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El horno de papel

Un proceso primitivo, mágico e impresionante.
Desde el Parque nos fuimos el 25 de septiembre por la mañana a la zona de Los Martínez en Sorbas: Maite y Alberto de Rodalquilar, Jim de Las Negras y yo de El Pozo de los Frailes; desde Sorbas vino José, alfarero de toda la vida, para colaborar por invitación de Reyes García a la realización de un horno de papel.
¡Vaya faena!
Reyes hace torsos de barro de tamaño natural y tiene ya unos cuantos terminados, sólo falta la cocción. ¿Cómo cocer piezas así de grandes si no tienes horno ni dinero para comprarte uno? Reyes lo tiene claro: se cuece en un horno de papel.

Lisa: ¿Qué se necesita para hacer un horno de papel?

Reyes: En primer lugar necesitamos algunos materiales como una reja y papel de revista, caolín, carbón y leña.

Lisa: ¿Y de dónde viene está técnica?

Reyes: Yo la he visto en una revista alemana y no sé de donde viene. Son experimentos que hacen los ceramistas a través del tiempo, son cosas que salen y no te puedo decir cómo. Yo lo he descubierto, lo he hecho y ya está. Es una técnica primitiva, si no tienes dinero para un horno entonces haces un horno de este tipo. Necesitas mano de obra, pero muy poco dinero.
Lisa: ¿Habías pedido permiso para hacerlo?

Reyes: Sí claro, en el Ayuntamiento de Sorbas.

El horno estaba montado en el parking de la piscina de Los Martínez, al lado del pequeño bar que está llevando Reyes durante todo el año en los fines de semana, y en verano todos los días, menos los miércoles. Un sitio ideal para la faena del horno de papel.

Foto: El horno de papel, © LF
 

Foto 1. Reyes y José mezclando el caolín con agua.

Foto 2. Reyes y José colocando el torso encima de una capa de carbón que está repartido sobre una reja de hierro, que a su vez se apoya en los cuatro puntos sobre tres ladrillos.

Foto 3. La figura está lista para ser cocida. En el fondo de la foto se ve un montoncito de carbón que habíamos encendido para luego tener fuego para el proceso de cocción. Durante todas las preparaciones -que duraron casi dos horas-, se mantenía este fuego vivo echándole carbón de vez en cuando y soplándole.

Foto 4. Llenando el interior del torso de leña por los dos lados abiertos.


 
Foto: El horno de papel, © LF
 

Foto 5. Cubriendo el torso entero de leña.

Foto 6. Cubriendo la leña con hojas de papel de revistas...

Foto 7. Estas hojas se habían bañado previamente en caolín.

Foto 8. Después de haber cerrado todo, incluida la reja, con el papel y dejando solo un agujero por arriba para que sirva de chimenea, Reyes recoge el carbón ardiente para colocarlo debajo de la reja, en el centro.

Eran las doce y empezamos a tener ganas de tomar una cerveza y una tapita que Reyes nos ofreció en su bar. Tomando la cerveza charlábamos, preparábamos la comida y, de vez en cuando, salíamos para echar un vistazo al horno. Tengo que confesar que los que nunca habíamos experimentado algo similar teníamos muchas dudas... ¿eso puede funcionar? ... ¿el fuego se va a prender por dentro? ¿pero cómo? Reyes no dudaba, pero estaba inquieta, porque una cosa así es muy difícil de controlar, depende de muchos factores como la calidad de la leña, el viento, la altura de la reja, el grosor de la capa de papel; todo influye y determina el proceso. Todos estábamos nerviosos, pero nos reíamos yendo al agujero/chimenea para poner la mano, no sintiendo calor, poniendo cara de duda y diciendo: nunca jamás esto se va a prender de fuego.

