El tamaño de los
cinípidos oscila entre 1 y 6 mm. En general,
los machos son menores que las hembras y, dentro
de éstas, las de las generaciones ágamas
(aquéllas producidas por partenogénesis,
es decir, sin la mediación de un macho
ni reproducción sexual) son de mayor tamaño
que las de las generaciones sexuadas. Estas avispas
tienen generalmente dos pares de alas bien desarrolladas,
si bien existen formas braquípteras (con
alas cortas) e incluso ápteras (sin alas).
Los colores predominantes son: negro, castaño,
rojizo o amarillento; pueden ser brillantes o
mates, pero nunca
con brillo metálico. Generalmente tienen
pilosidad escasa (NIEVES-ALDREY, 2001).
Según su biología,
los cinípidos se dividen en dos grandes
grupos: inductores de agallas e inquilinos. Los
segundos, al no ser capaces de producir agallas
en las plantas, viven en las que han producido
previamente otros cinípidos. Con arreglo
al tipo de planta donde se inducen las agallas,
se diferencian cuatro tribus de cinípidos:
- Aylacini, en plantas
herbáceas o arbustos,
- Diplolepidini en rosáceas (rosales y
algunos frutales),
- Pediaspidini, en plantas aceráceas (arces),
- Cynipini, en fagáceas (en nuestro ámbito,
género Quercus). Es el grupo más
numeroso en la Península.
La especie que se acaba
de describir pertenece al primer grupo, el de
los cinípidos gallícolas más
primitivos. Producen la formación de agallas,
por lo general en los tallos, de distintas especies
de la familia de las compuestas. Aulacidea martae
fue descubierta a partir de agallas producidas
en el arbusto Launaea arborescens, propio del
sureste de España y el noroeste de África,
donde vive en ramblas arenosas y laderas pedregosas,
formando parte del matorral autóctono.
Esta planta puede llegar a medir hasta 1,5 m de
altura y su tronco puede tener un diámetro
de 5 a 6 cm; se ramifica mucho, con ramillas de
crecimiento en zig-zag, lo que da un aspecto general
muy característico, unido a sus flores
amarillas de hasta 1,5 cm de diámetro.
Todos los ejemplares de esta especie de avispa
conocidos hasta el momento se encontraban en agallas
producidas en ramitas de esta planta en la Playa
de los Genoveses. Estas agallas, excepcionales,
son crípticas: no producen deformaciones
en la planta, por lo que sólo las evidencian
los agujeros practicados por la hembra en la superficie
para la puesta de huevos. Se recolectaron en enero
de 2004 y, llevadas al laboratorio, las hembras,
único sexo conocido por el momento, emergieron
un mes después. Estos ejemplares (los tipos
de la especie) se encuentran depositados en el
Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid.
Este hallazgo viene a demostrar,
una vez más, la rica biodiversidad del
Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y, sobre
todo, la coevolución de distintas especies
endémicas, en este caso, una avispa y un
arbusto.
Javier Ortiz Sánchez
Grupo de Investigación Transferencia
de I + D en el Área de Recursos Naturales,
Universidad de Almería
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