Esta gaviota, menos corpulenta
pero de un tamaño similar a la patiamarilla
(Larus cachinnans), se diferencia de esta en el
color de sus patas, que para la de Audouin es
verde oscuro, y en el rojo de su pico con algún
toque amarillo. El plumaje de los adultos tiene
tonos grisáceos también en su parte
inferior, pero la cabeza siempre es blanca. La
gaviota de Audouin es un ave de mar abierto que
sólo se acerca a tierra para descansar,
nidificar y, a veces, por necesidades alimenticias.
Come habitualmente calamares, peces del tipo de
la sardina o el jurel y algunos artrópodos.
A veces sigue a los barcos pesqueros para aprovechar
los peces que éstos desechan e incluso,
puntualmente, puede ser depredadora de otras pequeñas
aves, si esto le resulta fácil. Anida en
islas o islotes rocosos, preferiblemente deshabitados,
formando nidos que consisten en un hueco en el
suelo forrado de plantas y algas. Los nidos suelen
agruparse y protegerse aprovechando arbustos o
matas. La época de cría transcurre
entre abril y julio. La puesta consta de 2 o 3
huevos, incubados durante 20 a 25 días,
indistintamente por la hembra y el macho.
En nuestro Parque podemos
encontrarlas, de manera estable durante el invierno,
en las Salinas de Cabo de Gata, donde no nidifican
pero las utilizan como zona de reposo. Al anochecer
puede verse cómo abandonan las Salinas
para alimentarse mar adentro. Es una gaviota muy
sociable y, en las zonas de descanso, forma grupos
mixtos con charranes y gaviotas de otros órdenes.
Esta gaviota es una especie amenazada aunque,
en los últimos años, se ha recuperado
y sus poblaciones han crecido satisfactoriamente
gracias, en gran parte, a su protección.
En fin, la de Audouin es
una gaviota rara y escasa, que necesita tranquilidad
y estar rodeada de los suyos para anidar y es
aficionada a hacer largos recorridos volando para
encontrar su sustento. Quizás la protagonista
del relato de Richard Bach fuese una prima lejana
de estas gaviotas de Audouin: La mayoría
de las gaviotas no se molesta en aprender sino
las normas de vuelo más elementales: como
ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría
de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino
comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era
comer lo que le importaba, sino volar. Más
que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba
volar.
Mariano Torrero
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