillo, Rodalquilar
Pueden consultarme por e-mail: elajillo@rodalquilar-cabodegata.com
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