 
Foto: El horno de papel, © LF

Foto 10. Hora y media después de haber colocado el fuego, Reyes decide: vamos a bajar la reja! Introducimos en las cuatro esquinas palos de hierro en el tubo del marco de la reja, para así poder sostener el montaje y facilitar el quitar uno de los tres ladrillos de cada esquina, y nos fuimos a comer. Eran las dos del mediodía.

Foto 11. De repente, después de veinte minutos, entra olor de humo en el bar, saltamos todos de las sillas, dejamos las lentejas y corremos hacia fuera. Allí nos quedamos alucinados del montón de humo blanco que salía de la chimenea y de los lados por debajo de la reja. Reyes decidió subir la reja y así lo hicimos.

El tiempo de duración y la temperatura son muy importantes en el proceso de hornear. Si va demasiado rápido se puede romper la pieza y la temperatura influye en el color que al final tendrá la escultura. José, el alfarero de Sorbas, nos daba clase de lo que significa la temperatura para cocer el barro y nos dejó fascinados de su conocimiento y experiencia.

Foto 12. Después de haber estudiado el panorama y valorando el aumento de viento, Reyes decidió bajar la reja al suelo.

Foto 13. El humo se acabó y salían llamas. La capa de papel ya se había rajado y Reyes había envuelto la parte de abajo con papel de aluminio para frenar un poco la rapidez con que se quemaba todo.

 
Foto: El horno de papel, © LF

Foto 14. José, Alberto, Maite y Reyes contemplando, después de la comida y del café, el bulto encima de la reja. Echando de vez en cuando un ojo hacia dentro de las cenizas donde ardía la brasa a colores rojos y naranjas, que indicaban a José la temperatura que había allí dentro.

Foto 15. Reyes, quitando poco a poco las cenizas para ver las piezas, cuidándose de las, todavía, altas temperaturas. Claro, con muchísima curiosidad por saber cómo ha quedado.

Fotos 16 y 17. Así ha quedado.
Eran sobre las seis y media de la tarde cuando acabamos, estábamos todos contentos, sobre todo Reyes, y muy satisfechos por haber compartido esta experiencia de un proceso primitivo, mágico, entrañable, solidario, divertido, excitante.

Quedaban unas preguntas.

Lisa: ¿De todos los torsos que has hecho es el primero que has cocido?

Reyes: Si, y voy a cocerlos todos así, a la primitiva.

Maite: Puedes hacer una exposición con la documentación sobre este proceso.

Reyes: Si, vamos a ver, por el momento me estoy divirtiendo y me da mucha satisfacción, porque salen cosas que me gustan. Y también disfruto si gustan mis cosas a los demás. Y si un día tengo suerte y vendo una pieza, podré reparar mi casa.

Maite: Yo creo que tus obras necesitan un sitio muy neutro para exponerlas

Reyes: No lo sé. De momento hay que trabajar.

Lisa: ¿Cuanto tiempo tardas para hacer un torso así de grande?

Reyes: Un torso así lo trabajo lo mismo en tres semanas que en dos días. Depende, como te dé la locura. Este lo he hecho en tres semanas porque he tenido muchos conflictos en mi vida en este momento. El otro que he tenido aquí y que José ha visto, lo hice en dos días, depende de cómo estás y también depende de lo fresco que esté el barro. Si tienes el barro muy fresco, no puedes subir como quieres, se te cae, tienes que dejarlo secar para seguir. En invierno tienes que esperar más porque hay más humedad. Cuando empecé con esto sólo sabia que quería hacer algo grande, y no sabía cómo. Tenía tanta emoción en mi cuerpo y tanta alegría y no sabía cómo se hacía. Un día fui a Murcia, la primera vez en coche, escapándome de casa, sola, para comprar barro.

Lisa: ¿Nunca has estudiado escultura?

Reyes: No, y nadie me lo ha enseñado. Nadie me ha enseñado a hacerlo y me ha salido esto.

 

Fotos y texto: Lisa Frohn
www.cabodegatalife.com

 

En la foto número 9: Reyes García, Tel.: 950 369 013, Móv.: 676 014 116