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Cartas y opiniones

Desde aquí os animamos a enviar vuestras cartas contándonos anécdotas, comentarios y opiniones sobre todo lo relacionado con el Parque Natural. Podéis hacerlo a través de Internet o por correo postal. Gracias.
 

¿La Joya de la Corona?

Hace poco cayó en mis manos el folleto que publicitaba la provincia de Almería en la feria de turismo más importante a nivel mundial, por afluencia de visitantes.

Fitur es un escaparate magnífico para la venta de nuestra provincia turísticamente hablando, y es preciso saber que se tienen que emplear unos medios atractivos para llamar la atención de los futuros turistas y visitantes, ya que contamos con un clima privilegiado que nos hace disfrutar de sol prácticamente todo el año.

El folleto contenía treinta y tantas páginas, de las cuales había una mención especial al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar con respecto a contenido en texto y fotografías..., con un título bastante sugerente que decía “La Joya de la Corona”.


Nuestro Ayuntamiento de Almería presume de poseer la joya de la corona, es decir, cuenta con una costa de 16 km de playa aproximadamente, dentro de un espacio protegido, que en época estival recibe la mayor afluencia turística de toda la provincia de Almería.
Pues bien este Ayuntamiento que se enorgullece de poseer un entorno maravilloso, seguramente habrá dedicado más medios económicos en llevar a Fitur a todos los políticos que lo que ha invertido en los últimos seis años en “su joya de la corona”.

Las playas de Cabo de Gata, cualquier domingo de verano, pueden tener una afluencia turística superior a la del resto de monumentos ubicados en la capital en todo el año..., pero nuestro Ayuntamiento sigue invirtiendo en Falucas que terminan varadas en tierra por falta de visitantes.

 
  Foto: Playa de La Fabriquilla © MA

Por mucho que nuestra clase política desee un turismo cultural, en Almería hay que explotar el turismo de sol y playa que es en el que nuestros visitantes están interesados, ya que no conozco ni una sola persona que se plantee hacer un viaje a Almería para visitar expresamente la Alcazaba, en contraposición por ejemplo a Granada que la gente se plantea un viaje para visitar expresamente la Alhambra...

Nuestros políticos se deberían de dar cuenta de que el turismo que recibe nuestra provincia está interesado en disfrutar de nuestras playas y de nuestro increíble entorno natural por lo cual debería invertir económicamente en ese Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar del que tanto presumen, para darle al visitante lo que demanda. El día que nuestros gobernantes se den cuenta de las potencialidades de nuestro entorno sacarán un mayor rendimiento a lo que nos rodea.

Isa Mondéjar

 

Barriada de Cabo de Gata

Sorprende al visitante, o por lo menos a éste que suscribe, que al llegar a Cabo de Gata el rótulo identificativo del pueblo se divida en dos partes, la superior ya indica que estamos en el término de Almería y la inferior que el pueblo en cuestión es la “Barriada de Cabo de Gata” (¡a veintitantos km. de la capital, ni en Manhattan hay tanta distancia entre barrios!). Uno siempre ha pensado que un barrio es un elemento urbano dependiente del principal, la ciudad, próximo o junto a él, al que denominábamos “el centro”. Así en Almería denominamos “Centro” a la Puerta Purchena, donde alrededor existen barrios como el Barrio Alto, Pescadería, las 500 viviendas, etc… De ahí mi perplejidad, cuando al pasar el mosqueante letrero, hacer la rotonda, recorrer el pueblo y observar que tiene de todo a lo que puede aspirar uno digno de tal nombre, incluso con bastantes más atributos que las urbanizaciones modernas al uso, que nos ha dado la modernidad de los últimos años. Por tener, tiene plaza, iglesia, cuartel de la Guardia civil y por supuesto lo que cualquier pueblo merecedor de esa apelación. Aunque más adelante comentaremos algunos aspectos de los lugares comunes. El por qué Cabo de Gata (1.400 habitantes) no es pueblo con su Administración y presupuestos propios es algo que debemos empezar a entender para dar respuesta a las interrogantes que se plantea este visitante. Me pregunto por qué pueblos más pequeños de la provincia de Almería sí lo tienen y no éste. Algunos ejemplos menores: Chercos (300 h.); Alboloduy (700 h.); Tahal (400 h.)…, rebajando el Cabo a la categoría de Barriada.

El paisaje urbano no es muy alentador. También los amigos preocupados y ocupados en la mejora y protección del Parque Natural podrían encontrar aquí las respuestas a sus preguntas del abandono municipal.

 

Cabo de Gata es la gallina de los huevos de oro para el Ayuntamiento de Almería. Afirmación nada gratuita. Echen cuentas: los paseos que he realizado durante estos días de otoño evidencian la cantidad de viviendas cerradas, quizás algunas no se abrirán en el mejor de los casos hasta el fin de semana próximo, el siguiente puente, las vacaciones de Navidad, Semana Santa o verano. Los dueños pagarán IBI, el mínimo de los recibos de saneamiento, abastecimiento, basuras, etc.; durante todo el año sin apenas uso. Una perita en dulce para el Ayuntamiento de la capital, que a tenor de lo visto no está recompensada en la “Barriada”. ¿Que qué es lo que veo?

Bueno…, ¿hablamos de arquitectura? Adelante. ¿Dónde están los arquitectos? ¿en qué pensaban al proyectar esas viviendas, con esas escaleras estrechas, inaccesibles, esas barandas de piedra artificial, torneadas...? ¿dónde han dejado, ellos o la Administración, esas Normas Subsidiarias, esos preceptos de los Planes de Ordenación que recomiendan el uso de materiales acordes con la zona, del Mediterráneo en este caso…? ¿qué queda de lo que se supone que les enseñaron en el “arte de proyectar” en arquitectura...?

 
Foto: San Miguel de Cabo de Gata © LMR

Ese paseo marítimo con la mezcla de colores y materiales de revestimiento arbitrariamente dispuestos, las casas escalonadas sin una rasante en cornisas que dote al conjunto de una mínima uniformidad, el empleo de todas las carpinterías existentes en el mercado, la madera alternando con el aluminio, sin posibilidad de reconciliación… Y no me nombren que es por la escasez de medios económicos. Pero en fin…, hay hechos a los que es difícil darles la vuelta por irreversibles, otros en cambio tienen solución. Falta el ánimo.

¿Qué pasa con el cuartel de la guardia civil? ¿no hay quien se percate de los parches?
Y del chiringuito de al lado, ¿qué? ¿Pero es que no hay nadie que diga (y obligue) que no se puede poner como valla un trozo de malla electrosoldada, y que además la fachada necesita una manita de pintura?

En tiempos de crisis (y aunque no) por aquello de la “sostenibilidad”, el “medio ambiente”, la “Agenda 21”, etc. ¿podría alguien tomar en consideración estas otras cuestiones:

a) Dotar de carriles-bicis todas las carreteras que partiendo de Almería capital conduzcan a todos los pueblos (aunque se empeñen en llamarlos barriadas) que estén dentro del Parque Natural, para que aquellos que quieran desplazarse por este medio lo hagan con la tranquilidad de ocupar su espacio propio y no jugándose la vida.

b) Instalar aparatos reductores de consumo a partir de determinadas horas en el servicio de alumbrado público. Y terminar por suprimir y sustituir las farolas de contaminación lumínica.

c) Iglesia de la Almadraba. (No mancho el escrito con mis lágrimas porque son simbólicas, de absoluta indignación). ¿De verdad que no hay nadie que se acuerde que en el segundo Plan E (entra en vigor a principios de 2010), vulgarmente denominado Zapatero, hay un apartado donde se pueden incluir la restauración y conservación integral de los bienes históricos-artísticos? (Un voluntario que vaya al Ayuntamiento y conmine al concejal del área a que con la urgencia debida le encargue al arquitecto o los arquitectos que menos trabajo tengan, un proyecto con cargo a este Plan E. Con dos condiciones: una, que acrediten su conocimiento en obras de restauración y segundo, a ser posible, que no hayan proyectado alguna de la mayoría de las obras infumables que hay en el Cabo.

d) Otro punto que no quiero dejar pasar. En algunas ciudades (lo ví por primera vez hace años en Castilla León) se empezó a incluir en el paisaje urbano proyectado en forma de plazas, un banco con un personaje famoso fundido en bronce sobre el mismo. A falta de otros elementos humanos cambiantes, veía una escultura junto a la que nos hacíamos la foto de recuerdo. El autor acostumbraba a destacar tal miembro masculino o femenino más que el resto. Mi vuelta al escenario relatado ha comprobado como éstas partes relucían más que el resto, por el manoseado uso (En mi pueblo a la estatua del torero local al que acompaña la espada de matar, le han sacado punta de tanto toqueteo). Respecto a mi anterior visita al Cabo, que fue hace poco menos de un año, he observado ahora la aparición de un elemento nuevo. Lo denomino “inmigrante pegado a un banco”, o al revés que también vale. Ya no hace falta estatua de bronce, el Cabo tendrá sus propios actores, y no es que me preocupe el hecho concreto, si no su incremento, y que terminará mimetizándose con el paisaje, no sabiendo quién es cada cual, si el paisaje, o el paisanaje junto al banco. Esto no es bueno. Seria tema de otro escrito.

Quizás dé una imagen negativa del lugar referido, es mi opinión y así la escribo. Me queda siempre la frustración de que la mayoría de las cosas son como consecuencia de la desidia de los que nos gobiernan con la complicidad irresponsable de algunos paisanos. Otras manifestaciones de la Naturaleza, intocables, son la excusa perfecta para volver una y otra vez al Cabo: ahora me refiero a las puestas de sol.

Luis Martínez Reche