Cuántas veces caminamos por las rocas de nuestro litoral o encima de las rocas que están muy cerca de la superficie (meso litoral). Cuando salimos o entramos al agua en zonas rocosas, cuando vamos bordeando la orilla en busca de una cala vacía o un lugar donde poder pescar sin molestar a los bañistas… ¿Pero estamos pisando rocas solamente? ¿No nos ha ocurrido muchas veces que pisando descalzos esas “rocas” notamos incomodas rugosidades e incluso dolorosos rasponazos y cortes? ¡Cuidado! Casi con toda seguridad estaremos pisando al protagonista de este artículo.
En las rocas de nuestro litoral tenemos el privilegio de contar con un morador semidesconocido para la mayoría de nosotros: el vermétido, Dendoproma petraeum, es un molusco de pequeño tamaño protegido por la legislación nacional y autonómica con la categoría de "vulnerable". |
Es un molusco endémico del Mediterráneo, que podemos encontrar en las zonas mas cálidas y sureñas del mare nostrum como Israel, norte de África, Sicilia, Nápoles, además del levante y sur de la península Ibérica. En Andalucía se encuentra en todas las provincias, excepto en Huelva, y sólo en el Parque Natural Cabo de Gata-Nijar forma estructuras a modo de arrecifes cubriendo la superficie de las rocas, pudiendo ser localizados a lo largo de todo el litoral del Parque, en lugares como El Corralete, Mónsul, Loma Pelada, Los Escullos, El Playazo, Cerro Negro… Para formar estos microatolones, el molusco se asocia al alga calcárea Neogoniolithon brassica-florida, que cementa la estructura y va elevando la colonia, llegando a alcanzar un grosor de hasta 30 cm. En estos casos sólo permanecen con vida los individuos de la superficie, presentando la parte sumergida grietas y cavidades donde viven otros invertebrados y pequeños peces.
Los arrecifes de vermétidos que se encuentran cerca de la superficie, en el piso mesolitoral inferior, se utilizan como indicadores de cambios de nivel del mar. Las formaciones más antiguas pueden alcanzar hasta los 6.000 años de antigüedad.
Estas formaciones evitan y reducen la erosión de las plataformas rocosas y permiten la formación de una pequeña laguna interior que alberga una variada presencia de flora y fauna marina.
Constituyen además un excelente marcador de las fluctuaciones en la temperatura del agua de mar producidas por el cambio climático en los últimos 500 años.
La desaparición de estas colonias viene condicionada principalmente por diferentes aspectos, tales como: obras en puertos, espigones, paseos marítimos…; regeneración inadecuada de las playas, turismo masivo que desconoce su existencia y, por tanto, pisotea y se baña en las lagunas interiores que forman; contaminación por vertidos y los cambios en el nivel del mar a causa del calentamiento global.
¿Cómo podemos ayudar a que no desaparezcan? Principalmente sabiendo de su existencia y dónde se encuentran y actuando en consecuencia. Esto se traduce en: no pisar los arrecifes y sus crestas, no bañarnos en las lagunas interiores que forman, no recolectar ejemplares, e informar de las malas prácticas cuando detectemos a alguien que, en la mayoría de los casos por desconocimiento de su existencia, las está realizando.
Como alguien dijo alguna vez: “Al final conservaremos lo que amemos; y amaremos sólo lo que entendamos; y entenderemos sólo lo que nos hayan enseñado”.
Fuentes:
Los arrecifes del Mediterráneo en www.cma.junta-andalucia.es/medioambiente/site/web
Karlos Mina
Director Técnico Subparke
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