La ONG cita nueve formas
de operar:
1. Prácticamente
todos los alcaldes están a favor de convenios
urbanísticos como forma de conseguir ingresos.
2. La modificación
de los planes urbanísticos es muy frecuente.
3. La vigilancia de construcciones
ilegales y desviaciones del proyecto es poco intensa.
4. Las sanciones suelen
consistir en multas y casi nunca en demoliciones.
5. En España hay
una enorme cantidad de dinero negro, que se refugia
en la construcción. Un tercio del precio
de la vivienda suele pagarse con dinero opaco,
con lo que las pérdidas para Hacienda son
muy cuantiosas.
6. Se ha permitido el acaparamiento
de suelo en manos privadas para generar una aparente
escasez del mismo y la consiguiente subida de
precios.
7. Se ha expropiado suelo
a particulares para cederlo a empresas con fines
sociales, las cuales lo han vendido después
a precios astronómicos.
8. Se ha extendido la creación,
por parte de constructores, de partidos ficticios
que se presentan a elecciones locales para conseguir
la concejalía de urbanismo y desde ella
tomar decisiones que les favorezcan; en otras
ocasiones se infiltran en los partidos tradicionales
para conseguir esos mismos objetivos.
9. La corrupción
urbanística no respeta institución
alguna, así, donde dicha corrupción
es muy importante, los juzgados tam- bién
han sufrido las consecuencias.
La conclusión que
saca Transparencia Internacional no deja lugar
a dudas: El problema de fondo no está
en las actuaciones corruptas de actores individuales,
sino en la corrupción institucionalizada
vinculada a la obtención ilícita
de fondos para los partidos. Éste es el
principal cáncer y en el que el nuevo Gobierno
deberá demostrar voluntad moralizadora.
El informe está
firmado por el profesor Manuel Villoria, catedrático
de Ciencia Política de la Universidad Rey
Juan Carlos de Madrid.
Amigos
del Parque
|