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La xerojardinería, consejos y principios

¿Cómo desarollar su jardín economizando agua y sin plantas invasoras?, Este artículo os presenta una serie de consejos que os serán de gran utilidad para aplicar los principios de la xerojardinería.

Un bien tan preciado y escaso como es el agua “dulce”, básico para la vida, formador de paisaje y motor de civilizaciones, no debe ser desaprovechada innecesariamente.

Sin embargo, uno de los principales usos a los que destinamos el agua es para jardinería, donde en ocasiones por despreocupación y otras por desconocimiento llegamos a hacer un uso abusivo de este recurso. En este artículo tratamos de dar ideas para mejorar nuestros jardines.

La Xerojardinería es una disciplina que se encarga de crear jardines con un óptimo aprovechamiento hídrico. Siguiendo los consejos que se dan a continuación conseguiremos un jardín bien desarrollado y más sostenible.
Sus 7 principios básicos serían:

1. Planificación y diseño del jardín.
Tenemos que tener en cuenta la climatología, orientación, características del terreno, uso que se le va a dar, preferencias, etc. Uno de los puntos más importantes es la zonificación del jardín, de forma que agrupemos en lo posible las plantas según sus necesidades hídricas, así tendríamos zonas de bajo consumo en agua (sin riego), moderado (riego puntual en determinadas épocas del año) y elevado (riego periódico). Esta organización es primordial puesto que impedirá que reguemos en exceso plantas que no lo necesiten y viceversa.



Foto : Jardín Botánico de Rodlaquilar © JB
 

2. Análisis del suelo.
Es importante conocer el tipo de suelo de nuestro jardín, ya que así podremos seleccionar las plantas que mejor se adapten a sus características, que también pueden ser mejoradas mediante enmiendas que afectarían a su permeabilidad, acidez, contenido en materia orgánica…
En la plantación, remover el suelo en profundidad mejora la penetración de agua y nutrientes facilitando el mejor desarrollo de las raíces.

3. Selección de plantas adecuadas.
La selección la realizaremos en función de cada zona del jardín. Para las zonas de menor riego, emplearemos plantas bien adaptadas al clima local, siendo las plantas autóctonas una buena opción para reducir al mínimo el gasto de agua.
En todo caso debemos evitar poner plantas que se comporten como invasoras (uñas de gato, rabo de gato, etc.), puesto que se corre el riesgo de que se naturalicen en el campo y afecten a la vegetación local.

4. Zonas de césped reducidas o inexistentes.
El césped supone uno de los mayores consumos de agua de un jardín, por lo que lo ideal es no utilizarlos o cambiarlos por tapizantes resistentes a la escasez de agua.

5. Riego eficiente.
Hay que estudiar cuál es el riego que mejor se adapta a las características del espacio y el tipo de plantas, siendo por lo general recomendable el riego por goteo o la microaspersión, sistemas muy eficaces en el aprovechamiento de este recurso.
Son recomendables los riegos espaciados en el tiempo y abundantes que favorecen el crecimiento en profundidad de las raíces, desaconsejándose los riegos frecuentes y superficiales. Una planta enraizada en profundidad no necesitará tanta agua en su estado adulto.

Foto : Jardín Botánico de Rodlaquilar © JB

 

6. Uso de cubiertas en el suelo.
Las cubiertas mantienen mejor la humedad del suelo, impiden la erosión y dificultan el crecimiento de hierbas entre otras ventajas. Cortezas de pino, piedras de distinta naturaleza, arcilla expandida, mallas antihierbas son algunos ejemplos. En el caso de materiales muy ligeros, el viento puede ser un inconveniente.

7. Mantenimiento adecuado.
Es interesante “endurecer” las plantas, evitando o disminuyendo el uso de fertilizantes y evitando podas innecesarias.

La elevada diversidad florística de nuestro entorno nos ofrece una amplia variedad de especies adaptadas a multitud de ambientes y apropiadas para diversos jardines: en ambientes salinos cercanos al mar, con suelos arenosos, umbríos o con alta insolación… sea como sea nuestro jardín, habrá plantas adecuadas para él, ningún espacio de nuestra zona ajardinada tiene por qué quedar despoblada de vegetación si no queremos.

Podemos tener tupidos setos de salao blanco, suelos tapizados con margarita de mar (padrijo), azulados macizos de capitana o roquedos salpicados con los carnosos gurullillos gracias a esta flora tan particular. En definitiva, conseguiremos jardines atractivos y llenos de encanto, colorido y muy variados a lo largo del año con un mínimo impacto ambiental.

En el cuadro reproducido en la página anterior se pueden observar algunas de esas plantas y sus características básicas. Por cuestiones de espacio hemos descartado plantas como el romero, la adelfa, el olivo… más conocidas y utilizadas. Son muchos los viveros forestales que en la actualidad ofrecen una amplia variedad de plantas autóctonas. Una consulta a la web puede ayudarnos a localizarlos y consultar sus catálogos de especies.

Todas estas plantas y muchas más pueden observarse en el Jardín Botánico El Albardinal.

Jardín Botánico El Albardinal
Red Andaluza de Jardines Botánicos en Espacios Naturales,
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía