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Cartas y opiniones

Desde aquí os animamos a enviar vuestras cartas contándonos anécdotas, comentarios y opiniones sobre todo lo relacionado con el Parque Natural. Podéis hacerlo a través de Internet o por correo postal. Gracias.
 

La gravedad del silencio

Habíamos llegado de Madrid con la ilusión de un fin de semana de paz y silencio. Ningún sitio podría ser más idóneo que Cabo de Gata – pensamos. Hacía algunos años que no habíamos vuelto a lo que en los ochenta y noventa fue el paraíso perdido de la costa mediterránea. Vinimos, sabiendo que los pueblos habían crecido de manera descomunal. Lo tragamos con el mal sabor de simplemente aceptar los cambios. Es así, sin más. No nos quitó la ilusión y las ganas post-invernales de ir a la playa en una de las mejores épocas del año.

Estaba semidormido, tostándome al sol. El ruido me llegó como un enjambre de mega-mosquitos. Un escuadrón de tres motos acuáticas invadió el silencio dominguero de la bahía del Playazo. Como si se tratara de una guerra, reventaron las aguas pacíficas, escupiendo olor a gasolina bajo el chillido de los motores. Los conductores parecían auténticamente enfurecidos por haberse topado con un trozo de tierra aparentemente en paz, soltando todo su repertorio de bajas emociones. Tuve la esperanza de que la narrativa de mi libro me tragara hasta el punto de sordera. En balde, con cada subidón de motor perceptible por las frecuencias sensibles de mi oído me mosqueaba más – literalmente, de las moscas viene la palabra. Me acordé de las batallas inútiles en la serie favorita de mi hijo, “Códico Lioco”, con los muñecos protagonistas montados en vehículos parecidos a estos, surcando de manera bélica el universo.

Tenía la esperanza de que esta pesadilla fuera a ser un corto intermezzo, pero no podía simplemente apagar el televisor y mandar a los niños a la cama… siguieron allí tiranizando aproximadamente a doscientas personas, necesitadas del silencio de domingo, algunos bañándose inconscientes de que podrían ser víctimas de una guerra no declarada. Y a otros como nosotros, que habían viajado horas para ser testigos de este paisaje de mucha gravedad y un mar al que cuesta dar la espalda en el momento de despedida. La gravedad y el mar tienen sus propios sonidos.

Como una maldición me pasaron por la cabeza los titulares de accidentes con motos acuáticas. Curioso, casi siempre con niños, que, de manera despreocupada, buceaban en las aguas de poca profundidad. Igual que  aquí en el Playazo, donde estas máquinas veloces, casi volaban a pocos metros en paralelo con la playa, infringiendo cualquier ley de navegación – sin hablar de responsabilidad cívica. Para mí los decibelios producidos por estos vehículos en sí ya son una agresión, me producen auténtico dolor físico.

La mayoría de los humanos tenemos la estupenda esperanza innata de que los males pasen, que tengan caducidad. Me equivoqué al pensar que el espectáculo se había terminado cuando desaparecieron camino hacia Las Negras. Pasó igual que con los mosquitos: volvieron. ¿Qué es una moto acuática y el machote que la conduce – prefiero reservar la palabra navegar para vehículos de agua más nobles - si no tiene espectador? Busqué entre los visitantes del Playazo la rubia del estilo “Vigilantes de la Playa” a la que podría haber estado dedicado el espectáculo de fuerza bruta, pero sólo vi personas con ganas de esconder la cabeza en la arena para no tener que escuchar más el ruido.

Entre todo mi vocabulario grosero se dibujaron en mi mente también palabras como ignorancia, arrogancia, falta de respeto… qué sé yo. Y todo esto en un parque natural que cuesta una fortuna al Estado, a la Unión Europea y curiosamente provoca un sinfín de decepciones al ciudadano. ¿Qué hacían estos bárbaros en una franja costera que supuestamente es uno de los más valorados parques marítimos de este mar en agonía?
Mi paciencia estaba agotada. Llegó el momento y llamé con mi teléfono móvil al 112. La voz de un hombre bien peinada, de pensamiento ordenado, que no duda de rescatarte de donde sea, no tardó ni una décima de segundo en contestar. Después de mis explicaciones, la pregunta:
- ¿Hay heridos?
- No, todavía no, por eso llamo.
La Guardia Civil llegó inusualmente rápido.

