El otro día alguien me agradeció que asistiera a una "fiesta de intercambio" que fue muy divertida, con una comida estupenda, muchísimos objetos, ropas, aparatos, electrodomésticos, muebles y enseres de todo tipo, buena música e inmejorable ambiente. Yo le agradezco a "alguien" su forma de ser y de estar en San José y en el mundo.
Por supuesto no había dinero, todo era gratis, había quien llevaba, quien se llevaba, quien simplemente estaba, quien colaboraba o se entretenía, quien se probaba...todos los que allí estaban participaban.
No sé por qué alguien se sorprendió de que asistiera, cuando ya en los 90´s mi familia, que entonces sólo éramos dos, pertenecíamos a una asociación de trueque "El Trueque, Asociación de Intercambio de Bienes y Servicios", y a una Cooperativa de Compras "La Lonja". Tal vez porque no tengo un aspecto demasiado ¿alternativo?
Pero no hablemos de mi, algo no cuadraba, fue muy poca gente: Después de haber tenido lugar el Maratón del Colegio Público de San José, y de que todo el mundo podía haberse informado de lo que allí se preparaba, puesto que el recorrido de los adultos pasaba dos veces por La Molina, y era allí donde se estaba montando el "Segundo Intercambio Divertido", sólo una profesora del Cole acudió a esta cita, a pesar de no vivir ni tener casa en San José. También acudieron algunos de sus alumnos, una buena forma de seguir educando más allá de las aulas y de seguir compartiendo una de las relaciones más importantes de la infancia "maestra/o alumna/o". Una sola representante de la Junta Directiva del AMPA acudió con sus hijos, la Presidenta.
Un solo representante de la política municipal, lo que estando en campaña llamaba la atención , pues pareciera que fuese el único que consideraba a los que participaban en tan interesante iniciativa vecinos o ciudadanos "dignos" con los que comentar su programa.
También tuve que oír comentarios como "qué carteles más cutres, en cartón con rotu". Es curioso, después oí comentarios parecidos respecto a los humildes folletos de algún grupo político frente a libretos llenos de fotos en cuatricomía sobre papel couche. En el caso de este "II Intercambio Divertido" es lógico que en una actividad sin dinero no hubiera presupuesto para hacer trabajos de imprenta, sólo ganas de trabajar. En el caso de la política municipal siempre se premia al que más dinero se gasta del erario público, así es la ignorancia. En este caso qué menos que algo de consideración para los que emplearon su tiempo en poner carteles anunciando el Intercambio.
Me agradó enormemente que además de gente joven hubiera gente de mi edad (48) y señoras mayores que yo, algunas jubiladas, que habían estado toda la mañana cocinando platos deliciosos, primorosos y pulcros, para que disfrutáramos de una comida exquisita. También que los organizadores hubieran puesto dinero de su bolsillo para que no faltara bebida fresca, ni cerveza para el calor del medio día, y nadie bebió de más, algo raro en las fiestas populares por estos lares.
Recuerdo con cariño a ese hombre de Valladolid que trajo un exquisito queso manchego de su pueblo para compartir, o a unos nuevos vecinos de San José que llevaron una moderna bicicleta estática y una máquina de hacer pan, que rápidamente encontraron dueño. Nunca había visto tanta ropa junta y mi amigo "de los caktus" envolvió embalando con cuidado unas vinagreras de cerámica que mi hijo se empeño en instalar en nuestra cocina.
Los más pequeños pasaban de un juego a otro detrás de los/as dinamizadores/as más divertidos/as que hayan pasado nunca por este pueblo, una Asociación llena de futuro que no debe ser políticamente rentable puesto que, después de un año de duro trabajo del que se han beneficiado vecinos y vecinas de toda edad y condición, no cuenta con ningún tipo de apoyo (...creo que es porque aunque sea popular no es populista).
Toda actividad que no tenga que ver con el folklore, la religión, las recaudaciones o el deporte, y que conste que corrí el maratón con entusiasmo después de asegurarme que habría una UVI móvil por si me daba algo, se sigue viendo aquí en San José como algo "alternativo o raro o hippy", cuando es algo tan habitual y normal en otros lugares.
Vivo en este lugar por su naturaleza circundante y también por la naturaleza de sus gentes, con las que he compartido vecindario desde 1982 en San José y en El Pozo de los Frailes, algunos son para mí como una familia, que respeto y quiero profundamente, pero me apena que este "pequeño mundo" se esté volviendo tan rancio.
Tengo la esperanza de que el dinero, tan venerado en un lugar donde se ha vivido con tantísima necesidad y a menudo pobreza, deje de ser el protagonista algún día. (Está mejor visto y aplaudido el/la que pasea en el último modelo de coche que el/la que pasea en bicicleta o andando)
También creo que un lugar abierto, transigente, plural, en el que a diferencia de otros lugares en nuestro país los poquísimos habitantes que había en esta tierra acogían a gentes diversas con los brazos abiertos, no se escandalizaban de las desnudeces de los habitantes del norte de Europa, ni de las parejas de hecho cuando se llamaban "arrejuntamientos", que vuelva a ser un espacio para compartir, para convivir y para vivir cada uno de acuerdo con sus principios, gustos e ideales, unos/as más independientes, otros/as más solitarios, otros/as más sociables... y no como parece estar convirtiéndose en un lugar donde competir, prejuzgar o marginar a nuestros vecinos es "lo normal".
Vivo con esperanza, vivo con alegría, me gusta donde vivo y pienso seguir siendo "activamente" vecina de todas/os. Carmen Fernández Peña |