Lidia Prado ha escrito y participado en diversos certámenes literarios y desde hace algún tiempo escribe poemas inspirados en el Parque Natural. Este que reproducimos es sólo una muestra de su fervor lírico por la realidad circundante de esta zona. Desde la sorpresa inicial, va desgranando sus emociones para ofrecernos los valores ecológicos del Parque. La reiteración y los paralelismos funcionan al servicio de la eufonía y nos conducen sutilmente por los parajes más apreciados de la naturaleza protegida y del alma de la poetisa. No carece de pasión el poema, como confiesa el yo lírico: «quedando, al fin mi alma,/ de tu paraje cautiva». La esencia del poema se encuentra en las pinceladas descriptivas, mediante sustantivos y adjetivos que combinan sencillamente, como las gentes que habitan el parque natural y gozan junto a la autora de este magnífico «rincón perdido», transfigurado ya, al final del poema, en: silencio callado/ arena fina/ fuego dormido. Precisa delicadeza descriptiva para un poema sentimental y sensitivo.
M.G.
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PARQUE NATURAL DE CABO DE GATA
Cuando llegué a esta tierra,
rincón perdido de mi España,
encontré un paraje muerto,
un desierto de esparto y caña,
casas blancas,
ramblas secas,
gentes sencillas.
Pasaron los años
y mi corazón se enamoró de tu esparto,
de tu gente y desierto,
de tu luz brillante,
de tu mar amigo,
de tu silencio callado,
de tus dunas de arena fina,
de tus montañas de fuego hoy dormido.
Todo se clavó en mi retina,
quedando, al fin mi alma,
de tu paraje cautiva.
Lidia Prado |