Después, paz y el silencio que llena el alma y el corazón de un atardecer maravilloso en el Playazo. 

J.A.


 

San Daniel - San Pedro

Llevo ya unos años oyendo y leyendo toda una retahíla de opiniones, certezas e ideas acerca de Cala de San Pedro y su propietario, Daniel Navarro.
Una avalancha de rumores a los que por desgracia se presta atención; ya se sabe, este país es un hervidero de cotillas y opinantes que ni son buenos cotillas ni saben de lo que opinan. Que Daniel compró San Pedro es un hecho innegable, que la Junta lo expropió indebidamente, que tiene una sentencia del Supremo que no deja lugar a dudas acerca de la legitimidad de su propiedad y que la Junta no ejerció sus derechos en su momento, por la misma inercia a la ineptitud en la que cohabitan los organismos Públicos en España, son hechos y no opiniones; pero Daniel no tiene ninguna culpa de los errores de quien corresponda; y aquí empiezan mis problemas de entendimiento acerca de este asunto.

En realidad y si todos estamos sujetos a las mismas leyes, en este caso la ley se vulnera,  ya que hay un Rey sin Corona o un propietario sin propiedad. Yo sigo creyendo que no se pueden invocar las leyes sólo para lo que nos interesa y no en todos los casos. En este caso, sin duda, lo correcto sería devolver la propiedad a su dueño tal y como la compró.

 

Es cierto que no quiero ser objetivo en este asunto y que me pueden acusar de "amiguismo", pero llegar a decir que el "Castillo se cae y el propietario no hace nada", es sin duda estar en Plutón, el único que ha tratado de hacer algo pidiendo licencias para arreglar el Castillo es el propietario (Documentación oficial a la vista). Desde que soy amigo de Daniel, y ya hace años de eso, no le conozco ni falta ni tacha, es una de las mejores personas con las que he tratado y ni es un especulador ni compró San Pedro con ese fin.

Creo, y es mi opinión personal, que Daniel compró San Pedro porque encontró su lugar en el mundo. ¿Quién soporta si no una relación de diez años llena de criticas, especulaciones, ataques personales, polémicas, mentiras, juicios y más juicios y más... administraciones públicas y juntas de Andalucía y técnicos y directores del Parque etc.?

 
Foto: Cala San Pedro © MA
 

Eso sólo es soportable por amor. En cuanto al futuro, lo que Daniel haga en San Pedro, que se ajuste a las leyes, si le dejan hacer un Resort que lo haga y si no, pues no.
Yo me pregunto qué sería San Pedro hoy si no lo tuviera Daniel, en manos de los especuladores o de las administraciones que lo hubieran declarado poblado preexistente y dado las oportunistas licencias de obra a los anteriores; sin duda una barriada de Las Negras, probablemente igual de bonita que están dejando Las Negras, con su paseo marítimo, su centro comercial, sus hoteles y sus hermosos bloques de apartamentos; no creo que faltara ni la urbanización de chalets adosados que rentabiliza más el suelo.
Ahora San Pedro está en el Limbo

Serafín Rubio Guisasola

 

La pesca de recreo

Sr. Director: Los pescadores de recreo del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar nos dirigimos a Ud., una vez más; primero para agradecerle la publicación en el número 50, de verano del 2010, de El Eco del Parque, del artículo concerniente a la problemática que rodea el ejercicio de dicha actividad en la franja litoral del Parque; segundo para informarle a Ud. y a sus lectores de cuál es nuestra situación tres meses después.

Básicamente seguimos en el mismo estado: nos sentimos injustamente tratados y perseguidos, aunque, fieles a nuestra consigna, persistimos trabajando sin descanso para abrir caminos que nos permitan ser escuchados por las Administraciones responsables y así lograr que sean atendidas nuestras justas reivindicaciones.

 

En este sentido se han dado algunos pasos en la dirección adecuada, pues nuestros representantes han mantenido dos reuniones: una con el director general de Recursos Pesqueros y Acuicultura Marina, y la otra con el subdirector general de Conservación de los Recursos Litorales y Acuicultura Marina.

