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En artículos anteriores
hemos tratado algunos aspectos de la geología
del Parque como uno de los elementos más característicos
y más valiosos de nuestro entorno. Pudiera parecer
que cuando hablamos de rocas, de materiales rígidos
y compactos, estuviéramos tratando con algo permanente,
fijo y a salvo de otras acciones degradantes que no
sean las de la propia naturaleza. Los animales y las
plantas sí nos pueden parecer en peligro, hasta
en riesgo de extinción, pero ¿las piedras?
¡ Si son el símbolo de la fortaleza...!
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Foto:
Antiguas minas en Rodalquilar, © LV |
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Cierto, pero no menos
cierto es que la capacidad destructiva del hombre
apenas tiene límites y estos límites
se alejan a medida que cobran fuerza los factores
económicos. El hombre, desde sus albores,
ha utilizado los materiales rocosos como parte
de sus necesidades vitales: rocas con las que
construir sus primeras herramientas, barros que
cocer para sus primitivos alfares, minerales que
les dieran los metales que está aprendiendo
a utilizar, piedras para construir moradas, castillos,
conventos..., tierras que le ayudan a curtir pieles
y teñir tejidos... y un largo etcétera
que llega hasta las más complejas explotaciones
de nuestros días. Lo interesante es que
esta historia del aprovechamiento de los materiales
va dejando unas huellas muy difíciles de
borrar y nos aportan un magnífico testimonio
de la evolución económica, social
y política de las sociedades que nos han
precedido. Son historias, por tanto, llenas de
interés, fuente de conocimiento para todo
el que mantenga viva la curiosidad del saber.
Pero es fundamental también ser conscientes
de que este patrimonio, por fuerte y estable que
parezca, también tiene sus amenazas. ¿No
habéis sentido como en carne propia, como
auténtica agresión a la naturaleza,
las heridas que hacen en el paisaje esas canteras
desmesuradas, ubicadas sin el menor criterio que
no sea el económico inmediato, desprovistas
de cualquier plan de regeneración? Pensemos
igualmente en la destrucción de afloramientos
de gran interés científico, como
mencionamos en el caso de los arrecifes de la
Mesa de Roldán, el descuido en preservación
de singulares rasgos geomorfológicos (no
asustaros de la palabra: de las formas que dan
los fenómenos geológicos) como la
sucesión de los diferentes niveles de playas
fósiles aún visibles en la maravillosa
Playa de los Muertos... y tantas otras cosas que
urge preservar e integrar como componentes del
Patrimonio geológico del Parque. Tenemos
ya, pues, una primera idea: PRESERVACIÓN
y ningún plan de ordenamiento debería
dejar de lado este aspecto: respeto al patrimonio
geológico del Parque.
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Pero
conservar no debe significar únicamente
archivar y catalogar. Al igual
que viejos pergaminos en los que, de entrada,
admiramos su textura, la rareza de sus letras
y dibujos, el aire misterioso que parece desprenderse
de su vieja pátina, pero que están
exigiéndonos su lectura para hacernos
llegar su mensaje, las piedras tienen un alma
que pide nuestra atención, las piedras
hablan... No soy yo el primero
que lo ha dicho. Recuerde aquellos programas
de Antonio Gala Si las piedras hablaran...en
los que, con su admirable sensibilidad poética,
nos contaba historias de mujeres y de hombres
a través de nobles sillares, tallados
y ensamblados en arcos, columnas, en bóvedas
que conformaron países, paisaje, personajes...
Pero hay en las piedras un lenguaje mucho
más antiguo, también más
difícil de descifrar: desde su génesis
nos transmite las condiciones de su formación,
los ambientes en que se crean, las fuerzas
que las trasladan, los fenómenos que
las transforman o destruyen. |
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Foto:
Castillo de la Ermita en Rodalquilar, © F.
Hernández
Alteración de rocas por fluidos silíceos,
© LV
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Podemos adivinar
climas y paisajes a través de su
composición y sus modificaciones;
estudiar los procesos como vulcanismos,
sedimentación, erosión, compresiones
y períodos de calma, semjantes a
los temas de una formidable Fuga de Bach
se van enlazando, desarrollando, superponiéndose
y separándose para dejarnos finalmente
el testimonio de su grandiosidad y belleza.
Nada de más
actualidad: el reciente descubrimiento en
Marte de un mineral ya famoso, la Jarosita,
tan almeriense como el fandanguillo
de Gaspar Viva. Me parece un ejemplo que
merece la pena comentar. Y, a riesgo de
caer en el desorden, permitidme un parrafillo
sobre este mineral y su relación
con Almería y el Parque. Adelantamos
que lo que quería resaltar al mencionar
la jarosita es cómo, a través
de un mineral terroso y no demasiado espectacular,
la ciencia puede leer las circunstancias
de su formación y ha podido probar
con ello la existencia de agua en el rojo
planeta. Ved el mensaje escondido que cada
piedra lleva dentro. ¿Y qué
es lo que quería comentar de la jarosita?
Lo primero recordar, a quien no lo haya
leído, que donde primero se reconoció
este mineral como tal, por el geólogo
alemán August Breithaupt y en 1852,
fue en la Sierra de Almagrera, en el Barranco
Jaroso, que le dio nombre. Lo que se comenta
menos es que es prima hermana los
minerales también forman familias...
