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Muchos de los habitantes y visitantes del Parque conocen la playa del Barronal, una cala tranquila y que conserva parte de su vegetación natural.
Lo que a lo mejor no todos saben es que su nombre alude a la presencia allí de un tipo de vegetación. Con el nombre de barrón, se conoce a Ammophila arenaria, una gramínea perenne cuyo nombre científico nos da pistas sobre sus preferencias ecológicas pues deriva del griego ammo, que significa arena y philos que se refiere a la amistad, al amor. Similar al esparto, habrá quien las confunda, pero el barrón presenta largos rizomas, es más pequeño y grácil, y sus espigas más finas que las del esparto.
La presencia del barrón en las arenas litorales se debe a su perfecta adaptación a las condiciones edafo-ambientales reinantes: presenta raíces fasciculadas que gracias a su crecimiento vigoroso se mantienen en una profundidad constante a pesar de los movimientos de la arena y unas hojas acintadas con poca superficie foliar, perfectas para mecerse frente al viento y reducir la pérdida de agua. Y ante esta presencia casi permanente de aire y la escasez de polinizadores, sus flores sin ornamentos y de móviles estambres insertas en largas espigas muestran su perfecta adaptación a la anemofilia.
Es significativo que el barrón caracteriza un hábitat recogido en la Directiva europea, el 2120 Dunas móviles del litoral con Ammophila arenaria (dunas blancas). Este hábitat describe una banda de vegetación que se sitúa justo detrás del frente litoral donde se forman las dunas embrionarias, colonizadas por otra especie de gramínea, Elymus farctus, de mucho menor porte y espigas más rígidas, cortas y compactas que las del barrón. Y en esta banda intermedia donde domina no vive solo, junto a él encontramos algodonosas (Othanthus maritimus), pegamoscas (Ononis ramossisima) o azucenas de mar (Pancratium maritimum) además de los restos de antiguas plantaciones de sisal (Agave sisalana) que se extienden por la arena. |
Aunque es una especie de amplia distribución, pues la subespecie aquí presente (subsp. arundinacea) aparece en todo el Mediterráneo hasta el norte de Portugal, su presencia en el Parque se limita a aquellas playas con abundante arena fina, siendo por tanto más frecuente observarla en la fachada oeste que en la este, de naturaleza más rocosa.
Poder pasar un día de playa del Barronal y en otras muchas playas del Parque disfrutando de su orla de vegetación natural ha de hacernos sentir privilegiados pues se trata de una experiencia cada vez más escasa: desafortunadamente la gestión de las playas urbanas de gran parte del litoral conlleva una limpieza mecánica de su orilla que está derivando en una progresiva desaparición de las plantas que se asientan en sus arenas. No es raro ver playas con una arena perfectamente limpia pero totalmente ausente de vegetación silvestre.
La próxima vez que os adentréis en el Barronal, buscad en el horizonte las espigas del barrón moviéndose al viento y recordad que os encontráis en un lugar excepcional, donde disfrutar de la diversidad de la vegetación litoral es aún posible.
Jardín Botánico El Albardinal
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