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A vista de pájaro

Foto: Mapa de la zona
El pueblo tónica

Agua Amarga, como la tónica, sienta bien. Muy indicado para los estados carenciales de salud, que todos padecemos en tanto en cuanto más nos sumergimos en la jungla de CO2 y cemento de las ciudades:

Dosis ilimitada, si bien el exceso puede provocar cierta aversión a regresar a la urbe.
Contraindicaciones: ninguna.
No precisa prescripción médica.
Y como en el cine, es para todos los públicos.

¿Cómo llegar? Desde Almería, dirección Murcia, por la autovía. Salimos por el desvío de Carboneras, en la Venta del Pobre, en esa misma carretera tomaremos la carretera local que nos lleva directamente al pueblo.

Otra opción es llegar a Carboneras y tomar el camino de la costa, atravesando la térmica de Endesa y Mesa Roldán. Junto a ésta se encuentra la playa de los Muertos, una de las más bonitas del Parque.

Agua Amarga se emplaza entre la Punta de la Media Naranja y el Cerro del Cuartel. Mirando al mar, si tomamos a la izquierda, llegaremos al embarcadero minero. A lo largo del siglo XIX se extraía mineral de hierro en las minas de Lucainena de las Torres, que transportaban por vía férrea hasta Agua Amarga. Su embarcadero se clausuró en 1942. Ya anteriormente había tenido una relevante importancia comercial y defensiva cuando en la época musulmana se emplazó aquí, en el siglo IX, el “Fondeadero de Chavala”, perteneciente al distrito de Pechina, una de las principales vías comerciales con el norte de África. Más tarde, en el siglo XVI, fue conocido como “Puerto Sorbas”.

Si nos situamos frente al mar, a la derecha, tomamos un camino de tierra que nos llevará a la Cala de Enmedio, objetivo final de nuestra ruta.

Al oeste de la playa de Agua Amarga reviviremos la época troglodita al visitar sus diversas cuevas, que nos podrían solucionar el problema de la vivienda actual.

Dejando el campo de fútbol a la izquierda iniciamos el ascenso por un camino inicial que se convierte en vereda a la altura de una caseta de electricidad. A la izquierda veremos los muros abancalados del Cerro del Cuartel. A la derecha, y abajo del todo, la carretera que va para Almería. El sendero se nos presenta un poco rocoso. Una vez arriba me gusta siempre observar el paisaje, como pintado en un lienzo, me muestra la imagen variopinta del mar, el pueblo, detrás la impresionante mole de Mesa Roldán, y más allá Sierra Cabrera.

Siguiendo, nos topamos con una pequeña explanada, que dejamos atrás por el sendero que discurre a la derecha. En un punto del camino se desdobla. Para llegar antes a la cala hay que tomar el que baja por la izquierda. Si seguimos recto, llegaremos a la rambla, y más allá podremos llegar a la Cala del Plomo.

Observamos la gran cantidad de esparto que nos rodea. En su día fue una fuente de riqueza para los lugareños, construían con él: cestos, alpargatas, cuerdas, cinturones, bozales y serones para los burros, fundas para los cántaros y cantimploras, alfombras; también se utilizaba en las prensas de las almazaras de aceite. Inicialmente su utilidad fue eminentemente práctica, hoy en día su uso ha decaído, quedando relegado a ser material decorativo. Me troncho de risa cuando recuerdo una frase que oía cuando era pequeño: “Eres más vasto que unas bragas de esparto”.

Retomemos la ruta que finaliza ya, a través de la rambla, en la Cala de Enmedio.

¡Qué bonita es! En sus laterales existen paredes rocosas de origen calizo que el agua y el viento ha esculpido de forma caprichosa y que me recuerda muchísimo al estilo de Gaudí... ¡Es impresionante!

Me encantaría quedarme más tiempo en este lugar pero he de volver a Agua Amarga, ya que me esperan unos amigos para saborear unas sardinas asadas, regadas con un vino casero de una cortijada de Sorbas. Hasta me parece percibir su olor y sabor. Eso sí, me llevo el recuerdo de las sensaciones percibidas en esta increíble cala, como si fuera un perfume que me acompaña en el camino de vuelta.

Julián

Fotos:
Pueblo de Aguamarga, © ¡Vamos allá!
Cala de Enmedio, © Jeanne Chevalier
Cala de Enmedio, © Jeanne Chevalier