Estas dos especies son nativas de tierras lejanas, el moral procede de Asia Menor y la morera es originaria del Centro y Este de Asia. Llegaron a la península en tiempos diferentes, mientras que los morales ya se cultivaban aquí en los jardines romanos, las moreras no se conocían antes del siglo V. Los musulmanes cultivaban desde siempre el moral, resistente al frío y poco exigente en cuanto a cuidados y riegos, que crecía sin problemas en zonas como las Alpujarras y la vega de Granada. Sin embargo la morera requería más riegos y se adecuaba mejor a las zonas litorales, pero sus hojas eran más tiernas, crecían más rápido y se recolectaban con más facilidad. El arraigo de los morales y la destreza de los musulmanes en el hilado de la seda a partir de ellos era tal que se opusieron férreamente a la introducción de la morera, pero cuando la demanda de seda fue incrementándose, finalmente, tras casi 1000 años de convivencia, la morera terminó por implantarse frente al moral.
El cultivo del moral y la morera se extendió de tal forma en el sureste que en las zonas de Granada, Almería, Málaga y Murcia llegó a constituir un cultivo de primer orden. En el caso de Almería, ya en la época musulmana la actividad económica de origen agrícola se basaba en los cultivos intensivos de regadío fundamentalmente de estas dos especies y del olivo, así como en la producción de esparto, barrilla y grana. Con la expulsión de los moriscos, decayó el trabajo de la seda y muchas moreras fueron arrancadas.
Esta presencia documentada de morales y moreras en la vega del Andarax, así como en las huertas de Níjar, no se conoce en las huertas de los pequeños núcleos del Parque. En la actualidad en este territorio se pueden encontrar de forma dispersa algunas moreras viejas así como variedades de cultivo estériles (empleadas como árboles de sombra en núcleos como Rodalquilar). De algunos núcleos como la Isleta del Moro llevan más de 70 años desaparecidas. Pero la presencia de morales es mucho más escasa, por ello queremos destacar un interesante y bonito grupo de ejemplares de Morus nigra junto a la noria cercana al Playazo. Se trata de ejemplares de gran porte con diámetros de tronco considerables que apuntan a una avanzada edad y cuya historia merecería la pena estudiar pues pueden resultar interesantes desde el punto de vista etnobotánico.
Si bien aun en las huertas del Parque se cultivan frutales, la variedad de especies se ha reducido, permaneciendo las más resistentes y/o productivas. Mientras que sigue siendo habitual encontrar algarrobos, olivos, almendros y granados, resulta difícil seguir viendo viejas viñas, perales o membrillos. Vemos por tanto que la pérdida de biodiversidad no sólo se produce en el medio natural, también en el ámbito doméstico y en este caso acompañada de una pérdida de memoria cultural difícilmente recuperable
Jardín Botánico El Albardinal
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
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