En las mismas todavía no se han producido avances significativos, aunque, al menos, existe voluntad por ambas partes de mantener el diálogo iniciado.
Igualmente se ha tenido un primer contacto con la directora general de Pesca y Acuicultura de la Junta de Andalucía.
Nuestra posición sigue siendo la misma y nuestras razones se basan y coinciden con las que figuran en la exposición de motivos de la actual Ley de Pesca: tratar de armonizar los legítimos intereses de todos los colectivos que realizan sus actividades en la franja litoral: pescadores profesionales y recreativos. Armonización que en otras Reservas Marinas Españolas ya se han producido con el beneplácito de la Administración responsable de las mismas.

 
Foto: Pesca recreativa en San José © Serviola y APRA
 

Además, no debemos perder de vista que el litoral es uno de los principales recursos turísticos del Parque, y el progresivo desarrollo económico, tanto de nuestra zona como de la provincia de Almería, viene condicionado por la sincronización de intereses entre las distintas Administraciones – la turística y la pesquera – que ejercen sus competencias en dicho espacio.
Por último reiterarle nuestro agradecimiento a Ud. y a todos sus lectores por el interés mostrado, comprometiéndonos por nuestra parte en mantenerles informados de cuantas novedades se produzcan.
Atentamente 

A.P.R.A. y SERVIOLA

 

Al noble salinero

La sal y el sol. No pueden latir los corazones sin su amor. Sin ellos la vida no sería posible. La tenacidad del hombre que la cosechó se forjó antes del nacimiento de los dioses. Los primeros salineros, por ello, iniciaron la epopeya de nuestros ancestros primordiales, de naturaleza titánica, muchísimo antes de que se documentase esa actividad en el período nazarí de Al-Andalus.

En tiempos míticos, previos a que los hombres construyesen sus templos, llenos de vanidad, dicen que Cronos, hijo de Kaos, engendró al Cielo y a la Madre Tierra, amantes incansables en sus lechos de piedra, lugares de adoración de los hombres. Por esa causa, las montañas dotadas de singularidad excepcional, como la sierra volcánica del Cabo de Gata, sabemos hoy que formaron parte de su alma, venerándolas durante milenios.

Mas los oscuros hombres de la Edad del Hierro convirtieron la bendita sal en una maldición. Torturaron a los vástagos de Poseidón y Eólo, convirtieron al noble salinero en esclavo. Patrones y sacerdotes calcinaron su piel de sol a sol con su codicia, cegaron sus ojos con su terrible fulgor níveo. Los herederos de los gigantes primigenios serían, generación tras generación, transformados en infrahombres, malnutridos y alcoholizados. Servidumbre de la sal tan dura o más que la de la mina. Valle de lágrimas y vía crucis de eccehomos, devenidos bestias de carga, espuerta al hombro.

 

La sal y el sol. Látigo y estaca de fuego, bajo el ojo implacable del inquisidor que todo lo ve, desde lo alto de la torre de una verticalizada iglesia, impidiendo con campanazos inmisericordes, cada hora, el descanso de los animales y el de los peones de mísero salario, con la humillación añadida del angelus al mediodía. Y ese ojo -mirando siempre en las alturas-, pupila con badajo del cuervo con sotana del amo; cual funesta ave de rapiña, escrutando los ritmos a golpes de rastrillo, las veces que un infeliz se detiene para beber agua o mear. Igual que el confesionario sonsaca intimidades a mujeres o compañeros, sabe ese ojo aterrador de nefandos pecados delatores, que provocarían el despido inminente. Resiste, resiste, hermano salinero de antaño, sólo si extenuado revientas día a día, podrás llevar el pan a tu hogar, a tus encanijados zagales...

