De nuevo llega el Eco de primavera, como un soplo de aire fresco, como un empujoncito a la conservación de este Parque, como una pizarra en la que escribir nuestras inquietudes, quejas y esperanzas.
Ya tenemos en la calle el nuevo Eco que quiere ser, cada vez más, el espejo de nuestra sociedad, el medio de expresión de vecinos y asociaciones. Por ello os animo a participar, a mandar vuestros artículos, fotos, cartas, etc.
Tras un invierno bastante seco, el Parque se recupera con el solecillo primaveral, pero este año, mayo viene con novedades. Esta primavera tenemos elecciones municipales y, como siempre, los políticos en activo nos bombardearán con promesas, las mismas promesas que han incumplido legislatura tras legislatura. Los que pretenden ocupar su lugar nos colmarán de comprensión, de camaradería, de buenos deseos compartidos, tan falsos como las promesas de los otros; y nosotros iremos a las urnas como buenos corderitos, a repetir una vez más la pantomima.
Por más que nos engañen, por más que comprobemos en nuestra propia carne que son los mismos y nunca van a cambiar, seguimos con ese pequeño rayito de esperanza, ilusa esperanza en que pase algo, en que un día lleguen a las instituciones gentes con un poco de sensibilidad, con ojos para ver lo obvio, con olfato para descubrir lo podrido y con oídos para escuchar el lamento de este Parque.
Pero hay otras cosas. Hace buen tiempo y salen las flores a poblar el suelo, tan coloridas, tan apretadas, que forman un manto que de puro bello, a veces, resulta casi hortera. Así es de agradecido nuestro parque natural, que, con cuatro gotas de agua y una buena ración de sol, nos premia con un paisaje único, exuberante, que durará hasta que el calor lo convierta casi todo en sequedad. Qué casualidad, igual que las promesas de los políticos, que se despliegan como un precioso abanico cuando necesitan que vayamos a votarles y se mustian convertidas en paja seca unos meses después, al calor de la poltrona.
Soy incorregible, ya estoy otra vez con lo mismo. No me hagáis caso y mantened la esperanza, quizás algún día llegue a imponerse la cordura, abriéndose paso entre la avaricia y la desidia.
En la parte positiva, la suciedad de nuestro Parque ha tocado fondo, ya no cabe más suciedad, y las instituciones pasan un poquito de vergüenza, por lo que andan reuniéndose para buscar soluciones.
Por un momento, acariciamos la esperanza de que se tomasen algunas medidas positivas, pero de las reuniones no han salido más que declaraciones de intenciones, nada efectivo ni innovador.
Si esta es la parte más positiva, la verdad es que es para desesperarse.
Mario Sanz
Coordinador del equipo de redacción
del Eco del Parque
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