En febrero se presentó el libro titulado "Al fin y al cabo", un recorrido por el Cabo de Gata, con imágenes de Carlos Pérez Siquier y versos de setenta y ocho poetas. El libro se presentó al mismo tiempo que se exponían las fotografías en el CAF de Almería.

No sé si a todo el mundo le pasa lo mismo o es algo personal, pero cuando veo las fotos, que Carlos Pérez Siquier ha seleccionado para este último libro, identifico plenamente el Cabo de Gata que yo vivo; su mirada es mi mirada, sus imágenes son fragmentos arrancados de mi retina. Su Cabo y mi Cabo se bañan juntos con la luz entre el blanco y el azul, rotos con potentes pinceladas de color. Una barca, con la quilla al sol, se diluye con el mar, compañero y contrincante, como un todo sin división. El cementerio de Cabo de Gata recorta sus cruces en el cielo y da belleza a la eternidad. Un coche dormido, enfundado en rojo, imita las arrugas de la sierra.

Nuestro Cabo se estanca entre la naturaleza, el pasado y la tradición, pero se ve golpeado por ráfagas de actualidad. Un brazo tatuado asoma entre dos barcas de Agua Amarga. Grafitis o intervenciones de artistas, más o menos profesionales, se alían con las grietas y el olvido.

Personas, animales, objetos y entorno se agitan en un cóctel contradictorio, que es, "al fin y al cabo", un fiel retrato de este Parque Natural, tal y como ha sido siempre, antes y después de su catalogación.

Junto a las fotos, palabras. Nada puede ser mejor para acompañar a las imágenes, sin mezclarse con ellas, respetándolas y apoyándolas desde la otra parte del libro. Versos de mujeres y hombres que han vivido, que han sentido el Cabo desde fuera o desde muy dentro.

Poetas jóvenes y veteranos, poetas que pasaron a la historia, que pasarán en el futuro o que se olvidarán; pero todos tienen en común el hecho de haber sentido la necesidad de escribir, alguna vez, sobre este increíble rincón del mapa, sobre nuestro único y original Cabo de Gata.
Los autores de poemas son tantos que no es posible enumerarlos en una reseña, así que pondré unos versos entresacados del poema de Eduardo Moga, como muestra, y que me perdonen algunos de los autores, que son amigos míos, por no elegirles a ellos. Felicidades a todos los participantes por el buen trabajo realizado.

El Cabo de Gata es un lugar donde
...
lo ilimitado cabe en la mano
...
lo oscuro no existe
y las sombras alumbran
...
los murciélagos usan gafas de sol

Mario Sanz