EL EFECTO PSICOLÓGICO DE LA SENTENCIA DEL ALGARROBICO.
El juez Rivera ha dado la razón a los ecologistas en su sentencia, dictada el día 5 de septiembre en Almería.
Acostumbrados a no tener poder fáctico, ya no contábamos con la posibilidad de que un juez nos diera la razón. Habíamos comprobado tantas veces que los jueces no valoran los hechos de la misma manera que los ecologistas, desde luego no como aquellos que nos empeñamos en luchar por conservar la naturaleza y arremeter contra la corrupción y la especulación.
Por eso, en un primer momento, cuando leí la sentencia pensé que alguién me estaba tomando el pelo. Pero releyéndola empecé a creérmelo. En este momento entraban en mi correo emails de los amigos y amigas compartiendo el acontecimiento.
Pero curiosamente no sentía alegría y tampoco nos dedicamos a festejarlo.
¿Por qué no?... ¿Es que acaso pertenecemos al prototipo de “ecologista acusador” que sólo ve lo malo y si pasa algo bueno ya no lo percibe ni sabe alegrarse? Es un peligro caer en esta trampa, si trabajas durante años en la lucha contra las instituciones que no respetan las leyes y no cumplen con su deber.
¿Entonces por qué no festejábamos esta sentencia tan buena? Creo que intuíamos que iban a hacer el intento de arrebatarnos la victoria.
Y así fue. La Junta de Andalucia festejaba la sentencia con sus manifestaciones en prensa como si fuera suya, ignorando totalmente que algunos de sus miembros estaban bajo sospecha de haber cometido prevaricación. Parecía que no les importaba y se declaraban ganadores de la batalla.
Y los ecologistas nos encontramos de nuevo ante la obligación de ser acusadores, llamando la atención sobre el hecho de que la Junta ha manipulado la interpretación de la sentencia.
Y encima, y por experienca, sospechamos algo más. Juan Torrijos en su columna Paseo Abajo, en LA VOZ de Almería, lo expresa así el día 16 de septiembre: “En Almería también tenemos nuestro juez estrella. Jesús Rivera se está convirtiendo en azote de politicos. Y le importa un pimiento acusar en sus fallos de prevaricadores a ayuntamientos y junta. ¡Si todos fueran así! Pero los políticos no se asustan: ¿por qué será? Seguro que tienen en alguna instancia superior de la justicia un amigo que pondrán en su sitio las sentencias del juez almeriense que no les gusten. Esa suerte les acompaña.“
Sueño con el día en el que en las instancias superiores se encuentren jueces que actúen como lo ha hecho en este caso el señor Rivera. Lisa Frohn
Presidenta de la Asociación
Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar |