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Muerte en la charca

Veinte aves han muerto en los primeros días del mes de octubre en la albufera deltaica el Charcón de Cabo de Gata. Ecologistas en Acción anunció la aparición de aves muertas y la Consejería de Medio Ambiente procedió a retirar los animales muertos y a tomar muestras de agua y lodo para saber las causas de esta mortandad. Entre las aves fallecidas se encontraba un pato malvasía cabeciblanca, especie en peligro de extinción, que este año llegó hasta esta charca, situada a un kilómetro y medio de la barriada de Cabo de Gata, y a muy pocos metros del mar. Tres parejas de estas malvasías anidaron la pasada primavera y de los nidos salieron 12 crías.
Ecologistas en Acción recomendó a Medio Ambiente que acordonara la zona, impidiera o vigilara exhaustivamente el vertido de aguas fecales de la depuradora de Cabo de Gata y sobre todo que se retiraran de inmediato todos los invernaderos legales e ilegales que hay en las proximidades. Los ilegales deberían ser demolidos y los legales trasladados o permutados a sus propietarios.
Foto: Invernadero en construcción en el Charcón

Medio Ambiente ha analizado el agua y el fango para determinar la causa de esta mortandad de aves. También ha procedido a desecar parcialmente el charcon para evitar que murieran más aves. Pero en estos días, los Amigos del Parque hemos visto que junto a esta albufera deltaica se construía un nuevo invernadero. No sólo no se logra que desaparezcan los cultivos bajo plástico de esta zona, sino que se siguen construyendo. Ecologistas en Acción no descarta que detrás de la muerte de las aves estén los vertidos incontrolados de pesticidas desde estos invernaderos o las aguas residuales de la depuradora de Cabo de Gata.

Hay que recordar que hace un año, cuando se inundó la desembocadura de la Rambla Morales, los propietarios de los invernaderos, sin mencionar el vertedero de la rambla, echaron la culpa a la vegetación que da protección a los patos y sin la menor sensibilidad medioambiental pidieron que se desbrozara la zona, cuando lo que hay que desmontar son sus invernaderos.

Esta zona está calificada como grado A1, donde proliferan las praderas de Androcymbium europaeum, endemismo también en peligro de extinción. La normativa europea la considera zona de especial protección para las aves. O hacemos oídos sordos a estas fórmulas protectoras o estamos a favor de los cultivos intensivos en este paraje.

Amigos del Parque