Desde hace unos meses estamos viviendo un tiempo convulso, complicado pero apasionante, un tiempo de dar la vuelta a todo, unos momentos que dan la impresión de ser el comienzo de algo gordo, de ser el inicio de un salto hacia adelante, de un cambio de época.
Nuestros vecinos del norte de África se han empeñado en echar a los dictadores, no sé si terminarán por conseguirlo, pero el mero hecho de intentarlo, de soñar con ser libres, con vivir razonablemente bien, ya es un enorme paso.

En la amodorrada España, donde no se movía ni una hoja por más fuertes que fuesen los vientos, ha surgido, como un soplo de aire fresco, el movimiento 15-M, dando esperanzas y demostrando que la juventud no está podrida, atontada ni perdida.

Pero, para mí, la mayor sorpresa ha venido de la mano de las elecciones municipales. En Almería y Níjar, repiten los alcaldes del PP, lo que entraba dentro de lo previsible; pero, ¡oh sorpresa!, en Carboneras se ha caído el sempiterno y fosilizado alcalde. A pesar de sus muchos esfuerzos y maniobras, no por repetidas y toleradas menos ilegales, inmorales e indignas de políticos decentes, se ha precipitado en su propio abismo, ha sido tragado por el monstruo que él mismo había alimentado durante muchos años. Y no voy a esconder mi alegría.

No sé qué nos deparará el futuro. Sé que no es fácil levantar un ayuntamiento tan endeudado, tan viciado y tan maltratado; pero solo por haberse quitado de encima el pesado lastre que arrastraba durante casi tres décadas, Carboneras está en disposición de levantar el vuelo con mucha más facilidad. El futuro es una incógnita, pero que sea mejor o peor también está en nuestras manos. Ya veremos lo que nos trae el porvenir, y a su hora lo juzgaremos; pero, de momento, que corra el aire, por una vez, el aire libre en el ayuntamiento de Carboneras.

Por otra parte, y entrando en terrenos más personales, yo también me he visto contagiado por el ambiente de cambios general, y este verano os voy a decir adiós. Después de casi diez años siendo parte del Eco, creo que ha llegado el momento de dejar paso a nuevas personas, a gente que venga con ganas y con ideas renovadas. Yo estoy un poco cansado y prefiero dedicarme a otras cosas, dejando que también corra el aire en el Eco del Parque.

El que no me vayáis a ver en estas páginas no quiere decir que os libréis de mí, porque sigo siendo miembro de la Asociación, sigo maquinando actividades culturales, sigo escribiendo y, sobre todo, sigo siendo vuestro farero en el faro de Mesa Roldán.

Os deseo suerte, y espero que tengáis paciencia y fuerza para seguir defendiendo el Parque, el mundo y el sentido común, que es lo más complicado.

Un abrazo para todos.

Mario Sanz
Coordinador del equipo de redacción
del Eco del Parque