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El maltrato hacia los animales

La ONG “Igualdad Animal”, una de las organizaciones de derechos de los animales más importante del mundo, creada en Madrid en 2006, expone su filosofía en su página web en pocas palabras, pero contundentes:

“Desde pequeños se nos acostumbra a ver a algunos animales como seres inferiores cuyo fin es acabar en nuestro plato algún día o darnos leche o huevos. Debemos darnos cuenta que detrás de cada trozo de carne hay una historia de terror, la historia del nacimiento de alguien, del sufrimiento que experimentó, de sus deseos frustrados y de su trágica muerte.
Es hora de cambiar nuestra forma de ver a los animales, de dejar de pensar en ellos como recursos a nuestra disposición, como “trozos de carne” y empezar a respetarles por lo que son: seres con intereses propios que merecen respeto.
Los animales no son trozos de comida; son seres capaces de sentir y con derecho a disfrutar de sus vidas.”

El 21% por ciento de las personas entrevistadas declaran, como argumento para ser o convertirse en vegetariano o vegano, el maltrato hacia los animales o su amor y compasión hacia ellos.
Hay países donde la supervivencia de la población está estrechamente relacionada con el consumo de algunos animales, como es el caso de los inuit que solo comen pescado, ballenas, osos y caribúes.
A veces las condiciones climáticas hacen que no sea posible tener elección en la manera de comer y de sobrevivir. Pero no es el caso de los habitantes de los países desarrollados que son los que más carne comen: los cerdos, pollos y vacunos son los animales que más consumimos.
Para poder abastecer a todos, hemos desarrollado una industria que nada tiene que ver con las granjas del pasado cuando los animales tenían una vida decente antes de ser sacrificados.
Las condiciones de vida dentro de las granjas industriales y en el transporte son a menudo denunciadas por ser fuentes de sufrimiento que muchas de las veces son evitables.
Las ONGs, como igualdad animal o en Francia L 214, se han introducido en mataderos y han denunciado el lado más oscuro de nuestra alimentación. Animales viviendo en jaulas a los que no se les permite mover, maltratados, matados sin ser aturdidos, animales enfermos viviendo sobre sus excrementos... Las condiciones de existencia en general son espantosas pero, al fin de su corta vida en los mataderos, el sufrimiento llega a los más altos niveles.

Según datos de la Organización de las naciones Unidas para la alimentación y la agricultura correspondiente al año 2007, las cifras de animales muertos anualmente en el mundo para consumo humano son las siguientes: (Wikipedia)
50.000 millones de pollos
2.715 millones de patos
1.388 millones de cerdos
1.169 millones de conejos
648 millones de gallinas
635 millones de pavos
564 millones de ovejas
402 millones de cabras
301 millones de bóvidos
57 millones de otras aves
23 millones de búfalos
10 millones de perros
5 millones de caballos
1,5 millones de camellos

En España:
“Más de 28 millones de cerdos, 2,5 millones de vacas (explotadas tanto por su leche como por su carne) y 700 millones de aves, además de incontables peces y otros animales no humanos mueren cada año, para acabar siendo “comidos” por nosotros”.

Estas cantidades no se producen para alimentar sanamente a una población consciente del impacto ecológico altamente nefasto y del sufrimiento que supone para los sacrificados, antes bien los hacen para satisfacer a unos consumidores a quienes solo les interesa el bajo precio o la gula.
Sin hablar del despilfarro a nivel mundial: el 25% de los alimentos producidos no son consumidos y van a parar a la basura.


 

El especismo
En 1970 el psicólogo Richard D. Ryder, en su libro Animal, men and morals, definió la discriminación moral basada en la diferencia de especie animal como ”especismo”.

El libro de Peter Singer (Australia, 1946) Liberación Animal, escrito en 1975, es considerado como el estudio que inició el movimiento para los derechos de los animales.
Para Peter Singer la ética y la moral nos impide matar o explotar a las personas que no tienen el mismo color de piel. No hay que olvidar que este hecho perfectamente asimilado hoy en día no era la regla en el pasado, cuando el hombre blanco tenía el derecho de matar a otros humanos de color de piel diferente. Pero va más allá y considera que no tenemos derechos sobre los seres que no son de nuestra especie, independientemente de su nivel de inteligencia o de su utilidad.

Liberación animal © Paul Singer
 

Amamos a nuestros gatos y perros, pero comemos los cerdos, vacas, corderos, pollos.
Matamos las ratas, pero protegemos a los pandas.
¿Por qué el sufrimiento de los animales cuando no son perros o gatos o mascotas nos deja indiferentes? ¿Por qué comemos algunos animales y otros no?
A este comportamiento Peter Singer lo llama “especismo“, discriminación por motivo de especie animal.

En la mayoría de sociedades humanas se considera normal discriminar a los animales, pero esta discriminación varía de un país a otro.
Los ingleses no comen carne de caballo, el historiador Alban Gautier lo relaciona con la pronta industrialización de Inglaterra y el hecho de que el caballo ha pasado a ser un animal relacionado con el ocio, cuando en el resto de Europa seguía siendo un animal de labor. Desde los años sesenta los ingleses tampoco comen conejo, cuanto este ha pasado a ser una mascota.
En Occidente no comemos insectos o larvas como es el caso en Asia, África o Méjico; tampoco comemos gatos, perros, ratas o lagartos porque son animales domésticos o porque nos dan asco.
Pero, en general, los animales son consumidos como comida, usados para vestimenta, matados por diversión, criados y matados para cosméticos, para obtener su piel... etc.
La industria de los cosméticos es una de las que más experimentan con animales para crear nuevos productos ¿Es realmente necesario crear nuevos cosméticos?
También podemos cuestionar la utilidad de los criaderos de animales y los fabricantes de pieles para la moda. Hoy en día hay muchas alternativas para evitar esta crueldad.

Individualmente algunas personas no tienen ninguna preocupación hacia los animales, ni siquiera cuando son torturados sin motivo o por diversión, como en las corridas de toros.
A otros, no les importa mucho el sufrimiento de los animales, mientras se vean beneficiados. Es el caso de la mayoría de las personas que comen carne y pescado.
Otros son sensibles al sufrimiento ligado al sacrificio de los animales, por lo tanto dejan de comer carne y pescado, pero siguen comiendo huevos y lácteos.
Otras personas consideran que el sufrimiento ocasionado por la producción de huevos y lácteos es demasiado y se vuelven veganos.
Para Peter Singer la cuestión central no es si los animales pueden razonar o hablar, lo que se tiene en cuenta es si son capaces de sentir el sufrimiento y de eso nadie duda: los vertebrados tienen un sistema nervioso similar al nuestro.
Singer afirma que, si un ser sufre, no puede existir una justificación moral para que este sufrimiento no sea tenido en cuenta.
En conclusión, si queremos evitar tanto sufrimiento como sea posible, tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo, nuestra dieta, los métodos de cría, el transporte y el sacrificio de los animales, sobre todo si no se puede demostrar que sea indispensable y que no hay otras alternativas.
En muchos casos, cuando afecta a nuestra manera de divertirnos, la caza, los lugares de diversión como los parques temáticos, rodeos, circos, zoológicos.
El circo Bouglione, el más famoso de Francia, ha decidido no explotar animales para su espectáculo y su director milita para la causa animal. Nunca es tarde para cambiar.

Antonio Martínez