La “IV Semana Cultural y medioambiental” de Cabo de Gata se inauguró el 24 de mayo, con una agenda cargada.

Entre las actividades que han sido llevadas a cabo por el CEIP “Virgen del Mar”, de Cabo de Gata, cabe destacar dos talleres:
“Talleres de accesibilidad”, que pretenden mediante juegos la concienciación de los niños ante los barreras arquitectónicas y los problemas de accesibilidad, con los que cada día tienen que luchar las personas discapacitadas físicamente. Los juegos consistieron en la recreación de rampas por las que los niños han tenido que pasar, y así ser conscientes de los problemas, del día a día, de una persona con discapacidad física y los retos que supone el tener que superarlas.
Por otra parte se ha impartido un taller denominado “Códigos culturales”, con el que se pretende que los pequeños se acerquen al modo de vida y las costumbres de otras culturas. Esta iniciativa se ha llevado a cabo, este año, con Marruecos, debido al gran número de personas procedentes de este país que viven en nuestra provincia.
En los niños ha despertado especial curiosidad algunas costumbres del país vecino, como que es de buena educación dejarse un poco de comida en el plato, o el que algunos de los platos se coman con las manos.
Con este taller se pretende que los chicos se acerquen a una cultura desconocida para ellos, en la mayoría de los casos, para que desde pequeños se sensibilicen y comprendan que todos somos iguales a pesar de proceder de culturas o países distintos.

Agradecemos todos los voluntarios, colaboradores e instituciones que han hecho posible estas actividades.

Cristóbal García
Portavoz de Desalysol Cabo de Gata

La Asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar sigue mostrando su rechazo a la ampliación del Puerto Deportivo de San José. Nos ha sorprendido la firma del acuerdo suscrito entre el Ayuntamiento de Níjar y la junta directiva de este puerto para trabajar por conseguir ese objetivo, cuando ninguno tiene las últimas competencias para autorizar la obra.
El puerto se encuentra ubicado en un espacio protegido. La Consejería de Medio Ambiente ha mostrado en varias ocasiones su negativa a realizar esta ampliación y recuerda que la protección no sólo afecta a su superficie terrestre, sino que también afecta a su franja marítimo-costera.
A los Amigos del Parque nos aterra que una ampliación afecte gravemente a las praderas de posidonia que pueblan los fondos marinos de esta zona, que nos permiten disfrutar de aguas cristalinas y llenas de vida. También, que se produzca una modificación negativa de la línea de costa, afectando gravemente a las playas de San José y sus alrededores.

Últimamente ha hecho mucho ruido la reforma de la Ley de Puertos que, entre otras cosas, abre la puerta para que puedan ubicarse establecimientos hosteleros en los edificios de los faros españoles, que no estén habitados ni tengan utilidad definida, aparte de la evidente de señalización marítima que, suceda lo que suceda con los edificios, seguirá prestándose en sus torres y dependencias de trabajo.
En nuestro Parque tenemos dos faros con edificios espaciosos, que podrían acoger este tipo de establecimientos, pero ambos están habitados por los técnicos de Ayudas a la navegación que los controlan, y, además, en la Autoridad Portuaria de Almería, responsable de los faros de la provincia, no hay voluntad de abrir sus puertas a manos privadas.
Desde mi punto de vista, por cierto un punto muy parcial, creo que los faros deben seguir habitados mientras sea posible, para garantizar su buena conservación y su buen funcionamiento.

Pero, además, para prevenir su deterioro futuro o su posible mal uso, deberían estar protegidos como Bien de Interés Cultural, ya que nuestros faros de Cabo de Gata y Mesa Roldán, aparte de su incuestionable importancia para la navegación, son edificios históricos que cumplen 150 años en 2013, además de ser edificios singulares y referentes indiscutibles en el paisaje de este Parque Natural. Creo que hay que actuar pronto de cara a su protección, para que nuestros faros nunca pasen a incrementar la patética lista de patrimonio abandonado y destrozado, en la que brillan con luz propia el Cortijo del Fraile y la mayoría de las torres y castillos de nuestro Parque.
Cuando los faros de esta costa se queden sin farero, lo que espero sea dentro de muchísimos años, y si sus responsables quieren evitar los gastos de mantenimiento, una buena forma de asegurar su conservación sería dedicarlos a equipamiento cultural como museos, centros de interpretación, salas de arte, o cualquier otro tipo de iniciativa cultural, instructiva o edificante, que dependa de las administraciones públicas. Esta sería una manera de perpetuar la labor de señalización de los faros, convirtiéndose además, en faros para la gente de tierra adentro, en faros que den luz de conocimiento y arte, dejando que, también, los marineros en tierra se acerquen a ellos y se enriquezcan con sus destellos de cultura.

Mario Sanz