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En estos últimos años, el grado y la intensidad de la iluminación artificial durante la noche se han incrementado de tal forma y se han realizado ya tantos estudios que hoy nadie puede negar sus efectos negativos sobre hábitats y especies.
La progresiva e indiscriminada ocupación del territorio por parte del hombre provoca que los ecosistemas se encuentren expuestos al impacto de la luz artificial en la noche, así como a los efectos directos de la contaminación atmosférica que reducen la calidad del cielo nocturno.
Hemos de ser muy conscientes de que preservar la naturaleza implica también conservar los “Paisajes de Luz Natural”, especialmente en la noche. Un “Paisaje de Luz Natural” es un entorno caracterizado por la influencia lumínica natural del sol y los ciclos lunares, por disponer de aire limpio y de cielos oscuros no perturbados por la luz artificial. La inclusión de los cielos oscuros, como dimensión en la protección de los paisajes de la noche, no representa solamente un recurso esencial en su mantenimiento o preservación, sino que también contribuye a enriquecer las múltiples experiencias de los visitantes de nuestro Parque y abrir nuevos escenarios para las ciencias naturales.
La iluminación artificial inadecuada ocasiona consecuencias muy negativas en el entorno. Su principal efecto es el aumento del brillo del cielo nocturno, lo cual no solo dificulta las investigaciones astronómicas, sino que daña a los ecosistemas, provocando alteraciones en los ciclos vitales y en los comportamientos de especies animales y vegetales. Además, el consumo energético se ve innecesariamente incrementado, originando un aumento de los costes económicos y de la producción de contaminantes atmosféricos. Otros impactos negativos recaen en la calidad ambiental de las zonas habitadas, ya que aumenta la intrusión lumínica en el ámbito privado de las personas, provocando molestias tales como: fatiga visual, ansiedad y alteraciones del sueño; también impide a la población la observación del cielo nocturno.
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Foto : Las Negras © |
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Las principales causas de la contaminación lumínica son:
- Luces cuya orientación y/o diseño permiten la emisión de flujo luminoso hacia el cielo o hacia zonas que no se deben iluminar.
- Niveles de iluminación superiores a los requeridos (muy frecuente).
- Tiempo de encendido mayor que el necesario (muy frecuente).
- El uso de lámparas de bajo rendimiento luminoso y que emiten radiaciones con longitudes de onda no visibles por el ojo humano que además, en ocasiones, son nocivas para los seres vivos.
En el Decreto 357/2010 de 3 de Agosto, Artículo 27, se crea el Catálogo de zonas. Las Zonas E1 o Áreas oscuras, comprenden las zonas incluidas en espacios naturales, que deben ser protegidos del efecto perturbador de la luz artificial. A fin de proteger las áreas oscuras, la zonificación colindante a una zona E1 deberá tener clasificación E2 que admite flujo luminoso reducido.
Los espacios naturales protegidos, por tanto, deben ser ámbitos preferentes de protección de la luz natural de la noche. En particular los incluidos en la Red Mundial de Reservas de Biosfera, como el Parque Natural Cabo de Gata-Nijar, y eso hemos de reclamar a nuestras Administraciones, así como a nivel privado hemos de ser cada uno de nosotros consecuentes con su respeto.
Mª Pilar Glez.Carranza Bibliografía:
Decreto 357/2010 de 3 de Agosto, Reglamento para la Protección del cielo nocturno.
Guía técnica de adaptación de las instalaciones de alumbrado exterior al decreto 357/2010, de 3 de agosto. Consejería de Medio Ambiente.
Zonificación de la Consejería de Medio Ambiente.
Guía Práctica de Iluminación de Exteriores, Protección de la calidad del cielo de Chile y Canarias (Varios autores). |
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