No habíamos entrado
en Luque cuando de repente algo llamó nuestra
atención. Había algo que no encajaba,
o mejor dicho, que encajaba demasiado bien en
esta sociedad reeducada a marchas forzadas en
el desprecio del patrimonio histórico.
Sobre una fachada lateral de la pequeña
ermita de San Roque alguien había colgado
el cartel publicitario de una promoción
de viviendas. La pequeña ermita, con su
hermoso y sencillo tejado a cuatro aguas y su
cruz rematada, la pequeña ermita que alguna
vez fuera blanca y alguna vez fuera objeto de
tantos deseos y esperanzas, se mostraba ante nosotros
como el mero soporte infame de un cartelón
publicitario que el espabilado de turno, uno de
esos que tanto sobran, había querido aprovechar.
Bien podríamos habernos
solamente lamentado, blasfemar contra las empresas
descerebradas y los políticos despreocupados,
y seguir nuestro camino hacia alguna escombrera,
al encuentro de esa vieja orza resquebrajada.
Bien podríamos, insisto, haber mirado hacia
otra parte. Pero en lugar de eso, decidimos decir
¡basta!. Le pedí a mi amigo que detuviera
el coche.
Me bajé y me puse
a fotografiar la afrenta.
- ¡Escribiremos una carta al Alcalde para
pedir que quiten el cartel... y ya de paso, para
pedir que restauren la ermita!
Una semana después ya estaba la carta en
manos del Ayuntamiento de Luque. Un mes después,
aproximadamente, el cartel había sido retirado,
aunque la ermita seguía sin restaurar.
Fue así, con este éxito a medias,
que volvimos a caer en la cuenta de que las cartas
funcionan, de que la palabra funciona, porque
es más fuerte que la espada, y que por
supuesto, podían funcionar para luchar
por tanto Patrimonio que aún nos queda
por salvar.
Decidimos al fin crear
una asociación de defensa del Patrimonio
Histórico que tuvo a bien ver la luz en
la ciudad de Priego de Córdoba. El éxito
inicial con la Ermita de San Roque nos alentó
a continuar con otros inmuebles.
Casi un año después
de que se creara, hoy componemos la asociación
casi cuarenta personas, con más de sesenta
denuncias realizadas en todas las provincias de
Andalucía y en todos los ámbitos
del patrimonio: arqueología, etnología,
arte, monumentos, etc. Y esto es sólo el
principio. Porque trataremos de salvar todo lo
que podamos en un largo camino que se presume
como de luces y sombras. Somos, en fin, una asociación
abierta a todos los que quieran participar, sean
o no sean profesionales de la etnología
y en la que no se requiere pagar ninguna cuota
para hacerlo. Sólo las ganas de enviar
un par de cartas cada semana. Porque cada carta
es importante. Nunca dejes de creerlo. Nos hacemos
llamar Etnólogos en acción
y así nos nació la conciencia.
Francisco Navarro
Ibáñez
Presidente de ETNÓLOGOS EN ACCIÓN
- ETNOA
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