- de un mineral que yo diría que
es, junto al oro, el mineral insignia por
excelencia de nuestro Parque. Me refiero
a la alunita, base de las explotaciones
de alumbre de tanta relevancia en la crónica
económica de la región, y
que tiene su santuario en la Torre de Rodalquilar,
hoy miserable corral de ganados, un ejemplo
más de la desidia administrativa
de nuestras pobres tierras. Yo prometo hablaros
de los alumbres de Rodalquilar, pero a través
de la voz u ofreciendo la pluma a quién
más sabe de ellos, nuestro paisano
el doctor Hernández Ortiz, de quien
El ECO DEL PARQUE ha publicado ya la reseña
de un reciente libro sobre el tema y cuyos
trabajos han sido culminados con una tesis
sobre la Minería de Rodalquilar,
aún sin publicar. A través
de todos esos trabajos se puede ir trazando
la historia minera de nuestros paisanos
desde las épocas más primitivas
hasta los tiempos presentes.
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Bajo este aspecto,
nuestro Parque Natural es un lugar privilegiado
y, si en otros artículos hemos comentado
la belleza y el interés mundial que
tiene el recipiente geológico,
sobre el que se han desarrollado fauna,
flora y poblaciones, hoy quisiéramos
llamar la atención acerca de la relevancia
de nuestro Parque como lugar en que se ha
desplegado una actividad minera en
un sentido amplio-, de una gran variación
y especiales características. Las
huellas de esta actividad humana y su interacción
con la naturaleza, constituyen uno de los
aspectos más valiosos de este Patrimonio
Geológico y Minero, que, ya hemos
dicho, es necesario preservar. Pero, atención,
lo tenemos que considerar como un elemento
importante en el tan cacareado desarrollo
sostenible.
Esto nos lleva a
exponer la segunda idea: el APROVECHAMIENTO.
Paco -permitidme que llame así al
doctor Hernández Ortiz- ha resaltado
los elementos más significativos
de nuestra historia minera: las explotaciones
de alumbres y las explotaciones de metales
como el oro, el plomo, el hierro, etc; que
son las que, indudablemente, han dejado
más huella en nuestro paisaje mineral
pues su actividad ha llegado a nuestros
días.
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Y aunque al lado
de tan nobles elementos como el oro puedan
parecer intrusos, no podemos dejar de mencionar
a los modestos adoquines, cuyas
canteras son tan características
de nuestro paisaje, a los que Paco ha dedicado
un amenísimo artículo y sobre
los que, más adelante, caminaremos
más despacio... como tantos pies
los han desgastado por variadas ciudades
españolas. Sobre el potencial aprovechamiento
de lo que queda de los restos de la actividad
minera, es cierto que algunas de las antiguas
instalaciones del entorno de Rodalquilar
son objeto de visitas turísticas
guiadas, pero es indudable que su aprovechamiento
es mínimo y no por falta de entusiasmo
de sus organizadores, sino por las precarias
y riesgosas condiciones de los lugares a
visitar, que reclaman una atención
especial. Pocos lugares como éste
se harían merecedores de la creación
de un Parque temático en el que ver
y tocar in situ las cosas tan
gratamente expuestas y explicadas en los
paneles de la Sala dedicada al Parque en
Rodalquilar. La preparación y difusión
de unas rutas mineras, como
las que Paco ya tiene en marcha, necesitarían
para su máxima utilidad de trabajos
de acondicionamiento que permitieran el
acceso, en las necesarias condiciones de
seguridad y comodidad, de muchos lugares
de especial significación.
Esto compete a la
Administración, y a ella hacemos
este llamamiento para el que no queremos
invocar solamente razones económicas.
Yo no conozco la rentabilidad que, en términos
de inversión económica, puede
tener un Parque Temático de este
tipo, aunque veo con qué interés
lo aprovechan allí donde pueden,
como en el caso de Las Médulas en
nuestro país, entre otros; y he comprobado
también en otros países el
cuidado y el cariño con que cuidan
y exponen estos testimonios de la actividad
humana tan unidos a la naturaleza. Pero
aunque no fuera un negocio
ni sirviera para dar votos... - de lo que
no me cabe duda es de la oportunidad única
que da a la educación de nuestros
hijos, de jóvenes y mayores, de visitantes
e indígenas para recibir en plena
naturaleza una hermosa lección, en
la que encontrarían, junto a la materia
inerte, las marcas que el esfuerzo del hombre
ha dejado en su búsqueda; los recursos
y luchas para que no se las arrebataran-verdaderas
historias de Piratas-, la relación
de los yacimientos con la ubicación
de poblados, sus aplicaciones y hasta su
entronque con nuestra Historia más
amplia y con la historia universal...
Leo en un artículo
de Paco que la caída de Bizancio
trajo consigo la pérdida de las explotaciones
de alumbre para el mundo occidental y les
obligó a buscarlo en sus territorios,
y que es esa carencia la que determina el
desarrollo de nuestras explotaciones. ¿En
qué otro sitio podemos, mirando solamente
un pedazo de estas bellas rocas, claras
y rojizas, hablar a los chicos (y chicos
somos todos...) de Bizancio, de los paños
medievales teñidos por estos alumbres,
de los ataques de los piratas, de la quimera
del oro de Rodalquilar en épocas
de penuria y pobreza... y después
de elevarnos y saludar a l´alunita
seguir por el espacio y terminar
nuestro fantástico viaje en Marte...
?
Abuloren
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