 
Foto: Iglesia de Las Salinas © CG

En la actualidad, el señorico de ciudad, cervecita en mano viendo los camiones y las cintas transportadoras, ni se figura ni le importa que la mecanización de la vendimia de la sal representa una novedad de hace muy pocos años, arrojando al olvido cruel la Historia de unos héroes que se pierde en épocas remotas. No necesita pensar tampoco, en su soberbia cateta de urbanita, que las presuntas "necesidades de culto" las esgrimirán por derecho los numerosos miembros de las comunidades ortodoxa rumana o musulmana, tomando por modelo para las torres de sus nuevas basílicas y mezquitas la medida desproporcionada de la de las Salinas, desde la que se divisan las trescientas hectáreas que las rodean. Sin dejar a un lado, claro, a los judíos: sólo hacen falta doce y un rabino para formar su comunidad, reclamando su sinagoga y correspondientes campanadas (costumbre de origen hebreo) ¿Con qué cara se lo negarán los "demócratas" nacional-católicos? Cencerrazos multiculturales que perturbarán el descanso de agnósticos, ateos y de centenares de miles de turistas que nos visitan cada año, más de un millón de visitantes que viene a ver parajes vírgenes, no al "ladrillazo" S.A. especular, inmisericorde y ciego, desfigurando los barrios de casitas tradicionales de una planta, de pescadores y agricultores, hechas así por ser zona sísmica de históricos alcances devastadores; dedicándose a construir en altura, dejando esas falsas chimeneas que disimulan la ferralla, aguardando un alcalde aún más complaciente para seguir elevando en altura las cuatro plantas de algunos edificios.

Veraneantes de todo el planeta a los que les indignan las penúltimas ocurrencias depredadoras impunes, los animales aplastados en el asfalto, cables eléctricos de alta tensión cruzándose en un declarado geoparque europeo (junto a nidificaciones de aves en peligro, como el águila-azor), una cancha de tenis frente a una Reserva de la Biosfera en el Corralete, un complejo urbanizado creciente con la excusa de un faro, un tétrico cartel de "se vende" junto al Arrecife de las Sirenas. Del mismo modo que queda para las generaciones futuras el oprobio de comprobar pasadas barbaries: un Cabo, de los cuatro representativos peninsulares, accidentes geográficos con consideración sagrada desde la antigüedad -por la confluencia de vientos y corrientes- ¡desmantelado para hacer adoquines para la ciudad de Almería! Todos vienen a admirar la Naturaleza salvaje que ya ha sido arrasada en miles de kilómetros de la Europa mediterránea, sin interesar a nadie el salvajismo de oportunistas sin escrúpulos.

La sal y el sol. Una cultura de millares de años, al igual que las de salazones o pesca de túnidos por el arte de monte y leva, en su Almadraba, hoy aniquilada y convertida en un barrio aún más ultraperiférico de Almería que el de San Miguel, junto con la Fabriquilla, renunciando el Ayuntamiento de Níjar a sus competencias legales (ver BOJA, 175, anuncio de 1/8/2008, alterando línea límite divisoria), sin importar el impacto sobre el medio ambiente que tendrán la conversión de terrenos rústicos en urbanos, a cambio no se sabe muy bien de qué, ni que pasase una milenaria cañada litoral de Níjar por allí, en la milla de oro turística de julio-agosto, cuando azotan los vientos de levante y la gente se refugia allí; asestándole un golpe de muerte a un área emblemática de un Parque Natural único en el mundo.

Mas el remate demencial se expresa en el impacto antiestético de esa mole transilvana, junto a la Almadraba, rematada por ese siniestro cucurucho de Drácula, el empalador, la ex-iglesia de las Salinas, oficio de tinieblas atentando con extrema brutalidad contra la serena y majestuosa belleza de la Sierra del Cabo de Gata, silueta que el poeta José Ángel Valente, tan admirado por Juan Goytisolo, comparara con un gigante o dios yacente contemplando las estrellas, con su cabellera volcánica acariciando el arrecife de las Sirenas. Se hace perentoria la declaración BIC (Bien de Interés Cultural) del inmueble, sin monopolios extranjeros tipo vaticano. Un Centro de Interpretación aconfesional de las culturas de la sal y del atún, hasta un museo dedicado a la Inquisición (Cabo de Gata fue feudo dominico), que por ejemplo en la ciudad de Lima goza de enorme éxito, reflejarían propuestas acordes con nuestro marco constitucional, realidad cada vez más alejada de aquel estado teocrático franquista, a pesar de las pretensiones del despotismo clerical foráneo y de ciertos "progres" incautos.

