Desde hace algunos años no es raro ver ecologistas de renombre convertirse a la energía nuclear, motivados por la necesidad de luchar contra las emisiones de gases de efecto invernadero. El más emblemático de ellos es James Lovelock el padre de la teoría de Gaia (1). Para las empresas del sector energético y la mayoría de los gobernantes no hay dudas de que la energía nuclear es la que iba a salvarnos del calentamiento global.
Los accidentes de Three Miles Island, en Estados Unidos, y de Chernobyl, unido al hecho de que la industria nuclear no ha encontrado solución para los residuos radioactivos, han ralentizado la nuclearización del mundo. En Japón, el terremoto y el tsunami posterior han puesto en evidencia que las centrales nucleares no son tan seguras como se nos presentan, es más, las carencias en la gestión de la crisis y la incompetencia de los máximos responsables de la empresa se han unido para que la catástrofe sea aún mayor. Los ciudadanos Japoneses están condenados a pagar con sus vidas y a sufrir al ver como toda una región está arruinada por culpa de una energía altamente peligrosa. Antes de esta horrible catástrofe los países más nucleares del mundo estaban prolongando la vida de los reactores, en Francia, de 30 a 40 años; en Estados Unidos, la NRC prolonga la vida de los que tenían licencia para 40 años hasta 60.
Los accidentes aumentan con la edad de los reactores. Es más, un estudio realizado en 2007 por un grupo de expertos (2), ha demostrado que acontecimientos anormales como desperfectos de construcción ocultos, deficiencias en algunos materiales, errores humanos, errores en los procedimientos complejos y actos de vandalismo pueden conducir a accidentes graves. La catástrofe de Fukushima ha provocado que Angela Merkel planifique el fin de la energía nuclear, de aquí a 2022, en Alemania. Eso demuestra que unos de los países más industriales del mundo puede vivir sin energía nuclear. Esperemos que sea contagioso y que cierren ya las centrales más antiguas en Francia, en Estados Unidos y en Japón.
El estado del parque nuclear y el pico del petróleo obligan a buscar, con ansia, fuentes de energía cada vez menos fáciles de extraer y más depredadoras con el medio ambiente, como lo son las arenas alquitranadas de Alberta (Canadá). En Alberta la deforestación y el desprecio hacia los pueblos nativos demuestran que la energía y las ganancias a corto plazo son más importantes que el factor humano o medio ambiental.
Algunos iluminados han creído que los carburantes verdes podrían ser una solución, sin tener en cuenta la falta de terrenos para esa clase de cultivos. Una vez más la deforestación y el empleo de toda clase de insumos químicos derivados del petróleo los hacen peligrosos para el calentamiento global y ponen en peligro la soberanía alimentaria de muchos pueblos, con lo que, evidentemente, no son una solución. Solo tienen sentido si son procedentes de los residuos agrícolas, forestales y de la industria agroalimentaria.
Quedan las energías renovables. En un estudio extenso, Greenpeace asegura que se puede conseguir el 100% de energía renovable para España. Las centrales hidroeléctricas son las que más energía proporcionan en la actualidad, pero su potencial está limitado.
Entre todas las renovables, la solar-termoeléctrica puede cubrir el 62,6% del total renovable. Los aerogeneradores se pueden instalar tanto en el campo como en el Mar, tienen un rendimiento excelente y son un complemento perfecto para la energía solar.
La fotovoltaica en toda España y particularmente en Andalucía tiene un futuro asegurado considerando las horas de sol que tenemos en nuestro país.
En el futuro los paneles solares decorarán los techos de todos los hogares y el excedente producido se podrá vender a las empresas del sector energético. A esas tecnologías que ya están en uso se podrán sumar la geotérmica, la de las olas y la biomasa.
En conclusión, un sistema energético 100% para el futuro no solo es posible sino indispensable para luchar contra el calentamiento global.
(1) La venganza de la tierra. Ed. Planeta
(2) www.greens-efa.org
(3) www.energia.greenpeace.es
Antonio Martínez |