La Delegación
de Medio Ambiente ha dado el visto bueno al proyecto
municipal de instalar una escombrera dentro del
parque, concretamente en el paraje del Higo Seco.
Esta escombrera hace más de un año
que venía funcionando, el cartel indicativo
que se colocó a la salida de Fernán
Pérez en dirección a Campohermoso
así lo acreditaba. La Declaración
de Impacto Ambiental favorable a su instalación
es mucho más reciente, de agosto pasado.
Por muy
extraño que pueda sonar eso de un vertedero
dentro de un parque natural, ha sido autorizada.
La Delegación de Medio Ambiente ha entendido
que, dado que en su día hubo allí
una escombrera, dado que después hubo una
prospección minera, el espacio está
tan sumamente degradado que es un buen asentamiento
para escombrera; es más, su instalación
merece ser evaluada como restauradora del medio.
Dejando
al margen que hace más de un año
que se ha estado haciendo la vista gorda a una
escombrera que, pese a ser municipal, era ilegal,
estaba funcionando a las bravas, lo más
sorprendente es que el proyecto se somete a la
normativa de residuos sólidos y como tal
se establecen las pautas a que deben ajustarse
los procesos de eliminación de residuos
sólidos, por lo que no parece que se descarten
las instalaciones de transformación de
los mismos. ¿Significa eso que podemos
tener una planta incineradora dentro del parque?
¿que los residuos de invernaderos irán
a parar allí? Menos mal que el Higo Seco
es un núcleo urbano que merece ser protegido
por sus valores de arquitectura tradicional y
menos mal que se pretenden desarrollar turísticamente
los núcleos del interior como alternativa
de desarrollo sostenible frente a los invernaderos.
Esta política
medioambiental merece ser valorada con detenimiento,
porque hay otras escombreras, hay muchas más
diseminadas por todo el parque, pero hay una especialmente
grande y en un paraje especialmente bonito, en
las cercanías de San José, en el
Barranco del Águila, claro que es ilegal,
pero ¿cuál será su destino
final?
Redacción
del Eco
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