Sal y sol, sudor y sangre olvidados, sólo respetados por el abatido Cronos, gravitando desde hace eras incontables sobre la esperanza de los que no tienen nada, ni siquiera el derecho a la memoria... Gracias, padre inmortal, por derribar las cruces de la ignorancia y la miseria, arraigados estigmas coloniales no sólo en Andalucía.

Rafael Emilio Morilla Rodríguez
guía-intérprete del Patrimonio

> http://fotos.ciberia.info/cabogata/html/iglesia_salinas_060107.html

 

 

Me duele

Me duele ver que las administraciones (Ayuntamientos y Junta de Andalucía), por un lado, y los ecologistas y defensores de la naturaleza, por otro, siguen sin ver que los principales afectados, cuando salta una de estas noticias, somos las personas que vivimos en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.

Cuando tiene lugar una de estas “movidas”, que siempre suelen ser de construcciones (legales o ilegales), aparecen defensores y detractores hasta debajo de las piedras. ¿Dónde está toda esa gente cuando Cabo de Gata barrio pide un servicio urbano de autobuses? ¿Dónde cuando ocurrieron las inundaciones? ¿Dónde cuando solicitamos actividades culturales?

A nadie parece importarle la opinión de los que vivimos allí, parece que por el simple hecho de vivir en un entorno paradisíaco es que comiésemos a base de ver puestas de sol y contemplar flamencos.

Pues no, señores, los Parques Naturales también necesitan de la economía, de las infraestructuras, de la capacidad de generar empleo, etc.

Sé que son muchos, yo entre ellos, a los que se nos ponen los pelos de punta con sólo pensar en que alguien se dedicase a urbanizar en el Parque, soy el primero en defender su conservación, pero también soy el primero en defender a mis vecinos, y ambas cosas no tendrían por qué ser incompatibles.

Son las administraciones, el Ayuntamiento de Almería y el de Níjar, la Consejería de Medioambiente, la dirección del Parque Natural, la Junta de Andalucía, la Consejería de Costas, etc.; las auténticas culpables de que muchos de mis vecinos se agarren a “un clavo ardiendo”, pensando que sus economías irán mejor si se construye un hotel.

El abandono que sufre el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, desde su creación, ha llevado a que los oriundos acaben viendo a las administraciones como unos ladrones y a los ecologistas como unos “metomentodo”. Me indigna realmente el ver que en los debates sobre la viabilidad de construir un Hotel o no, en la prensa escrita, en las televisiones locales o en los programas de radio, acuden alcaldes, consejeros, políticos de turno, etc. ¿Dónde están los vecinos? ¿Ellos no cuentan? ¿Es más importante su opinión que la de alguien que vive allí? Y con esto no quiero decir que no cuenten todas las opiniones, pero ¿no opináis que las de los que padecemos los “inconvenientes” de vivir en un Parque Natural deberían contar? Porque sí, señores, también hay muchos inconvenientes cuando se vive en un Parque Natural.
Si mis vecinos viesen todo lo que realmente se podría aprovechar de vivir en un entorno maravilloso, no sólo a nivel medioambiental, también a nivel económico, se convertirían en los primeros defensores del Parque, serían los primeros en impedir que estas aberraciones urbanísticas se llevasen a cabo, y no se dejarían engañar por esos cuatro listos que aparecerán ahora “vendiéndoles la moto” de que si urbanizan todo Cabo de Gata nos van a hacer ricos a todos los vecinos (porque esos personajillos también aparecerán ahora).

En definitiva:
SIN INVERSIONES EN EMPLEO, EN INFRAESTRUCTURAS EDUCATIVAS, SANITARIAS, ETC., EN NEGOCIOS POR Y PARA EL PARQUE, EN ACTIVIDADES TURISTÍCAS “NO CONTAMINANTES”, EN ACTIVIDADES CULTURALES, ETC.; UN PARQUE NATURAL ES, SENCILLAMENTE,...
INSOSTENIBLE.

Un atento saludo.

Cristóbal García
Portavoz de Desalysol Cabo de Gata

P.D: Por si alguno piensa aquello de “es que el Parque es de todos”... el agua del Tajo también y mira si la defienden los que allí viven.