Maria es
directora de la escuela Tritón en Madrid
que se dedica a dar clases de artes escénicas
a niños y adultos. Como veranea en el Parque
cada año, pensó hacer aquí
una escuela de verano en forma de campamento de
teatro, y lo más idóneo para las
condiciones de un campamento es un curso de teatro
de calle, que es lo que viene haciendo en el camping
de San José durante 15 días del
mes de Julio. Al final de las dos semanas de trabajo
hacen una representación en el camping
y otras en las poblaciones del Parque que les
invitan.
Las clases
empiezan a las diez y terminan a la una. Luego
van a la playa y comen allí con lo que
preparan María y su ayudante. Las clases
de la tarde son de seis a nueve. Son seis horas
de clases en total que los niños reciben
muy a gusto. Después de cenar van a la
playa para hacer juegos con los que aprenden a
flexibilizar sus relaciones y a adaptarse los
unos a los otros. Los alumnos tienen un buzón
de sugerencias, donde cada uno puede expresar
su opinión por escrito, anónimo
o firmado. Lo que escriben se lee en común
cada noche. Es una actividad muy constructiva
y muy emocionante.
Desde el primer día María les explica
a los niños en qué va a consistir
el curso, y empiezan a trabajar en lo que va a
ser la función final. Les da el libro explicando
que lo que van a aprender es teatro de calle que
no tiene un escenario normal, bien delimitado.
Es algo más difícil porque tendrán
que mezclarse con el público sin miedo,
no estarán protegidos por la puerta-pared
ni el telón. María Les enseña
una serie de conceptos teatrales, por ejemplo,
cómo proyectar la voz, cómo desplazarse,
etc. También hacen un poco de circo, acrobacia,
equilibrio, malabarismo, y un taller de tintado
de ropa. Siempre hacen fotos de todo y al final
confeccionan un álbum y un vídeo
para los padres. Después de la primera
función, se sacan las conclusiones. María
es muy exigente en el trabajo.
Durante las representaciones los niños
aprenden mucho de símismos porque van más
allá de sus límites, vencen la timidez,
la vergüenza, respetan el silencio entre
bastidores y cuidan de las cosas. Aprenden todo
lo importante, se responsabilizan de las cosas
que van a necesitar y tienen que estar pendientes
de ellas antes y después del espectáculo.
María no sólo hace este trabajo
para enseñar teatro a los niños
sino también para transmitirles una serie
de valores importantes. A lo largo de todo el
curso, intentan mejorar la convivencia, el trabajo
en equipo, la tolerancia con los demás,
el respecto a las normas. Todo el mundo trabaja,
todo el mundo friega los platos. María
dice que los niños, hoy en día,
están muy consentidos y son muy egoístas.
En el campamento trabajan para todos y es lo que
intenta transmitirles.
El primer
año montó el campamento como iniciativa
privada sin pedir nada a nadie. Para 2005 intentó
conseguir una subvención del Ayuntamiento
de Níjar que, en principio, le fue concedida
y después denegada. Ahora ha decidido buscar
apoyos para el proyecto. De momento cuenta con
la colaboración de "La fiebre del
Oro" en Rodalquilar, con una asociación
de San José, y con los padres de los niños
del pueblo.
María,
además de seguir con el campamento, tiene
el proyecto de hacer aquí una escuela durante
todo el verano. Una escuela creativa más
amplia, que dé una alternativa a la playa
para los niños de los alrededores y de
los veraneantes. Pero para hacer una escuela es
necesario tener un local y darle publicidad. Los
niños tienen mucho interés, casi
todos quieren repetir. Los monitores trabajan
mucho y el programa del curso tiene ya años
de práctica. En realidad, la escuela de
María solo necesita más ayuda económica.
Lola
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